El dispositivo diseñado por la Universidad Carlos III. Fuente: UC3M.
Investigadores de la Universidad Carlos III (Madrid) han creado un "limpiaparabrisas" contra el polvo de Marte que estaba destinado a usarse en la nave Curiosity de la NASA.
El actuador en cuestión, una especie de cepillo compuesto por fibras de teflón movidas mediante materiales con memoria de forma, se diseñó para la limpieza de los sensores ultravioleta de la misión mencionada, aunque finalmente no ha llegado a volar en el ‘rover’ marciano.
“En nuestros laboratorios comprobamos que funcionaba correctamente en las condiciones extremas que debe soportar en Marte, con temperaturas que oscilan entre los cero grados y los ochenta bajo cero y una presión atmosférica un centenar de veces menor que la terrestre”, explica el responsable del proyecto en la UC3M, Luis Enrique Moreno, catedrático del departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática, en una nota de prensa de la UC3M.
Este dispositivo, cuya tecnología se va a aprovechar para el desarrollo de otras misiones espaciales en marcha, resuelve un problema que se presenta en la atmósfera marciana: la acumulación de polvo de hierro, que se acumula en las superficies planas de los sensores.
El ingenio fue encargado a la UC3M por la empresa española Crisa, integrada en Astrium España, para integrarlo en la estación meteorológica REMS (Rover Environmental Monitoring Station) de la misión Curiosity, desarrollada por un consorcio de centros de investigación dirigido por el Centro de Astrobiología (CSIC/INTA).
El actuador en cuestión, una especie de cepillo compuesto por fibras de teflón movidas mediante materiales con memoria de forma, se diseñó para la limpieza de los sensores ultravioleta de la misión mencionada, aunque finalmente no ha llegado a volar en el ‘rover’ marciano.
“En nuestros laboratorios comprobamos que funcionaba correctamente en las condiciones extremas que debe soportar en Marte, con temperaturas que oscilan entre los cero grados y los ochenta bajo cero y una presión atmosférica un centenar de veces menor que la terrestre”, explica el responsable del proyecto en la UC3M, Luis Enrique Moreno, catedrático del departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática, en una nota de prensa de la UC3M.
Este dispositivo, cuya tecnología se va a aprovechar para el desarrollo de otras misiones espaciales en marcha, resuelve un problema que se presenta en la atmósfera marciana: la acumulación de polvo de hierro, que se acumula en las superficies planas de los sensores.
El ingenio fue encargado a la UC3M por la empresa española Crisa, integrada en Astrium España, para integrarlo en la estación meteorológica REMS (Rover Environmental Monitoring Station) de la misión Curiosity, desarrollada por un consorcio de centros de investigación dirigido por el Centro de Astrobiología (CSIC/INTA).
El reto del peso
Uno de los grandes retos en este tipo de desarrollos es el peso, dado que hacer despegar cualquier tipo de material al espacio resulta muy caro. Por ello, en el diseño se ha recurrido a un tipo de actuadores basado en materiales con memoria de forma (SMA, por sus siglas en inglés), una aleación muy ligera de níquel y titanio que permite realizar movimientos cuando se calienta el compuesto.
“Su principal ventaja es que la fuerza que hacen en relación al peso que tienen es muy alta, es decir, un hilo de menos de un milímetro es capaz de levantar 4 o 5 kilogramos”, indica el profesor Moreno.
“El problema que tienen estos mecanismos de actuación – continúa – es que al estar basados en efectos térmicos no son tan eficientes como la tecnología de motores, aunque son mucho más ligeros, algo que resulta muy importante en las misiones espaciales”.
Uno de los grandes retos en este tipo de desarrollos es el peso, dado que hacer despegar cualquier tipo de material al espacio resulta muy caro. Por ello, en el diseño se ha recurrido a un tipo de actuadores basado en materiales con memoria de forma (SMA, por sus siglas en inglés), una aleación muy ligera de níquel y titanio que permite realizar movimientos cuando se calienta el compuesto.
“Su principal ventaja es que la fuerza que hacen en relación al peso que tienen es muy alta, es decir, un hilo de menos de un milímetro es capaz de levantar 4 o 5 kilogramos”, indica el profesor Moreno.
“El problema que tienen estos mecanismos de actuación – continúa – es que al estar basados en efectos térmicos no son tan eficientes como la tecnología de motores, aunque son mucho más ligeros, algo que resulta muy importante en las misiones espaciales”.
Vehículos como el rover Curiosity contarán en un futuro con un limpiaparabrisas de fabricación española. Fuente: Wikimedia Commons.
Un segundo prototipo
Este y otros grupos de investigación de la UC3M están trabajando en la actualidad en un segundo prototipo más elaborado basado en tecnologías de SMA para la limpieza del polvo en las estaciones meteorológicas fijas que se desplegarán en el marco de la misión Meiga-Metnet, cuyo lanzamiento a Marte esta previsto para el año 2014.
“También estamos utilizando esta tecnología para el desarrollo de exoesqueletos utilizados para la asistencia a personas con problemas de movilidad, para intentar sustituir los motores por estos materiales, para tratar de disminuir su peso y aumentar la agilidad de uso”, apunta Luis Enrique Moreno.
Este desarrollo incluso se podría aplicar en un futuro, según los investigadores, para la mejora de las articulaciones de los guantes que emplean los astronautas en las salidas extravehiculares.
Este y otros grupos de investigación de la UC3M están trabajando en la actualidad en un segundo prototipo más elaborado basado en tecnologías de SMA para la limpieza del polvo en las estaciones meteorológicas fijas que se desplegarán en el marco de la misión Meiga-Metnet, cuyo lanzamiento a Marte esta previsto para el año 2014.
“También estamos utilizando esta tecnología para el desarrollo de exoesqueletos utilizados para la asistencia a personas con problemas de movilidad, para intentar sustituir los motores por estos materiales, para tratar de disminuir su peso y aumentar la agilidad de uso”, apunta Luis Enrique Moreno.
Este desarrollo incluso se podría aplicar en un futuro, según los investigadores, para la mejora de las articulaciones de los guantes que emplean los astronautas en las salidas extravehiculares.