Tradiciones que reverencian a la naturaleza impulsan un desarrollo sostenible

Pueblos de Liberia, China o Marruecos gestionan de manera respetuosa los recursos gracias a sus creencias


Las creencias y las tradiciones más antiguas de diversos pueblos del planeta pueden favorecer un desarrollo económico sostenible. Recientemente, lo ha demostrado un estudio del Lancaster Environment Centre del Reino Unido, en el que se analizó la actividad agrícola de los Loma de Liberia, reticentes a acabar con un bosque sagrado para extender sus tierras de cultivo o a cambio de un beneficio inmediato. No es el único ejemplo, otros han sido hallados por antropólogos en China o en Marruecos. Todos ellos sugieren que las tradiciones pueden ayudar a cuidar el planeta. Por Yaiza Martínez.


05/03/2015

Los bosques sagrados y las creencias tradicionales están dando forma a prácticas agrícolas sostenibles en comunidades de África Occidental, revela una investigación realizada por científicos del Lancaster Environment Centre del Reino Unido.

En el estudio, de 18 meses de duración, se examinó la agricultura tradicional de los Loma de Liberia, un pueblo cuyos agricultores no aplican prácticas agrícolas industriales o fertilizantes artificiales.

Los investigadores descubrieron que, para los habitantes de esta región, los bosques sagrados y las tierras ancestrales son más importantes que las ganancias económicas logradas a corto plazo, mediante un incremento de la producción de alimentos. Además, hallaron que esa valoración de la naturaleza por parte de los humanos permite generar una agricultura sostenible en la zona.

Suelo fertilizado y un bosque intocable

En su trabajo, los científicos han descubierto, además, que el método de producción de alimentos de los Loma -que implica la siembra de cultivos en un suelo fertilizado por los humanos y conocido como "tierra oscura antropogénica"- tiene el doble de eficiencia energética que la producción de arroz con el sistema 'tala y quema' o que la caza y la recolección (la tala y quema de la vegetación constituye un método de cultivo empleado desde hace miles de años).

Este suelo muy fértil creado por el hombre, que se usa para sembrar, se ha ido formando siempre en las mismas áreas, a lo largo de las generaciones. La vida doméstica y cotidiana -con su producción y depósito de materia orgánica carbonizada o fresca, de estiércol, huesos, cenizas, carbón o cerámica- ha ido propiciando las características del terreno.

Sin embargo, su expansión está limitada por los bosques sagrados que hay alrededor de los asentamientos y de zonas de cobertura de suelo fértil de ciudades del pasado. Y las leyes de la comunidad prohíben que estos bosques sean despejados para la agricultura, ya que se cree que algunos de sus árboles tienen poderes "medicinales" místicos; y también debido a la presencia de tumbas.

Una gestión llena de sentido

El Dr. James Fraser, a cargo de la investigación, explica en un comunicado de la Universidad Lancaster difundido por AlphaGalileo que: "Desde una perspectiva occidental, no expandir el suelo fértil parece algo negativo, pero las comunidades gestionan la tierra de una manera informada por su relación con las generaciones pasadas, manteniendo sus instituciones y formas de vida a través de muchas generaciones. Esto es más importante para ellos que una ganancia material".  

Los investigadores usaron mapas de GPS, llevaron a cabo encuestas cuantitativas y grabaron entrevistas y relatos orales para examinar la relación entre los factores sociales y físicos del contexto, durante el largo periodo de tiempo en que, en este, la agricultura tradicional ha sido una actividad sostenible.

Tradición y construcción del futuro

En 2011, un equipo de investigadores de la Universidad de Queen, en Canadá, descubrió una relación similar entre la religiosidad y las tradiciones de los Blang (una minoría étnica china) y el desarrollo económico y la ecología de la región en la que los Blang viven.

Según los científicos canadienses, en esta zona, las creencias tradicionales “no son solo una cuestión personal, sino un sistema cultural que se interrelaciona claramente con la organización económica y ecológica”.

Antiguamente, los Blang se dedicaban a una agricultura de subsistencia, pero ahora cultivan té cada vez en mayor medida. Una prohibición temporal de la tala de árboles para el cultivo del té, vinculada a una tradición religiosa, está ayudando a que esta expansión de los cultivos de té se esté haciendo de manera sostenible.

Por otra parte, también en 2011, una investigación de la Universidad de Kent en Sumatra, el norte y centro de África y Etiopía, reveló que la conservación de los recursos naturales puede beneficiarse de la integración de conceptos religiosos y de fórmulas de conservación tradicionales en planes de gestión convencionales y en estrategias de preservación de la naturaleza.

Por último, en 2010, un estudio realizado por antropólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona sobre los amazig o bereberes del Alto Atlas de Marruecos constató que las creencias religiosas de la región favorecen la gestión sostenible de los terrenos y que, por el contrario, la desaparición de estas tradiciones ha dado lugar a una gestión más individualista, basada en el provecho inmediato.

Por todo, los especialistas recomiendan que se añadan las creencias religiosas locales a la lista de factores que condicionan la explotación de los recursos naturales; que se tengan en consideración, para favorecer la construcción de un futuro sostenible en las diversas regiones del planeta.

Referencia bibliográfica:

James Angus Fraser, Victoria Frausin, Andrew Jarvis. An intergenerational transmission of sustainability? Ancestral habitus and food production in a traditional agro-ecosystem of the Upper Guinea Forest, West Africa. Global Environmental Change (2015). DOI: 10.1016/j.gloenvcha.2015.01.013.

   



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