Un 5% de niños de once años queda con desconocidos a través de Internet

Los adolescentes de entre 12 y 15 no conocen los riesgos tan bien como dicen, según otro estudio


Los niños de 10 a 12 años asumen muchos riesgos en su uso de internet, según un estudio de la Universidad Pública de Navarra, y por ejemplo el 5% de ellos queda físicamente con desconocidos a los que han contactado en la red. Por su parte, los adolescentes de entre 12 y 15 años no conocen tan bien como dicen los peligros de internet, según otro estudio, en este caso de la Universidad de Málaga y la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia. Por Carlos Gómez Abajo.


16/09/2013

Los niños y adolescentes no son conscientes de los riesgos que corren en las redes sociales e internet en general, según dos estudios. Imagen: Franco Bouly. Fuente: Flickr.
Itziar Irazabal Zuazua, diplomada en Magisterio y licenciada en Psicología, ha estudiado el uso que los preadolescentes hacen de Internet y de las redes sociales.

Según expone en su tesis doctoral, leída en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), “se han encontrado algunos comportamientos que suponen una clara señal de alarma. A pesar de tratarse de chicos y chicas de en torno a 11 años, aproximadamente uno de cada diez se relaciona con amigos virtuales que no conoce y en el 5,6% de los casos han llegado a quedar físicamente con desconocidos”.

Para llevar a cabo su investigación, señala la nota de prensa de la Universidad, Itziar Irazabal puso en marcha en diferentes colegios navarros un programa de prevención dirigido a los alumnos de 6º de Educación Primaria. En total, participaron 364 preadolescentes de entre 10 y 12 años.

Durante la fase de evaluación se recogió información sobre las características demográficas, los hábitos de uso de Internet y los comportamientos que los alumnos desarrollaban en la Red. Posteriormente, se impartieron sesiones de formación y se realizaron dos nuevas evaluaciones —una inmediatamente después de las sesiones y otra a los seis meses— para comprobar qué habían aprendido los alumnos.

El uso de Internet era masivo entre los preadolescentes estudiados, que por término medio pasan una hora al día conectados a la red. Uno de los aspectos destacables son las diferencias encontradas en función del sexo: Las chicas usan más internet para las relaciones sociales (correo electrónico, redes sociales, etc.) mientras que los chicos le dan otro tipo de usos como el de acceso a juegos online.

Ciberacoso y señales de alarma

Para la autora de la investigación es preciso poner en alerta a la comunidad educativa y al entorno familiar sobre los comportamientos desarrollados en Internet por niños y niñas que cuentan tan solo con 11 años.

En ese contexto, le llama la atención que “en la mayor parte de los casos la conexión a Internet se hace en casa y en solitario, sin ningún tipo de control parental”, aspecto que, junto a los resultados obtenidos en el estudio, indica la “necesidad de establecer programas de prevención para el uso seguro y responsable de Internet”.

En concreto, aproximadamente uno de cada 10 alumnos participantes en el estudio se relaciona a través de la Red con amigos virtuales que no conoce. “Este comportamiento destaca especialmente en los chicos, que presentan un porcentaje significativamente superior al de las chicas en cuanto a contactos con desconocidos. Además, en el 5,6% de los casos han llegado incluso a quedar físicamente con desconocidos”.

Otras conductas detectadas se relacionan directamente con el ciberacoso. En opinión de la investigadora, los datos encontrados son alarmantes sobre todo teniendo en cuenta la edad estudiada. Así, más de un 12% de los estudiantes de 6º de Primaria ha utilizado la red para insultar a otros compañeros, más de un 13% ha sido víctima directa de los insultos de otros y más de un 9% ha recibido amenazas por correo electrónico.

La investigadora Itziar Irazabal Zuazua. Fuente: Universidad Pública de Navarra.
Cambios significativos

A la vista de los hábitos y del uso que los alumnos hacían de Internet, se desarrolló el programa sobre uso seguro y responsable en las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación).

A lo largo de tres sesiones, los participantes recibieron formación sobre distintos aspectos: uso de onternet, los conceptos de acoso y ciberacoso, configuración de la identidad personal a través de las TIC, etc. Para poder comparar la eficacia del programa, se hicieron dos grupos: el grupo de control y el experimental.

En cuanto a la eficacia del programa, Itziar Irazabal considera que se han visto cambios significativos en variables importantes. Por ejemplo, a nivel conceptual, los participantes del grupo experimental aprendieron a definir la identidad digital, la privacidad, conceptos tan importantes como el acoso y ciberacoso, entre otros.

También aprendieron a configurar su privacidad en las redes sociales, a rechazar o bloquear un mensaje ofensivo, etc. y supieron cómo proceder si alguna vez se sienten acosados en la red.

