Princeton University
La televisión disminuye la atención y el progreso escolar de los adolescentes, según un estudio epidemiológico longitudinal y prospectivo publicado por la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine.
Este estudio ha constatado que los niños que ven mucha televisión dedican menos tiempo a la lectura y a hacer sus deberes en casa. Establece una relación inversa entre el tiempo pasado ante el televisor y el éxito escolar, y señala con meridiana claridad que la televisión precede a los problemas de atención y a las dificultades escolares.
La cuestión de si es el tiempo de presencia ante el televisor, o la existencia previa de disfunciones cognitivas que hacen preferir la televisión a los libros, o incluso un tercer factor de origen familiar, como el bajo nivel económico o un apoyo escolar insuficiente, el origen de un bajo rendimiento en los estudios, queda así despejada en la investigación.
El estudio analizó la descendencia de 678 familias norteamericanas a razón de un niño por familia desde su infancia hasta la edad adulta, mediante entrevistas espaciadas a lo largo de veinte años. La dedicación a la televisión, los problemas de atención y las dificultades escolares han sido investigadas a la edad de 14, 16 y 22 años. Además, a los 14 y los 16 años se realizó un test de inteligencia a todos los niños investigados. Por último, a los 33 años se ha realizado un balance de los estudios realizados por cada uno de ellos.
Mayores riesgos de fracaso escolar
Los datos que refleja el estudio son elocuentes: a los 14 años, una tercera parte de los adolescentes investigados pasaban más de tres horas al día delante del televisor. Un adolescente que ve la tele al menos una hora al día, corre un riesgo mayor de presentar más adelante un déficit de atención y problemas escolares que los que ven menos de una hora al día. Estos problemas que se apreciaron a los 22 años van desde deberes no realizados a malas notas e incluso al fracaso en el instituto.
El estado de ánimo o el contexto familiar no cambia esta tendencia al fracaso escolar, destaca el estudio, así como tampoco su nivel de inteligencia o los estudios que tengan sus padres. La asociación entre la televisión, los 14 años de edad y el fracaso escolar pasa por dificultades en la atención, deberes no realizados e incluso una opinión negativa sobre el instituto a los 16 años.
Un adolescente de 14 años que ve la televisión una media de tres horas diarias tiene dos veces menos posibilidades de acometer estudios superiores, según la apreciación realizada a los 33 años, que los que ven la televisión una media de una hora al día. El estado de ánimo apenas modifica esta tendencia.
El adolescente que consigue reducir su dosis de televisión de dos horas diarias a los 14 años a una hora a los 16 años, reduce a la mitad el riesgo de fracaso escolar. Sin embargo, la ecuación que establece el estudio es que el tiempo que se dedica a la televisión a los 14 años predetermina el tiempo que se le dedica a los 16 años y el fracaso escolar a los 22 años.
Programas educativos insignificantes
El estudio confirma la creencia de que la televisión perjudica la capacidad de atención de los niños y los adolescentes y que afecta negativamente a los estudios, siempre que el tiempo dedicado a la televisión supere la hora o las dos horas diarias.
El estudio no hace referencia a los programas educativos que integran también la oferta televisiva, pero se sabe por otros estudios que no llega a la décima parte del tiempo dedicado por los niños y adolescentes a ver la televisión, por lo que esta variable no tiene mayor significado para el estudio analizado.
La conclusión que se desprende de este estudio es que los padres, profesores y médicos deben animar a los niños y adolescentes a pasar menos tiempo delante del televisor, a preferir emisiones recreativas de gran público e incluso a desarrollar otras actividades más favorables a su desarrollo.
Antecedentes
No es la primera vez que se realiza un estudio de estas características sobre el efecto de la televisión en los niños y adolescentes. En 2002 la revista Nature publicó otro artículo en el que se señala que los adolescentes y adultos jóvenes que pasan muchas horas delante de la televisión tienden a desarrollar conductas agresivas.
El seguimiento mediante cuestionarios de 707 familias a lo largo de 17 años ha permitido detectar que ha hay una asociación estadísticamente significativa entre el tiempo empleado en ver televisión durante la adolescencia y madurez precoz y el riesgo de desarrollar actos violentos. Esta asociación se mantiene incluso cuando se controlan otras variables como comportamiento agresivo previo, falta de cuidado de los niños por parte de los padres, renta familiar baja, violencia en el vecindario, educación de los padres o trastornos psiquiátricos.
Los resultados de este estudio ya planteaban la necesidad de controlar tanto las horas dedicadas por niños y adultos a la televisión, como la calidad de la programación.
Hay otros estudios sobre los efectos de la televisión a los que nos hemos referido en otros artículos. En 2006 señalamos un consumo prolongado de televisión puede afectar a la memoria en los adultos. En 2003 publicamos que ver mucha televisión disminuye el consumo de frutas y verduras entre los más jóvenes. Y en 2004 informamos que la televisión condiciona incluso el comportamiento de niños de un año.
