Headbangers bailando en el Club Omega de Johannesburgo, Sudáfrica. Imagen: Nightwatch DL. Fuente: Wikipedia.
En 1968, en su primera gira por EEUU, el grupo de heavy metal Led Zeppelin inventaba el headbanging, que es la sacudida violenta de la cabeza al ritmo de la música. Nadie podía sospechar entonces que esta moda de baile podía dar lugar a problemas de salud.
En 2008, un estudio de la universidad australiana de Nueva Gales del Sur ya lo advirtió: bailar de esta guisa, agitando mucho la cabeza, entraña riesgo de lesión.
En esta investigación, se constató en concreto que esta forma de expresión corporal podía provocar pérdida de oído, infarto cerebral o ligeros traumas craneoencefálicos.
¿Mejor bailar con collarín?
En aquella ocasión, a partir de un modelo teórico de agitación de la cabeza, los científicos examinaron el grado de movimiento de cuello y cabeza, y lo relacionaron con el grado de daño que el movimiento podía ocasionar.
Por otro lado, un grupo de diez músicos fue utilizado para calcular la media de ritmo con que éstos movían la cabeza con sus canciones favoritas.
Así, se descubrió que existía un mayor riesgo de lesión en el cuello a partir de los 130 movimientos por minuto. A partir de este ritmo, las agitaciones de la cabeza pueden ocasionar dolor de cabeza y mareos, sobre todo si se hacen con una inclinación de más de 75 grados.
Los científicos sugieren que, para prevenir las lesiones, los roqueros limiten al bailar el ritmo y la inclinación del movimiento del cuello utilizando para ello, si es necesario, el clásico collarín.
En 2008, un estudio de la universidad australiana de Nueva Gales del Sur ya lo advirtió: bailar de esta guisa, agitando mucho la cabeza, entraña riesgo de lesión.
En esta investigación, se constató en concreto que esta forma de expresión corporal podía provocar pérdida de oído, infarto cerebral o ligeros traumas craneoencefálicos.
¿Mejor bailar con collarín?
En aquella ocasión, a partir de un modelo teórico de agitación de la cabeza, los científicos examinaron el grado de movimiento de cuello y cabeza, y lo relacionaron con el grado de daño que el movimiento podía ocasionar.
Por otro lado, un grupo de diez músicos fue utilizado para calcular la media de ritmo con que éstos movían la cabeza con sus canciones favoritas.
Así, se descubrió que existía un mayor riesgo de lesión en el cuello a partir de los 130 movimientos por minuto. A partir de este ritmo, las agitaciones de la cabeza pueden ocasionar dolor de cabeza y mareos, sobre todo si se hacen con una inclinación de más de 75 grados.
Los científicos sugieren que, para prevenir las lesiones, los roqueros limiten al bailar el ritmo y la inclinación del movimiento del cuello utilizando para ello, si es necesario, el clásico collarín.
En un concierto de Motörhead
Ahora, una nueva investigación vuelve a subrayar los riesgos del headbanging. Publicada en The Lancet y realizada por un equipo de médicos de la Escuela de Medicina de Hannover, en Alemania, detalla el caso de un hombre que desarrolló un hematoma subdural –acumulación de productos de descomposición de la sangre entre la superficie del cerebro y su capa más exterior– después de practicar el headbanging en un concierto de Motörhead, iforma Sinc.
En enero de 2013, el paciente, de 50 años de edad, llegó al departamento de neurocirugía de la institución alemana, tras dos semanas con dolor de cabeza que afectaba a toda la cabeza y que iba empeorando de forma constante. Cuatro semanas antes había disfrutado de un concierto de Motörhead, una de las grandes bandas de heavy metal británica fundada en 1975.
Una tomografía computarizada craneal confirmó que el hombre tenía un hematoma subdural crónico –que comienza varias semanas después del primer sangrado– en el lado derecho de su cerebro. Los cirujanos extrajeron el coágulo de sangre y drenaron la herida durante seis días. Así el dolor de cabeza se calmó y dos meses más tarde su examen fue positivo.
Más peligros potenciales
Aunque este es el primer caso reportado que evidencia que el headbanging puede causar hematoma subdural crónico, los médicos señalan en su artículo que existen otras lesiones vinculadas a esta práctica, como disección de la arteria carótida, latigazo cervical, enfisema mediastínico (cuando el aire se filtra de las vías respiratorias hacia el mediastino, situado en el centro del tórax) o fractura de un hueso del cuello.
En este caso, aunque no se hacen recomendaciones para reducir riesgos, sí se recuerda “el potencial peligro para los fans de sufrir una lesión cerebral al practicar headbanging”.
Ahora, una nueva investigación vuelve a subrayar los riesgos del headbanging. Publicada en The Lancet y realizada por un equipo de médicos de la Escuela de Medicina de Hannover, en Alemania, detalla el caso de un hombre que desarrolló un hematoma subdural –acumulación de productos de descomposición de la sangre entre la superficie del cerebro y su capa más exterior– después de practicar el headbanging en un concierto de Motörhead, iforma Sinc.
En enero de 2013, el paciente, de 50 años de edad, llegó al departamento de neurocirugía de la institución alemana, tras dos semanas con dolor de cabeza que afectaba a toda la cabeza y que iba empeorando de forma constante. Cuatro semanas antes había disfrutado de un concierto de Motörhead, una de las grandes bandas de heavy metal británica fundada en 1975.
Una tomografía computarizada craneal confirmó que el hombre tenía un hematoma subdural crónico –que comienza varias semanas después del primer sangrado– en el lado derecho de su cerebro. Los cirujanos extrajeron el coágulo de sangre y drenaron la herida durante seis días. Así el dolor de cabeza se calmó y dos meses más tarde su examen fue positivo.
Más peligros potenciales
Aunque este es el primer caso reportado que evidencia que el headbanging puede causar hematoma subdural crónico, los médicos señalan en su artículo que existen otras lesiones vinculadas a esta práctica, como disección de la arteria carótida, latigazo cervical, enfisema mediastínico (cuando el aire se filtra de las vías respiratorias hacia el mediastino, situado en el centro del tórax) o fractura de un hueso del cuello.
En este caso, aunque no se hacen recomendaciones para reducir riesgos, sí se recuerda “el potencial peligro para los fans de sufrir una lesión cerebral al practicar headbanging”.
Referencias bibliográficas:
Ariyan Pirayesh Islamian, Manolis Polemikos, Joachim K Krauss. Chronic subdural haematoma secondary to headbanging. The Lancet (2014). DOI: 10.1016/S0140-6736(14)60923-5.
Declan Patton, Andrew McIntosh. Head and neck injury risks in heavy metal: head bangers stuck between rock and a hard bass. British Medical Journal (2008). DOI: 10.1136/bmj.a2825.
Ariyan Pirayesh Islamian, Manolis Polemikos, Joachim K Krauss. Chronic subdural haematoma secondary to headbanging. The Lancet (2014). DOI: 10.1016/S0140-6736(14)60923-5.
Declan Patton, Andrew McIntosh. Head and neck injury risks in heavy metal: head bangers stuck between rock and a hard bass. British Medical Journal (2008). DOI: 10.1136/bmj.a2825.