Imagen: FotoWorx. Photoxpress.
Recientemente, en un artículo publicado la revista Daily Mail, el famoso físico británico Stephen Hawking definía las vías que, según las teorías actuales de la física, podrían servirnos para viajar en el tiempo: agujeros de gusano agrandados, órbitas alrededor de agujeros negros o viajes a la velocidad de la luz podrían utilizarse, al menos teóricamente, para desplazarnos hacia el pasado o el futuro.
Pero existe un serio problema para que los viajes en el tiempo puedan realizarse, además de las dificultades y desafíos técnicos que aún quedan por superar: la llamada “paradoja del viaje en el tiempo” o “paradoja del abuelo”.
Esta paradoja señala que si un viajero del tiempo fuera hacia el pasado y allí matase a su abuelo, con esta acción acabaría con la posibilidad de su propia existencia y, en consecuencia, con su viaje temporal.
Posible solución cuántica a las paradojas
Un científico del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) llamado Seth Lloyd, afirma ahora que la máquina del tiempo podría superar este último y paradójico escollo, si se desarrollase aprovechando ciertas características de la física cuántica.
Según publica la revista Wired, lo que Lloyd propone es un modelo de viaje en el tiempo que explícitamente elimine la inconsistencia o paradoja del abuelo.
Dicho modelo, bautizado como modelo “post-seleccionado” está basado en la llamada “post-selección”: la posibilidad que presenta la física cuántica –gracias a su valor probabilístico- de desarrollar cálculos que ignoren ciertos resultados.
Es decir, la postselección permitiría que sólo formasen parte de una ecuación específica aquellas variables que propicien un resultado predeterminado.
Llevado a la máquina del tiempo, este modelo implicaría que el viajero temporal no podría moverse a sus anchas por el pasado, sino que la máquina que lo traslada estaría predeterminada para realizar ciertas acciones.
De esta forma, se aseguraría la imposibilidad de que el viajero en el tiempo encontrase y asesinase a su abuelo, entre otras paradojas. Lloyd afirma que haciendo leves cambios en las condiciones iniciales de los viajes en el tiempo, las situaciones paradójicas no se producirían.
Pero existe un serio problema para que los viajes en el tiempo puedan realizarse, además de las dificultades y desafíos técnicos que aún quedan por superar: la llamada “paradoja del viaje en el tiempo” o “paradoja del abuelo”.
Esta paradoja señala que si un viajero del tiempo fuera hacia el pasado y allí matase a su abuelo, con esta acción acabaría con la posibilidad de su propia existencia y, en consecuencia, con su viaje temporal.
Posible solución cuántica a las paradojas
Un científico del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) llamado Seth Lloyd, afirma ahora que la máquina del tiempo podría superar este último y paradójico escollo, si se desarrollase aprovechando ciertas características de la física cuántica.
Según publica la revista Wired, lo que Lloyd propone es un modelo de viaje en el tiempo que explícitamente elimine la inconsistencia o paradoja del abuelo.
Dicho modelo, bautizado como modelo “post-seleccionado” está basado en la llamada “post-selección”: la posibilidad que presenta la física cuántica –gracias a su valor probabilístico- de desarrollar cálculos que ignoren ciertos resultados.
Es decir, la postselección permitiría que sólo formasen parte de una ecuación específica aquellas variables que propicien un resultado predeterminado.
Llevado a la máquina del tiempo, este modelo implicaría que el viajero temporal no podría moverse a sus anchas por el pasado, sino que la máquina que lo traslada estaría predeterminada para realizar ciertas acciones.
De esta forma, se aseguraría la imposibilidad de que el viajero en el tiempo encontrase y asesinase a su abuelo, entre otras paradojas. Lloyd afirma que haciendo leves cambios en las condiciones iniciales de los viajes en el tiempo, las situaciones paradójicas no se producirían.
Seth Lloyd. Fuente: MIT.
Teletransportación cuántica
En la revista Technology Review, se explican otros aspectos de las ideas de Lloyd, publicadas por el científico y sus colaboradores en arxiv.
Los científicos creen que la post-selección podría aprovecharse para la fabricación de una máquina del tiempo exenta de efectos paradójicos, si se combinase con otra extraña propiedad de la física de partículas conocida como “teletransportación cuántica”.
La aparición del concepto de teletransportación cuántica se remonta a 1993, año en que se descubrió que el estado cuántico de un objeto, es decir, su estructura más elemental, podía en teoría ser teletransportado de un lugar a otro… sin que en realidad la partícula se moviese de su posición original.
Esto es posible porque lo que se transporta es la estructura de las partículas, es decir, su esencia última, y no la materia del objeto, que permanece inamovible tanto en el punto de partida como de llegada. A nivel cuántico, la teletransportación ya ha sido demostrada, incluso a larga distancia.
Dado que la teletransportación cuántica aprovecha una característica cuántica conocida como entrelazamiento cuántico, que permite reproducir en el espacio un estado cuántico (la estructura esencial de la partícula cuántica) que existía con anterioridad en otro sitio, Lloyd y sus colaboradores afirman que sería posible aplicar la postselección para que este mismo proceso se diera a la inversa, hacia el pasado.