“En definitiva —resume la investigadora—, los alumnos han mostrado mayor conciencia de los riesgos existentes en internet, mayor preocupación ante casos de acoso (hacia ellos mismos o hacia otros), mayor picardía en temas relacionados con la privacidad y mayor conciencia con el tema de la reputación”.

Adolescentes

Otro estudio, en este caso realizado por la Universidad de Málaga y la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, se ha centrado en jel uso de Facebook por jóvenes españoles y colombianos inmediatamente mayores a los del estudio de la UPNA: entre 12 y 15 años.

La principal conclusión es que los adolescentes suelen dar por sentado que conocen los peligros que acarrea el mal uso de internet y de las redes sociales, pero en la práctica se demuestra lo contrario.

La publicación de fotografías y datos reales, aceptar como amigos a desconocidos y la creación de nuevos códigos para comunicarse son varias de las pautas detectadas tras examinar 200 perfiles sociales y realizar 40 entrevistas a jóvenes con una cuenta en Facebook.

En el caso de la escritura “no se tienen en cuenta la gramática ni la ortografía, sino que se obedece a otras condiciones, como la velocidad de escritura y la estética, donde cobra especial protagonismo el uso del “texto-imagen”, señalan los autores del artículo, publicado en la revista Comunicar.

El adolescente pone el acento en el nombre y en la imagen de perfil. “De la presentación que ellos hagan de sí mismos en la red social depende algo crucial en esta etapa de la vida: su socialización, tanto real como virtual”, sostiene el grupo responsable de esta investigación, integrado por Ana Almansa y Antonio Castillo, del departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Málaga, y Óscar Fonseca, doctor de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia).

El nombre que utilizan para su perfil presenta sus particularidades según la nacionalidad. En España, los jóvenes conocen bien la teoría sobre privacidad y el peligro que encierra el revelar datos reales en las redes sociales, pero no se lleva a la práctica. En los adolescentes españoles la tendencia es hacer uso del nombre real en el 95% de los casos, mientras que en la muestra sudamericana el porcentaje desciende hasta el 55%.

Respecto a la publicación de imágenes y fotografías de nuevo se encuentran diferencias a uno y a otro lado del Atlántico: la media se sitúa en 168 imágenes en el caso español y en algo más de 114 en el del colombiano. En España a su vez la media de fotografías compartidas revela valores altos, en torno a las 120 por usuario, y las más comentadas son aquellas en las que aparecen amigas y amigos (36%), y los fotomontajes (10%).

Amigos y grupos

En España, el número moderado de usuarios que aceptan como amigos “es indicativo de que los adolescentes aún continúan moviéndose en sus círculos más próximos”, según recogen los investigadores en su artículo. De hecho, la media de amigos en España apenas sobrepasa los 200, mientras que en Colombia se sitúa cerca de los 350.

Los jóvenes colombianos “agregan como amigos a personas que no conocen siguiendo dos criterios: en sus fotografías deben aparecer ‘lindas o guapos’ y deben tener amigos en común. Sin embargo, el primer criterio puede ser suficiente”, explica Fonseca en la nota de prensa, recogida por SINC.

En ambas muestras se observan reparos a la hora de dar a conocer datos privados, como el teléfono móvil, la dirección postal, la filiación política o la religión que profesan. Los expertos señalan que “para ellos tener una falsa identidad no les supone ningún problema, ya que los amigos los reconocen enseguida”.

Por ello, solo una minoría localizada en la muestra española (2%) publica su número de teléfono, al contrario que ocurre con la dirección de correo electrónico que figura en el perfil, auténtica en el 80% de las cuentas analizadas de jóvenes españoles.

Los datos de pertenencia a grupos de interés en cada país arroja notables diferencias, ya que en la muestra española el 80% de los usuarios no está inscrito en ninguno, pero sí hacen un mayor uso de aplicaciones y juegos dentro de la misma red social.

En Colombia, para los adolescentes pertenecer a un grupo de Facebook no solo es una forma de sentirse parte de algo, “es tener una imagen común que cobija y protege, permitiéndoles actuar como un ‘yo’ colectivo”.

“Tanto en un país como en otro se pone de manifiesto el uso de Facebook como un medio más de relacionarse, tan importante o más que otros. Los jóvenes tienen necesidad de estar en la red y de mostrarse en ella de la forma más original posible, lo que les lleva a caer a menudo en un lenguaje propio, ajeno a las normas ortográficas y gramaticales”, concluye la publicación.

Referencias bibliográficas:

Itziar Irazabal Zuazua: Evaluación de la eficacia de un programa de prevención de conductas de riesgo en Internet: un estudio con preadolescentes navarros de 6º de Educación Primaria. Tesis doctoral por la Universidad Pública de Navarra.

A. Almansa, O. Fonseca y A. Castrillo. Redes sociales y jóvenes. Uso de Facebook en la juventud colombiana y española;. Comunicar nº 40, v. XX, 2013. Disponible online: http://dx.doi.org/10.3916/C40-2013-03-03.



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