Imagen: 422694. Fuente: Pixabay.
La comprensión de la raíz física de la depresión ha avanzado recientemente, gracias a una investigación realizada por la Universidad de Warwick, en el Reino Unido, y de la Universidad de Fudan, en China.
El estudio muestra que la depresión afecta a una parte del cerebro llamada corteza orbitofrontal lateral (COF lateral), que se sabe está implicada en la evaluación de los castigos que pueden provocar cambios conductuales. También es sabido que esta región del cerebro está relacionada con la sensación de pérdida y decepción derivada de no recibir recompensas.
Pero, además, se ha descubierto que la COF lateral está conectada con otra parte del cerebro implicada en el sentido del sí mismo; que puede conducir a pensamientos de pérdida personal y a una baja autoestima: la COF media.
El estudio muestra que la depresión afecta a una parte del cerebro llamada corteza orbitofrontal lateral (COF lateral), que se sabe está implicada en la evaluación de los castigos que pueden provocar cambios conductuales. También es sabido que esta región del cerebro está relacionada con la sensación de pérdida y decepción derivada de no recibir recompensas.
Pero, además, se ha descubierto que la COF lateral está conectada con otra parte del cerebro implicada en el sentido del sí mismo; que puede conducir a pensamientos de pérdida personal y a una baja autoestima: la COF media.
Dos regiones conectadas
Anteriormente, ya se había asociado la depresión con una conectividad reducida entre el área de recompensa del cerebro, situada en la COF media, y los sistemas cerebrales de memoria. Esta conexión se había relacionado con el hecho de que los pacientes con depresión presenten una atención reducida a los recuerdos felices.
La presente investigación ha sido bastante extensa, pues ha implicado a casi 1.000 personas de China cuyos cerebros fueron escaneados con resonancia magnética de alta precisión. Con esta técnica, fueron analizadas las conexiones entre la corteza orbitofrontal media y lateral, que son las diferentes partes del cerebro humano afectadas por la depresión.
Los hallazgos realizados podrían suponer un gran avance en el tratamiento de la depresión, pues servirían para ir a la causa de la enfermedad para ayudar a las personas deprimidas a dejar de centrarse en pensamientos negativos.
Más sobre cerebro y depresión
En los últimos años, un elevado y creciente número de evidencias han indicado que los episodios depresivos se asocian con cambios en la neurotransmisión del sistema nervioso central y cambios estructurales en el cerebro.
Estudios previos han señalado, por ejemplo, que la habénula -una diminuta región cerebral- en personas deprimidas funciona de manera opuesta que en individuos sanos ante la expectativa de una experiencia negativa.
Asimismo, según un estudio realizado hace unos años por la Universidad de Texas, los genes que influyen en el tamaño del pulvinar y del tálamo, así como en el número de células nerviosas del tálamo, influyen en el desarrollo del desorden cerebral que propicia los trastornos depresivos.
Anteriormente, ya se había asociado la depresión con una conectividad reducida entre el área de recompensa del cerebro, situada en la COF media, y los sistemas cerebrales de memoria. Esta conexión se había relacionado con el hecho de que los pacientes con depresión presenten una atención reducida a los recuerdos felices.
La presente investigación ha sido bastante extensa, pues ha implicado a casi 1.000 personas de China cuyos cerebros fueron escaneados con resonancia magnética de alta precisión. Con esta técnica, fueron analizadas las conexiones entre la corteza orbitofrontal media y lateral, que son las diferentes partes del cerebro humano afectadas por la depresión.
Los hallazgos realizados podrían suponer un gran avance en el tratamiento de la depresión, pues servirían para ir a la causa de la enfermedad para ayudar a las personas deprimidas a dejar de centrarse en pensamientos negativos.
Más sobre cerebro y depresión
En los últimos años, un elevado y creciente número de evidencias han indicado que los episodios depresivos se asocian con cambios en la neurotransmisión del sistema nervioso central y cambios estructurales en el cerebro.
Estudios previos han señalado, por ejemplo, que la habénula -una diminuta región cerebral- en personas deprimidas funciona de manera opuesta que en individuos sanos ante la expectativa de una experiencia negativa.
Asimismo, según un estudio realizado hace unos años por la Universidad de Texas, los genes que influyen en el tamaño del pulvinar y del tálamo, así como en el número de células nerviosas del tálamo, influyen en el desarrollo del desorden cerebral que propicia los trastornos depresivos.