Un estudio a gran escala confirma el vínculo entre la creatividad y los trastornos mentales

Los escritores son los creativos más propensos a este tipo de enfermedades, revela un análisis realizado a más de un millón de personas


Especialistas del Instituto Karolinska de Suecia han realizado un estudio a gran escala (con 1,2 millones de personas) sobre la relación entre la creatividad y las enfermedades mentales. Sus resultados han constatado que las personas dedicadas a profesiones creativas son tratadas más a menudo por enfermedades mentales que la población general, y que ciertos trastornos mentales -como el trastorno bipolar- son más frecuentes entre individuos con profesiones artísticas o científicas, como los escritores o los investigadores. Por Yaiza Martínez.


16/10/2012

“La noche estrellada” pintada por Vincent van Gogh en 1889 en el hospital para personas mentalmente perturbadas en St. Rémy de Provenza. Se cree que Van Gogh padecía trastorno bipolar. Fuente: Wikimedia Commons.
Las personas dedicadas a profesiones creativas son tratadas más a menudo por enfermedades mentales que la población general, y la relación entre este tipo de trastornos y la creatividad es especialmente frecuente en el caso de la esquizofrenia y la escritura.

Esto es lo que ha revelado una investigación a gran escala sobre enfermedades mentales y profesiones creativas realizada por científicos del Instituto Karolinska de Suecia.

El pasado año, este mismo equipo demostró que artistas y científicos eran más comunes en familias con historiales de trastorno bipolar y esquizofrenia.

En el presente estudio, los investigadores compararon por extenso a la población sueca, con el fin de conocer el alcance de la conexión entre enfermedad mental y creatividad humana, publica el Instituto Karolinska en un comunicado.

Más de un millón de personas estudiadas

Para ello, los científicos extendieron su análisis a muchos más diagnósticos psiquiátricos, como el trastorno equizoafectivo (caracterizado por episodios recurrentes de trastorno del ánimo y psicosis), la depresión, el síndrome de ansiedad, el abuso del alcohol y las drogas, el autismo, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TADH, la anorexia nerviosa y el suicidio.

Además, en este caso, los investigadores incluyeron a personas que recibían asistencia ambulatoria, y no solo a individuos hospitalizados. En total, fueron estudiados 1,2 millones de pacientes y sus familiares, identificados hasta un nivel de parentesco de primo segundo.

Dado que todos estos datos fueron contrastados con grupos de control de individuos sanos, el estudio incorporó en total a gran parte de la población sueca de las décadas más recientes. Todos los datos han permanecido en el anonimato y no pueden ser relacionados con ningún individuo concreto.

Resultados obtenidos

Los resultados obtenidos a raíz de los análisis confirmaron lo ya revelado por estudios previos: que cierta enfermedad mental – el trastorno bipolar - es más prevalente entre las personas con profesiones artísticas o científicas, como bailarines, investigadores, fotógrafos o escritores.

Por otra parte, el estudio reveló que los escritores son más propicios que la población general a sufrir enfermedades psiquiátricas (incluida la esquizofrenia, la depresión, el síndrome de ansiedad y el abuso de sustancias), así como casi un 50% más propensos a suicidarse.

En cuanto a los familiares de individuos con algún trastorno mental, los investigadores observaron que las profesiones creativas eran más comunes entre los parientes de pacientes con esquizofrenia, trastorno bipolar, anorexia nerviosa y, hasta cierto grado, de autismo.

Según uno de los co-autores del estudio, Simon Kyaga, del Departamento de epidemiología médica y bioestadística del Karolinska Institutet, estos resultados llevan a reconsiderar los métodos de tratamiento de las enfermedades mentales.

“Si tenemos en cuenta que ciertos fenómenos asociados con la enfermedad de los pacientes son beneficiosos, se abre una nueva vía de tratamiento”, afirma y añade: “En estos casos, doctor y paciente deben llegar a un acuerdo sobre qué debe ser tratado y a qué precio”.

Este método contrastaría con los aplicados en la actualidad, ya que “en psiquiatría y medicina en general existe la tradición de entender la enfermedad en términos de “blanco o negro”, y de esforzarse por tratar al paciente mediante la eliminación de cualquier factor contemplado como insano”, explica Kyagan.

Los resultados de la presente investigación han aparecido publicados en Journal of Psychiatric Research.

Una similitud neuronal

En 2010, otro grupo de científicos de este mismo Instituto sueco encontró una relación entre la creatividad y la salud mental, en este caso a nivel cerebral. Dicha relación apareció explicada con detalle en un artículo publicado entonces por PlosOne.

Lo que los investigadores constataron en aquel caso es que existen ciertas similitudes entre el nivel de receptores de una hormona neurotransmisora llamada dopamina en el cerebro de las personas más creativas y en el de los esquizofrénicos, concretamente dentro de un área cerebral conocida como tálamo, que se encarga de filtrar la información de los estímulos en su camino hacia el córtex cerebral.

Dicha similitud consiste en una escasez de receptores de dopamina D2 en el tálamo tanto en personas creativas como en esquizofrénicos, lo que probablemente signifique un grado menor de filtración de señales y, en consecuencia, un flujo mayor de información desde el tálamo hasta el cortex cerebral.

Para la gente creativa y mentalmente sana, esta condición supone “ver” numerosas conexiones poco comunes de ideas, en situaciones en las que se requiera resolver un problema. En el caso de las personas con algún trastorno mental, la misma condición provocaría relaciones extravagantes de ideas, según los científicos.

Referencia bibliográfica:

Simon Kyaga, Mikael Landén, Marcus Boman, Christina M. Hultman y Paul Lichtenstein. Mental illness, suicide and creativity: 40-Year prospective total population study. Journal of Psychiatric Research, corrected proof online 9 October 2012. http://dx.doi.org/10.1016/j.jpsychires.2012.09.010.



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