Eurotium herbariorum
Ingenieros israelíes del Institute of Evolution de la universidad de Haifa han aislado con éxito un gen que permite que las plantas puedan desarrollarse en entornos agrícolas salinos, como los de los desiertos y las zonas áridas.
Según Israel21c, este descubrimiento contribuirá a aumentar la cantidad de tierras de cultivo porque permite que plantas que en la actualidad no resisten estos entornos salinos, como los celereales, puedan darse y crecer en ellos.
La productividad de los cultivos se ve afectada por la concentración de sales del agua de regadío o de los suelos, que producen que la planta sufra daños o directamente no se desarrolle. La tolerancia a la salinidad resulta clave por tanto para poder cultivar en tierras salinas, ya que a mayor concentración de sales, la productividad de los cultivos disminuye proporcionalmente.
Una revolución agrícola
En la Tierra hay unos 15 millones de kilómetros cuadrados de superficie cultivable, que representan al 20% de la supercie total del planeta. Sin embargo, cada año se pierden 10 millones de hectáreas por la desertificación o la mala gestión agrícola de estos terrenos. De ahí la importancia del presente descubrimiento, que podría revolucionar la agricultura en terrenos salinos en todo el mundo.
Los métodos modernos de irrigación y fertilización de las cosechas han ocasionado que muchas de las tierras de cultivo de todo el mundo se vuelvan más salinas. En las zonas más calurosas, el problema es más grave por la tasa de evaporación, que deja tras de sí mayores concentraciones salinas.
La investigación, realizada por un equipo de investigadores liderado por Eviatar Nevo, director del Institute of Evolution, se llevó a cabo en el entorno más salino del mundo: el Mar Muerto, que tiene una concetración de sales diez veces mayor que la de otros océanos. En el año 1998, estos ingenieros descubrieron que había 77 tipos distintos de hongos filamentosos en el Mar Muerto, algunos raros y esporádicos, y otros mucho más comunes que incluso vivían a una profundidad de 300 metros.
Entonces, se pusieron a investigar en los genes de dichos hongos, que los hacían capaces de desarrollarse en semejante entorno, y se logró secuenciar la estructura genética de una de las especies de hongo más comunes en ese entorno, el Eurotium herbariorum.
La clave genética
Se descubrió que la clave estaba en el llamado gen HOG, que era responsable, en colaboración con otros genes, de la capacidad de este hongo de protegerse contra la salinidad del Mar Muerto.
Posteriormente, este gen (aislado de Eurotium herbariorum) fue introducido en la Saccharomyces cerevisiae, más conocida como levadura de cerveza, y el equipo de investigación pudo observar que la levadura transgénica resultante toleraba mayor concentración salina de lo normal, y que era especialmente resistente a los cambios bruscos de temperatura.
En comparación con la levadura no modificada genéticamente, la levadura con el gen HOG aguantaba más tiempo en entornos salinos y con mucho óxido. Al parecer, el gen ayuda a este hongo a equilibrar el contenido interno de salinidad de sus células produciendo alcohol glicerol y previniendo así que la planta se secase. La resistencia a las temperaturas extremas sorprendió a los propios científicos.
El equipo de investigación ve en este descubrimiento la posibilidad de revolucionar la agricultura en entornos salinos en todo el mundo. Si se puede aplicar, aumentará la producción de las cosechas, que se harán tolerantes a las sales y brotarán incluso en zonas desiertas.
El objetivo de estos ingenieros es crear una serie de genes resistentes a la salinidad para aplicarlos a las cosechas. Los primeros resultados de la investigación fueron publicados a finales del año pasado por Proceedings of the National Academy of Sciences de Estados Unidos.
Según Israel21c, este descubrimiento contribuirá a aumentar la cantidad de tierras de cultivo porque permite que plantas que en la actualidad no resisten estos entornos salinos, como los celereales, puedan darse y crecer en ellos.
La productividad de los cultivos se ve afectada por la concentración de sales del agua de regadío o de los suelos, que producen que la planta sufra daños o directamente no se desarrolle. La tolerancia a la salinidad resulta clave por tanto para poder cultivar en tierras salinas, ya que a mayor concentración de sales, la productividad de los cultivos disminuye proporcionalmente.
Una revolución agrícola
En la Tierra hay unos 15 millones de kilómetros cuadrados de superficie cultivable, que representan al 20% de la supercie total del planeta. Sin embargo, cada año se pierden 10 millones de hectáreas por la desertificación o la mala gestión agrícola de estos terrenos. De ahí la importancia del presente descubrimiento, que podría revolucionar la agricultura en terrenos salinos en todo el mundo.
Los métodos modernos de irrigación y fertilización de las cosechas han ocasionado que muchas de las tierras de cultivo de todo el mundo se vuelvan más salinas. En las zonas más calurosas, el problema es más grave por la tasa de evaporación, que deja tras de sí mayores concentraciones salinas.
La investigación, realizada por un equipo de investigadores liderado por Eviatar Nevo, director del Institute of Evolution, se llevó a cabo en el entorno más salino del mundo: el Mar Muerto, que tiene una concetración de sales diez veces mayor que la de otros océanos. En el año 1998, estos ingenieros descubrieron que había 77 tipos distintos de hongos filamentosos en el Mar Muerto, algunos raros y esporádicos, y otros mucho más comunes que incluso vivían a una profundidad de 300 metros.
Entonces, se pusieron a investigar en los genes de dichos hongos, que los hacían capaces de desarrollarse en semejante entorno, y se logró secuenciar la estructura genética de una de las especies de hongo más comunes en ese entorno, el Eurotium herbariorum.
La clave genética
Se descubrió que la clave estaba en el llamado gen HOG, que era responsable, en colaboración con otros genes, de la capacidad de este hongo de protegerse contra la salinidad del Mar Muerto.
Posteriormente, este gen (aislado de Eurotium herbariorum) fue introducido en la Saccharomyces cerevisiae, más conocida como levadura de cerveza, y el equipo de investigación pudo observar que la levadura transgénica resultante toleraba mayor concentración salina de lo normal, y que era especialmente resistente a los cambios bruscos de temperatura.
En comparación con la levadura no modificada genéticamente, la levadura con el gen HOG aguantaba más tiempo en entornos salinos y con mucho óxido. Al parecer, el gen ayuda a este hongo a equilibrar el contenido interno de salinidad de sus células produciendo alcohol glicerol y previniendo así que la planta se secase. La resistencia a las temperaturas extremas sorprendió a los propios científicos.
El equipo de investigación ve en este descubrimiento la posibilidad de revolucionar la agricultura en entornos salinos en todo el mundo. Si se puede aplicar, aumentará la producción de las cosechas, que se harán tolerantes a las sales y brotarán incluso en zonas desiertas.
El objetivo de estos ingenieros es crear una serie de genes resistentes a la salinidad para aplicarlos a las cosechas. Los primeros resultados de la investigación fueron publicados a finales del año pasado por Proceedings of the National Academy of Sciences de Estados Unidos.