Imagen: KRiemer. Fuente: Pixabay.
Casi el 20% de los alimentos que se ponen a disposición de los consumidores se pierde en el consumo o se desperdicia, sugiere un estudio de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido).
A nivel mundial, la población del planeta consume alrededor de un 10% más de alimentos de los que necesita, mientras que casi un 9% es tirado o se deja estropear, afirman los investigadores.
Los esfuerzos por reducir los miles de millones de toneladas de alimentos perdidos podrían mejorar la seguridad alimentaria mundial, y asegurar que todos los habitantes de la Tierra tengan acceso a una dieta nutritiva y segura, así como ayudar a prevenir daños al medio ambiente.
Pérdida de alimentos
Los científicos de Edimburgo han llegado a estas conclusiones a partir del análisis de diez etapas fundamentales del sistema alimentario mundial -entre ellas la del consumo de alimentos, el cultivo y las cosechas-, para cuantificar el alcance de las pérdidas.
Utilizando datos recogidos principalmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el equipo encontró que se pierden más alimentos de lo que se pensaba anteriormente.
Casi la mitad de los cultivos cosechados -o 2.100 millones de toneladas- se pierde por el consumo excesivo, los restos de consumo y la ineficacia de los procesos de producción, afirman los autores del estudio.
La producción ganadera es el proceso menos eficiente, con pérdidas del 78% ó de 840 millones de toneladas. Aproximadamente, 1.080 millones de toneladas de las cosechas se utilizan para producir 240 millones de toneladas de productos comestibles de origen animal, como la carne, la leche y los huevos. Esta etapa por sí sola representaría el 40% de todas las pérdidas de producción.
A nivel mundial, la población del planeta consume alrededor de un 10% más de alimentos de los que necesita, mientras que casi un 9% es tirado o se deja estropear, afirman los investigadores.
Los esfuerzos por reducir los miles de millones de toneladas de alimentos perdidos podrían mejorar la seguridad alimentaria mundial, y asegurar que todos los habitantes de la Tierra tengan acceso a una dieta nutritiva y segura, así como ayudar a prevenir daños al medio ambiente.
Pérdida de alimentos
Los científicos de Edimburgo han llegado a estas conclusiones a partir del análisis de diez etapas fundamentales del sistema alimentario mundial -entre ellas la del consumo de alimentos, el cultivo y las cosechas-, para cuantificar el alcance de las pérdidas.
Utilizando datos recogidos principalmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el equipo encontró que se pierden más alimentos de lo que se pensaba anteriormente.
Casi la mitad de los cultivos cosechados -o 2.100 millones de toneladas- se pierde por el consumo excesivo, los restos de consumo y la ineficacia de los procesos de producción, afirman los autores del estudio.
La producción ganadera es el proceso menos eficiente, con pérdidas del 78% ó de 840 millones de toneladas. Aproximadamente, 1.080 millones de toneladas de las cosechas se utilizan para producir 240 millones de toneladas de productos comestibles de origen animal, como la carne, la leche y los huevos. Esta etapa por sí sola representaría el 40% de todas las pérdidas de producción.
Qué hacer
Por otra parte, el estudio apunta a que el aumento de la demanda de algunos alimentos, en particular la carne y los productos lácteos, disminuye la eficiencia del sistema alimentario y podría dificultar la alimentación sostenible de la población del mundo.
El cumplimiento de esta demanda causaría daños ambientales, al aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero, agotar el suministro de agua, y causar pérdida de biodiversidad.
Alentar a la gente a comer menos productos animales, reducir el desperdicio, y no exceder sus necesidades nutricionales podría ayudar a revertir estas tendencias, señalan los investigadores, que en este trabajo han colaborado con el Scotland's Rural College, la Universidad de York, el Karlsruhe Institute of Technology y el Centre for Australian Weather and Climate Research.
Recomendaciones para España
Investigaciones previas ya habían apuntado más medidas. Han señalado, por ejemplo, que para reducir el despilfarro de alimentos la colaboración de todos es importante. En España, se ha calculado que los restaurantes desperdician más de 63.000 toneladas de comida al año; por lo que se han propuesto soluciones como adecuar el tamaño de las raciones, controlar mejor el stock existente de productos y materias primas para no duplicar existencias; mantener una reserva de productos imperecederos o reutilizar los productos.
En cuanto a los hogares de nuestro país, según un estudio de HISPACOOP de 2012, estos tiran una media de 76 kilos y medio de alimentos al año, una cifra que se podría reducir planificando los menús de la semana y comprando en función de estos, aprovechando los sobrantes o teniendo siempre en cuenta las fechas de caducidad.
