Un nuevo descubrimiento aleja el temido hundimiento antártico

La fluidez del manto favorece la elevación de tierras y aporta estabilidad a la Antártida Occidental


El manto rocoso de la Antártida Occidental es especialmente fluido y favorece la elevación de masas terrestres como consecuencia de la pérdida del hielo. El descubrimiento aleja la amenaza de un eventual hundimiento catastrófico de esa región antártica, que representa una cuarta parte de la contribución de los hielos a la elevación del nivel del mar.


Redacción T21
28/06/2018

Antártida Occidental y Mar de Amundsen. Image Credit: NASA/GSFC/SVS
Aunque ciertas partes de la corteza terrestre se están elevando lentamente debido al ajuste postglacial, un grupo de investigadores ha descubierto mediante el uso de GPS que en la Antártida Occidental este cambio se está produciendo mucho más rápido que en ningún otro lugar de la Tierra.

Además, con ayuda de la misión sobre gravedad GOCE de la ESA, se ha podido observar que el manto situado por debajo de esa capa antártica es especialmente fluido y cálido, lo que aporta estabilidad a esa región de la Antártida, amenazada de hundimiento por el calentamiento global.

La corteza es la capa exterior más externa del planeta. Su espesor que varía entre los 5 km del fondo oceánico, hasta los 70 km en las zonas montañosas activas de los continentes. El manto se encuentra entre la corteza y el núcleo y se extiende desde cerca de 33 km de profundidad (o alrededor de 8 km en las zonas oceánicas) hasta los 2.900 km.

El ajuste postglacial es la elevación de masas terrestres que habían sido presionadas por el enorme peso de los casquetes glaciares durante la última glaciación, mediante un proceso conocido como depresión isostática. Afecta al norte de Europa, Siberia, Canadá y la región de los Grandes Lagos.

Al finalizar la última glaciación hace unos 11.000 años, la mayor parte del norte de Europa y de América del Norte estaba cubierta de capas de hielo de hasta tres kilómetros de espesor. El enorme peso de este hielo hizo que la corteza terrestre se hundiera en el manto.

Se calcula que durante la Edad de Hielo, la superficie bajo la capa más gruesa se hundió hasta 500 m. Cuando el hielo se fundió y la superficie terrestre dejó de soportar ese peso, la corteza volvió a ascender, primero con gran rapidez debido al efecto del rebote elástico y luego más lentamente.

Más rápido en la Antártida

Este proceso continúa en la actualidad, pero la velocidad de ascenso varía de un lugar a otro. Aunque la Antártida aún está cubierta por una gruesa capa de hielo, también se está elevando, pero a una velocidad sin precedentes.

Usando datos de estaciones GPS, esta investigación ha constatado que la bahía del Mar de Amundsen, en la Antártida Occidental, está ascendiendo a un ritmo de 41 mm anuales, una de las mayores velocidades jamás registradas en zonas glaciales. En Groenlandia, la subida es de 30 mm año.

Este ascenso excepcionalmente rápido del lecho rocoso en la Antártida Occidental ha suministrado nuevos datos sobre la estructura del manto que lo soporta: es relativamente blando y se comporta como un fluido viscoso, permitiendo que la corteza descienda bajo el peso de una gran cantidad de hielo.

Valentina Barletta, del Instituto Nacional del Espacio de la Universidad Técnica de Dinamarca, que ha dirigido el estudio, explica en un comunicado de la ESA que “cuando el hielo se funde y su capa se vuelve más delgada, la Tierra se adapta e inmediatamente, sube algunos milímetros, dependiendo de la cantidad de hielo desaparecida”.

“En cierto modo, la Tierra actúa como si fuera un colchón viscoelástico. Necesita varios miles de años para reajustarse tras el deshielo. En Escandinavia, el sustrato rocoso asciende unos 10 mm por año”.

Mayor estabilidad antártica

Barletta añade: “El ascenso normalmente se produce con lentitud, a lo largo de miles de años, pero en la bahía del Mar de Amundsen vemos que se está produciendo en siglos o incluso décadas. Esto nos indica que el manto bajo la superficie es muy fluido y se desplaza rápidamente cuando se elimina el peso del hielo”.

Y el ascenso está acelerándose. De acuerdo con el estudio, en cien años su velocidad será 3,5 veces mayor de lo que es ahora. Este descubrimiento es importante porque la parte marina de la Antártida Occidental representa una cuarta parte de la contribución de los hielos a la elevación del nivel del mar.

Tal como informamos en otro artículo, la capa de hielo de la Antártida ha provocado un aumento del nivel del mar de 7,6 mm desde 1992, de los que 3 mm corresponden a los últimos cinco años. Una cuarta parte de ese aumento de volumen corresponde a la pérdida de banquisa de la  Antártida Occidental.

El nuevo estudio, según explica Global-Climat,  sugiere que la elevación del sustrato rocoso puede estabilizar esta zona antártica. La viscosidad del manto, más débil en esa zona que la media del planeta, aumenta la estabilidad potencial de la Antártida Occidental ante un temido hundimiento catastrófico. Los resultados son muy positivos para esta parte del continente blanco, que los científicos consideraban condenada por los efectos del calentamiento climático, señala la citada revista.

Referencia

Observed rapid bedrock uplift in Amundsen Sea Embayment promotes ice-sheet stability. Valentina R. Barletta et al. Science, Vol. 360, Issue 6395, pp. 1335-1339. DOI:10.1126/science.aao1447



Redacción T21
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