Este estudio ha constatado que los niños que ven mucha televisión dedican menos tiempo a la lectura y a hacer sus deberes en casa. Establece una relación inversa entre el tiempo pasado ante el televisor y el éxito escolar, y señala con meridiana claridad que la televisión precede a los problemas de atención y a las dificultades escolares.
La cuestión de si es el tiempo de presencia ante el televisor, o la existencia previa de disfunciones cognitivas que hacen preferir la televisión a los libros, o incluso un tercer factor de origen familiar, como el bajo nivel económico o un apoyo escolar insuficiente, el origen de un bajo rendimiento en los estudios, queda así despejada en la investigación.
El estudio analizó la descendencia de 678 familias norteamericanas a razón de un niño por familia desde su infancia hasta la edad adulta, mediante entrevistas espaciadas a lo largo de veinte años. La dedicación a la televisión, los problemas de atención y las dificultades escolares han sido investigadas a la edad de 14, 16 y 22 años. Además, a los 14 y los 16 años se realizó un test de inteligencia a todos los niños investigados. Por último, a los 33 años se ha realizado un balance de los estudios realizados por cada uno de ellos.
Mayores riesgos de fracaso escolar
Los datos que refleja el estudio son elocuentes: a los 14 años, una tercera parte de los adolescentes investigados pasaban más de tres horas al día delante del televisor. Un adolescente que ve la tele al menos una hora al día, corre un riesgo mayor de presentar más adelante un déficit de atención y problemas escolares que los que ven menos de una hora al día. Estos problemas que se apreciaron a los 22 años van desde deberes no realizados a malas notas e incluso al fracaso en el instituto.
El estado de ánimo o el contexto familiar no cambia esta tendencia al fracaso escolar, destaca el estudio, así como tampoco su nivel de inteligencia o los estudios que tengan sus padres. La asociación entre la televisión, los 14 años de edad y el fracaso escolar pasa por dificultades en la atención, deberes no realizados e incluso una opinión negativa sobre el instituto a los 16 años.
Un adolescente de 14 años que ve la televisión una media de tres horas diarias tiene dos veces menos posibilidades de acometer estudios superiores, según la apreciación realizada a los 33 años, que los que ven la televisión una media de una hora al día. El estado de ánimo apenas modifica esta tendencia.
El adolescente que consigue reducir su dosis de televisión de dos horas diarias a los 14 años a una hora a los 16 años, reduce a la mitad el riesgo de fracaso escolar. Sin embargo, la ecuación que establece el estudio es que el tiempo que se dedica a la televisión a los 14 años predetermina el tiempo que se le dedica a los 16 años y el fracaso escolar a los 22 años.
Programas educativos insignificantes
El estudio confirma la creencia de que la televisión perjudica la capacidad de atención de los niños y los adolescentes y que afecta negativamente a los estudios, siempre que el tiempo dedicado a la televisión supere la hora o las dos horas diarias.
El estudio no hace referencia a los programas educativos que integran también la oferta televisiva, pero se sabe por otros estudios que no llega a la décima parte del tiempo dedicado por los niños y adolescentes a ver la televisión, por lo que esta variable no tiene mayor significado para el estudio analizado.
La conclusión que se desprende de este estudio es que los padres, profesores y médicos deben animar a los niños y adolescentes a pasar menos tiempo delante del televisor, a preferir emisiones recreativas de gran público e incluso a desarrollar otras actividades más favorables a su desarrollo.
Antecedentes
No es la primera vez que se realiza un estudio de estas características sobre el efecto de la televisión en los niños y adolescentes. En 2002 la revista Nature publicó otro artículo en el que se señala que los adolescentes y adultos jóvenes que pasan muchas horas delante de la televisión tienden a desarrollar conductas agresivas.
El seguimiento mediante cuestionarios de 707 familias a lo largo de 17 años ha permitido detectar que ha hay una asociación estadísticamente significativa entre el tiempo empleado en ver televisión durante la adolescencia y madurez precoz y el riesgo de desarrollar actos violentos. Esta asociación se mantiene incluso cuando se controlan otras variables como comportamiento agresivo previo, falta de cuidado de los niños por parte de los padres, renta familiar baja, violencia en el vecindario, educación de los padres o trastornos psiquiátricos.
Los resultados de este estudio ya planteaban la necesidad de controlar tanto las horas dedicadas por niños y adultos a la televisión, como la calidad de la programación.
Hay otros estudios sobre los efectos de la televisión a los que nos hemos referido en otros artículos. En 2006 señalamos un consumo prolongado de televisión puede afectar a la memoria en los adultos. En 2003 publicamos que ver mucha televisión disminuye el consumo de frutas y verduras entre los más jóvenes. Y en 2004 informamos que la televisión condiciona incluso el comportamiento de niños de un año.