Esta posibilidad evitaría que el viaje en el tiempo requiriese de ciertas condiciones espacio-temporales, como las explicadas por Hawking: distorsiones en el espacio tiempo que se producen sólo en lugares como los agujeros negros y los agujeros de gusano o que surgen cuando se viaja a la velocidad de la luz.
No es ciencia ficción
El viaje en el tiempo, aunque parece propio de la ciencia ficción, ocupa las mentes de los científicos desde hace años. Por ejemplo, otro modelo teórico de viaje al pasado fue propuesto en 2007 por el científico israelí Amos Ori. Según los cálculos realizados por este investigador, podría construirse un bucle espacio-temporal a partir únicamente de materia ordinaria y densidad de energía positiva.
Esta idea estaba basada en el aumento de la llamada curvatura del espacio-tiempo, hasta provocar que la flecha del tiempo llegue a enroscarse sobre sí misma formando un bucle.
Por otro lado, en 2006, un físico de la Universidad de Connecticut llamado Ronald Mallet ideaba un prototipo de máquina del tiempo que utilizaba energía luminosa en forma de rayos láser para curvar el tiempo
Para elaborar su máquina del tiempo teórica, Mallet aplicó ecuaciones basadas en las teorías de la relatividad de Einstein que le permitieron observar la curvatura del tiempo a través de un rayo de luz circulante obtenido por medio de una disposición de espejos e instrumentos ópticos.
La fe en que los viajes en el tiempo acaben concretándose es tal que, en 2004, el físico Paul Davies llegó a afirmar en un encuentro de especialistas que “la máquina del tiempo era cuestión de dinero y no de física”. Es decir que, si hubiera inversiones para la investigación en este terreno, tal vez podrían superarse las dificultades tecnológicas de un viaje que, según determinan actualmente las leyes de la física, entra dentro de lo posible.
En la revista Technology Review, se explican otros aspectos de las ideas de Lloyd, publicadas por el científico y sus colaboradores en arxiv.
Los científicos creen que la post-selección podría aprovecharse para la fabricación de una máquina del tiempo exenta de efectos paradójicos, si se combinase con otra extraña propiedad de la física de partículas conocida como “teletransportación cuántica”.
La aparición del concepto de teletransportación cuántica se remonta a 1993, año en que se descubrió que el estado cuántico de un objeto, es decir, su estructura más elemental, podía en teoría ser teletransportado de un lugar a otro… sin que en realidad la partícula se moviese de su posición original.
Esto es posible porque lo que se transporta es la estructura de las partículas, es decir, su esencia última, y no la materia del objeto, que permanece inamovible tanto en el punto de partida como de llegada. A nivel cuántico, la teletransportación ya ha sido demostrada, incluso a larga distancia.
Dado que la teletransportación cuántica aprovecha una característica cuántica conocida como entrelazamiento cuántico, que permite reproducir en el espacio un estado cuántico (la estructura esencial de la partícula cuántica) que existía con anterioridad en otro sitio, Lloyd y sus colaboradores afirman que sería posible aplicar la postselección para que este mismo proceso se diera a la inversa, hacia el pasado.
Esta posibilidad evitaría que el viaje en el tiempo requiriese de ciertas condiciones espacio-temporales, como las explicadas por Hawking: distorsiones en el espacio tiempo que se producen sólo en lugares como los agujeros negros y los agujeros de gusano o que surgen cuando se viaja a la velocidad de la luz.
No es ciencia ficción
El viaje en el tiempo, aunque parece propio de la ciencia ficción, ocupa las mentes de los científicos desde hace años. Por ejemplo, otro modelo teórico de viaje al pasado fue propuesto en 2007 por el científico israelí Amos Ori. Según los cálculos realizados por este investigador, podría construirse un bucle espacio-temporal a partir únicamente de materia ordinaria y densidad de energía positiva.
Esta idea estaba basada en el aumento de la llamada curvatura del espacio-tiempo, hasta provocar que la flecha del tiempo llegue a enroscarse sobre sí misma formando un bucle.
Por otro lado, en 2006, un físico de la Universidad de Connecticut llamado Ronald Mallet ideaba un prototipo de máquina del tiempo que utilizaba energía luminosa en forma de rayos láser para curvar el tiempo
Para elaborar su máquina del tiempo teórica, Mallet aplicó ecuaciones basadas en las teorías de la relatividad de Einstein que le permitieron observar la curvatura del tiempo a través de un rayo de luz circulante obtenido por medio de una disposición de espejos e instrumentos ópticos.
La fe en que los viajes en el tiempo acaben concretándose es tal que, en 2004, el físico Paul Davies llegó a afirmar en un encuentro de especialistas que “la máquina del tiempo era cuestión de dinero y no de física”. Es decir que, si hubiera inversiones para la investigación en este terreno, tal vez podrían superarse las dificultades tecnológicas de un viaje que, según determinan actualmente las leyes de la física, entra dentro de lo posible.