Imagen de satélite del derrame de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon en el Golfo de México. Fuente: Wikimedia Commons.
Sensores desarrollados por científicos de la Universidad de Tel Aviv permiten optimizar el monitoreo medioambiental, gracias a su capacidad de detección de la presencia de contaminantes en tierra y mar. La nueva tecnología hace uso de una cámara hiperespectral, con la que pueden apreciarse mil tonalidades diferentes, muchas de las cuales pasan desapercibidas para el ojo humano. Al mismo tiempo, logra procesar estos datos en tiempo real.
Fisiológicamente hablando, el ojo humano está capacitado para apreciar solamente las bandas de luz relativas a las gamas del rojo, verde y azul. La tecnología creada en Israel logra detectar más de mil colores, permitiendo el desarrollo de una nueva gama de sensores dedicada a revelar la acción de contaminantes y otros peligros ambientales en cada momento.
Según el profesor Eyal Ben-Dor, del Departamento de Geografía y Medio Ambiente Humano de la Universidad de Tel Aviv, la lectura de este amplio espectro de colores hace posible que el sensor analice una cantidad de datos e información que resulta trescientas veces superior a la que puede procesar el cerebro humano.
El sensor presenta además otras ventajas: es pequeño y fácil de usar, y sobre todo puede proporcionar un análisis inmediato, económico y preciso de bosques, zonas urbanas, tierras agrícolas, puertos y otras áreas, que a menudo sufren la acción de los contaminantes y de fenómenos como la erosión del suelo o los sedimentos de polvo.
Amplias e importantes aplicaciones
Este nuevo sensor permitiría obtener una mejor protección y monitoreo del medio ambiente, afirman sus creadores. El avance fue difundido a través de una reciente nota de prensa de American Friends of Tel Aviv University, y además se desarrolló en un artículo publicado en el medio especializado Remote Sensing of Environment.
Fisiológicamente hablando, el ojo humano está capacitado para apreciar solamente las bandas de luz relativas a las gamas del rojo, verde y azul. La tecnología creada en Israel logra detectar más de mil colores, permitiendo el desarrollo de una nueva gama de sensores dedicada a revelar la acción de contaminantes y otros peligros ambientales en cada momento.
Según el profesor Eyal Ben-Dor, del Departamento de Geografía y Medio Ambiente Humano de la Universidad de Tel Aviv, la lectura de este amplio espectro de colores hace posible que el sensor analice una cantidad de datos e información que resulta trescientas veces superior a la que puede procesar el cerebro humano.
El sensor presenta además otras ventajas: es pequeño y fácil de usar, y sobre todo puede proporcionar un análisis inmediato, económico y preciso de bosques, zonas urbanas, tierras agrícolas, puertos y otras áreas, que a menudo sufren la acción de los contaminantes y de fenómenos como la erosión del suelo o los sedimentos de polvo.
Amplias e importantes aplicaciones
Este nuevo sensor permitiría obtener una mejor protección y monitoreo del medio ambiente, afirman sus creadores. El avance fue difundido a través de una reciente nota de prensa de American Friends of Tel Aviv University, y además se desarrolló en un artículo publicado en el medio especializado Remote Sensing of Environment.
El sensor permite obtener una importante información en tiempo real sobre las condiciones ambientales de un área determinada. Fuente: American Friends of Tel Aviv University.
El sensor podría tener tanto aplicaciones comerciales como científicas, por ejemplo colaborando con las empresas para cumplir con las distintas regulaciones medioambientales, principalmente midiendo el alcance de los daños ambientales causados por todo tipo de actividades industriales.
El dispositivo interpreta la radiación solar reflejada por un objeto material o por el propio medio ambiente. Cada color representa una reacción química entre dos compuestos diferentes. La lectura puede aplicarse a una distancia mínima de 0,4 pulgadas y de 500 millas como máximo.
Esto significa que se puede colocar en cualquier lugar del planeta, en aviones no tripulados, satélites o globos meteorológicos. La cámara hiperespectral utilizada en este sensor también podría ayudar a los astrónomos a comprender mejor la composición de la atmósfera de un planeta determinado.
Datos en tiempo real y acción inmediata
Según explicó el profesor Ben-Dor, la tecnología ya se ha utilizado para estudiar diferentes ambientes, tanto en tierra como en mar, tratando de identificar áreas problemáticas desde el punto de vista ambiental. Uno de los sectores analizados ha sido el área cercana a las tuberías de gas.
En estos sitios, particularmente afectados por la contaminación ambiental, se ha detectado que las fugas de gas pueden ser especialmente perjudiciales para la tierra ubicada alrededor de las tuberías. En consecuencia, los sensores se pueden utilizar para controlar estas instalaciones y determinar la presencia de pérdidas y zonas afectadas.
Por otro lado, en las zonas agrícolas el nuevo sensor puede ser usado para determinar los niveles de sal en el suelo, permitiendo de esta forma la pérdida de cultivos frente a esta situación. Al mismo tiempo, la técnica también es efectiva en los puertos deportivos, que registran altos niveles de contaminación por combustibles o por los productos empleados como selladores en la parte inferior de las embarcaciones. En ese caso, la contaminación no solamente afecta al puerto, sino también a las playas cercanas.
Para concluir, cabe destacar que la gran ventaja de estos nuevos sensores es que hasta el momento las muestras de agua o tierra potencialmente contaminadas tenían que ser trasladadas a un laboratorio para su análisis. La nueva tecnología hiperespectral, en cambio, facilita el análisis en tiempo real y la acción inmediata para mejorar las condiciones ambientales.
El dispositivo interpreta la radiación solar reflejada por un objeto material o por el propio medio ambiente. Cada color representa una reacción química entre dos compuestos diferentes. La lectura puede aplicarse a una distancia mínima de 0,4 pulgadas y de 500 millas como máximo.
Esto significa que se puede colocar en cualquier lugar del planeta, en aviones no tripulados, satélites o globos meteorológicos. La cámara hiperespectral utilizada en este sensor también podría ayudar a los astrónomos a comprender mejor la composición de la atmósfera de un planeta determinado.
Datos en tiempo real y acción inmediata
Según explicó el profesor Ben-Dor, la tecnología ya se ha utilizado para estudiar diferentes ambientes, tanto en tierra como en mar, tratando de identificar áreas problemáticas desde el punto de vista ambiental. Uno de los sectores analizados ha sido el área cercana a las tuberías de gas.
En estos sitios, particularmente afectados por la contaminación ambiental, se ha detectado que las fugas de gas pueden ser especialmente perjudiciales para la tierra ubicada alrededor de las tuberías. En consecuencia, los sensores se pueden utilizar para controlar estas instalaciones y determinar la presencia de pérdidas y zonas afectadas.
Por otro lado, en las zonas agrícolas el nuevo sensor puede ser usado para determinar los niveles de sal en el suelo, permitiendo de esta forma la pérdida de cultivos frente a esta situación. Al mismo tiempo, la técnica también es efectiva en los puertos deportivos, que registran altos niveles de contaminación por combustibles o por los productos empleados como selladores en la parte inferior de las embarcaciones. En ese caso, la contaminación no solamente afecta al puerto, sino también a las playas cercanas.
Para concluir, cabe destacar que la gran ventaja de estos nuevos sensores es que hasta el momento las muestras de agua o tierra potencialmente contaminadas tenían que ser trasladadas a un laboratorio para su análisis. La nueva tecnología hiperespectral, en cambio, facilita el análisis en tiempo real y la acción inmediata para mejorar las condiciones ambientales.