Un poco de tensión es necesaria en el trabajo, pero debe estar controlada

Cerca de la mitad de los empleados consideran que los niveles de estrés laboral están en su punto adecuado


El estrés y la tensión en el ambiente de trabajo suelen ser identificados como aspectos negativos, pero un nuevo estudio revela que, a pesar de que uno de cada tres trabajadores norteamericanos siente que está bajo demasiado estrés laboral, el 41% de los empleados considera que los niveles de tensión en su lugar de trabajo están en el punto adecuado. Los autores de la investigación explican que los trabajadores comprenden la necesidad de un cierto grado de estrés dentro de un negocio productivo y que los directivos se enfrentan al reto de mantener los niveles de tensión en el punto ideal para beneficiar la productividad de las compañías. Por Catalina Franco R.


Catalina Franco
03/05/2010

Fotografía de Svetlana Gajic. PhotoXpress.
Lo más probable es que al preguntarle a una persona si prefiere un ambiente laboral estresante o uno más tranquilo, la respuesta esté más cerca de la segunda opción. Ello se debe a que los seres humanos buscamos conscientemente una mejor calidad de vida y no queremos vernos envueltos en problemas que perturben nuestro día a día. Pero, al ir un poco más allá en el tema del estrés y la tensión laborales se pueden encontrar razones para entender por qué los negocios llevan consigo unos niveles mínimos de estos aspectos que pueden asustar a algunos pero que empiezan a ser comprendidos por otros.

Un reciente estudio de la consultora Healthy Companies International reveló que, a pesar de que uno de cada tres (25%) empleados norteamericanos siente que hay demasiado estrés en su sitio de trabajo, cerca de la mitad (41%) de los trabajadores consideran que los niveles de tensión laboral están en su punto adecuado y un tercio (33%) afirman que no hay casi estrés en su ambiente de trabajo.

La investigación se basó en una encuesta telefónica realizada a 492 empleados en Estados Unidos.

Un estrés positivo

El estudio dio a conocer cifras que diferencian la percepción de hombres y mujeres en cuanto al estrés laboral: 28% de las mujeres estuvieron más inclinadas que los hombres a sentir que hay demasiada tensión en su sitio de trabajo, mientras que 37% de los hombres (frente a 29% de las mujeres) afirmaron que casi no existía tensión laboral en sus ambientes de trabajo.

Otros hallazgos sugieren que los trabajadores mayores se inclinan un poco más a reportar falta de estrés laboral; que los empleados con niveles de educación secundaria o menores tienden a sentir que hay demasiada tensión en sus sitios de trabajo; y que aquellos que ganan entre 25.000 y 50.000 dólares anuales tienen más posibilidades de quejarse de tensión laboral que los de otros grupos salariales.

Pero el centro del estudio está en los niveles de estrés aceptados por los trabajadores. Así como no es muy sorprendente el dato de que un cuarto de los empleados se sientan demasiado estresados, sí causa un poco de sorpresa encontrarse con una cifra tan alta de trabajadores que manifiestan su comprensión acerca de los niveles necesarios y adecuados de tensión laboral.

De acuerdo con Stephen Parker de Healthy Companies International, “Nuestro estudio sugiere que la mayoría de los americanos entienden que un sitio de trabajo productivo tiene que tener cierto nivel de tensión o energía. Demasiada tensión definitivamente puede afectar el desempeño de los empleados, así como un extremo de poca motivación o compromiso trae sus propios problemas.

Nos sentimos entusiasmados con los resultados ya que el hecho de tener la suficiente ansiedad en el sitio de trabajo podría ser el punto decisivo para que Estados Unidos empiece a recuperar su margen competitivo”.

Ni tanto ni tan poco

La dificultad del asunto está en lograr el nivel ideal de tensión laboral, que es una tarea que los líderes y directivos deben tener en cuenta y llevar a cabo efectivamente, haciendo cambios y ajustes de manera oportuna para lograr que sus trabajadores aporten más de lo mínimo. Según la encuesta, dos de cada cinco directivos están logrando mantener los niveles adecuados y que sus empleados lo perciban así.

Y es que cuando se trata de estrés laboral, como en muchos otros aspectos de la vida, los extremos son perjudiciales y representan debilidades existentes en diversas áreas. De acuerdo con Parker, un ambiente de trabajo demasiado tenso puede significar que allí el liderazgo no respeta a los empleados y “Aún más probablemente, puede tratarse de un sitio en el que los directivos continuamente exigen más y más de sus trabajadores ofreciéndoles menos de su parte…Puede haber una falta de claridad o de confianza alrededor de los objetivos globales de la organización, entonces los esfuerzos se ven como caóticos y desesperados en vez de intensivos. El resultado es disfuncional…falto de confianza e improductivo”.

Y cuando se mira el otro extremo, el de la falta de tensión, los autores explican que no necesariamente esto se refiere a un ambiente de trabajo amable y calmado, sino que puede tratarse de un lugar de trabajo en el que los líderes no están cumpliendo con su labor y en el que los empleados no están bien conectados ni comprometidos emocionalmente con la misión, la estrategia y los objetivos. Parker explica que “La baja tensión puede surgir de líderes que evitan las conversaciones difíciles, de líderes demasiado idealistas o demasiado complacientes con respecto a las realidades competitivas. Puede ser que el equipo directivo esté más interesado en ser querido que en hacer bien el trabajo o en cumplir objetivos –favoreciendo la popularidad sobre el desempeño”.

Lo importante entonces es establecer estrategias y objetivos claros en los que toda la organización esté involucrada y con los que pueda comprometerse, de manera que los niveles de estrés y tensión surjan naturalmente como agentes motivadores que ayuden a mejorar el desempeño, en vez de convertirse en distractores que perjudiquen tanto la vida de los empleados como la productividad de la empresa. Está en los directivos llevar a cabo la misión de la manera más efectiva.



Catalina Franco
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