En general, para quien esté interesado en mejorar sus hábitos de consumo y reducir su derroche alimenticio, la UE ha lanzado una compilación de buenas prácticas de consumo de alimentos, que busca enseñar a hacer el mejor uso de ellos; y en la página Think Eat Save ("Piensa. Aliméntate. Ahorra. Reduce tu huella alimentaria"), promovida por la FAO, se da todo tipo de información muy útil. Por último, la Oficina de Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Fundación Alicia editaron en 2013 una guía para la reducción del derroche alimentario en el sector de la hostelería, la restauración y el catering.
Otros estudios previos
En 2012, un estudio realizado en Europa, dirigido por la Universidad Aalto de Finlandia y publicado en la revista Science of the Total Environment, ya reveló que con el sistema de producción de alimentos actual, las pérdidas alimentarias anuales equivalen a 27 metros cúbicos de agua potable, 0,031 hectáreas de tierra de cultivo y 4,3 kilogramos de fertilizantes por habitante.
También se puso de relieve entonces que este desperdicio es evitable si se mejora la gestión de los recursos del planeta. De este modo, las pérdidas se reducirían a la mitad y habría alimentos procedentes de recursos naturales para mil millones más de personas.
Otra investigación de 2012, en este caso llevada a cabo por el Parlamento Europeo, reveló que en nuestro continente cada año se tira a la basura la mitad de los alimentos que se compran, mientras 79 millones de personas de la UE viven por debajo del umbral de la pobreza.
Por otra parte, el estudio apunta a que el aumento de la demanda de algunos alimentos, en particular la carne y los productos lácteos, disminuye la eficiencia del sistema alimentario y podría dificultar la alimentación sostenible de la población del mundo.
El cumplimiento de esta demanda causaría daños ambientales, al aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero, agotar el suministro de agua, y causar pérdida de biodiversidad.
Alentar a la gente a comer menos productos animales, reducir el desperdicio, y no exceder sus necesidades nutricionales podría ayudar a revertir estas tendencias, señalan los investigadores, que en este trabajo han colaborado con el Scotland's Rural College, la Universidad de York, el Karlsruhe Institute of Technology y el Centre for Australian Weather and Climate Research.
Recomendaciones para España
Investigaciones previas ya habían apuntado más medidas. Han señalado, por ejemplo, que para reducir el despilfarro de alimentos la colaboración de todos es importante. En España, se ha calculado que los restaurantes desperdician más de 63.000 toneladas de comida al año; por lo que se han propuesto soluciones como adecuar el tamaño de las raciones, controlar mejor el stock existente de productos y materias primas para no duplicar existencias; mantener una reserva de productos imperecederos o reutilizar los productos.
En cuanto a los hogares de nuestro país, según un estudio de HISPACOOP de 2012, estos tiran una media de 76 kilos y medio de alimentos al año, una cifra que se podría reducir planificando los menús de la semana y comprando en función de estos, aprovechando los sobrantes o teniendo siempre en cuenta las fechas de caducidad.
En general, para quien esté interesado en mejorar sus hábitos de consumo y reducir su derroche alimenticio, la UE ha lanzado una compilación de buenas prácticas de consumo de alimentos, que busca enseñar a hacer el mejor uso de ellos; y en la página Think Eat Save ("Piensa. Aliméntate. Ahorra. Reduce tu huella alimentaria"), promovida por la FAO, se da todo tipo de información muy útil. Por último, la Oficina de Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Fundación Alicia editaron en 2013 una guía para la reducción del derroche alimentario en el sector de la hostelería, la restauración y el catering.
Otros estudios previos
En 2012, un estudio realizado en Europa, dirigido por la Universidad Aalto de Finlandia y publicado en la revista Science of the Total Environment, ya reveló que con el sistema de producción de alimentos actual, las pérdidas alimentarias anuales equivalen a 27 metros cúbicos de agua potable, 0,031 hectáreas de tierra de cultivo y 4,3 kilogramos de fertilizantes por habitante.
También se puso de relieve entonces que este desperdicio es evitable si se mejora la gestión de los recursos del planeta. De este modo, las pérdidas se reducirían a la mitad y habría alimentos procedentes de recursos naturales para mil millones más de personas.
Otra investigación de 2012, en este caso llevada a cabo por el Parlamento Europeo, reveló que en nuestro continente cada año se tira a la basura la mitad de los alimentos que se compran, mientras 79 millones de personas de la UE viven por debajo del umbral de la pobreza.
Referencia bibliográfica:
Peter Alexander, Calum Brown, Almut Arneth, John Finnigan, Dominic Moran, Mark D.A. Rounsevell. Losses, inefficiencies and waste in the global food system. Agricultural Systems (2017). DOI: 10.1016/j.agsy.2017.01.014.
Peter Alexander, Calum Brown, Almut Arneth, John Finnigan, Dominic Moran, Mark D.A. Rounsevell. Losses, inefficiencies and waste in the global food system. Agricultural Systems (2017). DOI: 10.1016/j.agsy.2017.01.014.