Se confirma la relación entre la contaminación ambiental y el cáncer

Los pesticidas afectan especialmente a niños, jóvenes y bebés


Un estudio realizado por la Universidad de Liverpool alerta de que los riesgos de contraer cáncer por efecto de la contaminación ambiental son mayores de lo que se pensaba hasta ahora, particularmente en los casos de cáncer de pecho, testículos y próstata. Los elementos más dañinos son los llamados organoclorinos, que se encuentran en los pesticidas utilizados en las cosechas y en los plásticos. Afectan especialmente a niños, jóvenes y bebés: su desarrollo puede verse afectado incluso desde el vientre materno y durante la lactancia (la leche materna lleva los contaminantes), por lo que pueden nacer con una tendencia inusual al desarrollo del cáncer a lo largo de su vida. Por Marta Morales.


Marta Morales
24/03/2006

Los productos contaminantes son más peligrosos para nuestra salud de lo que se pensaba y causan más cáncer de lo que hasta ahora se había creído, revela una investigación realizada por la University of Liverpool, en Gran Bretaña, cuyos resultados publica el Journal of Nutritional and Environmental Medicine.

Tal como explica un comunicado de la Universidad de Liverpool, estudios previos acerca de las causas del desarrollo de esta enfermedad habían concluido a menudo que la exposición a ciertos tipos de contaminantes, como los llamados organoclorinos, que se encuentran en los pesticidas utilizados en las cosechas y en los plásticos, no tenían una concentración suficiente como para convertirse en uno de los principales causantes del cáncer.

Sin embargo, una nueva investigación apunta a que, incluso en concentraciones bajas, estos productos químicos sí aumentan el riesgo de desarrollar cáncer, sobre todo en el caso de niños y de jóvenes. Y advierte del riesgo especial para los bebés: su desarrollo puede verse afectado por los contaminantes incluso desde el vientre materno y durante la lactancia (la leche materna los lleva), por lo que pueden nacer con una tendencia inusual al desarrollo del cáncer a lo largo de su vida.

Revisando lo que se conoce

La investigación consistió en una revisión sistemática de estudios y literatura reciente acerca de la relación entre el cáncer y el medioambiente. Los profesores Vyvyan Howard y John A. Newby, del departamento de anatomía humana y biología celular de dicha universidad, descubrieron con ella que la calidad del medioambiente afecta realmente a nuestra salud, y también que una inclinación genética a padecer cáncer combinada con un entorno contaminado aumenta el riesgo.

Según los investigadores, los organoclorinos son contaminantes que no desaparecen y que recorren grandes distancias, acumulándose en la cadena alimenticia. Los humanos estamos expuestos a ellos a través de los alimentos. A los niños les llegan las dioxinas, un derivado de los organoclorinos, a través de lo que comen; y a los fetos a través de la placenta y del cordón umbilical de sus madres, así como de la leche materna. Ellos son los más vulnerables a la contaminación. Asimismo, también nos vemos expuestos a los organoclorinos, que tienen propiedades que dañan el sistema endocrino, a través del aire y del agua.

Vida natural

Los científicos señalan que los contaminantes, y en especial los organoclorinos y los pesticidas sintéticos, son capaces de dañar igualmente el sistema hormonal, y que podrían ser una de las principales causas de la aparición de cáncer de pecho, testículos y próstata. Por lo tanto, advierten de la necesidad de protegerse contra ellos.

El cáncer apenas tiene incidencia en sociedades no industrializadas, que aún viven en contacto con la naturaleza, lo que sugiere que, evidentemente, existe un vínculo entre esta enfermedad y el tipo de vida derivada de la industrialización. Por eso, los especialistas aconsejan que se opte cada vez más por los productos biológicos, como método de prevención, y que las autoridades revisen continuamente el nivel de contaminantes de la comida que consume la población.

Los organoclorinos designan a un conjunto de pesticidas que están presentes en nuestro entorno y que se pueden acumular en el organismo, si consumimos comida contaminada con ellos. Para evitarlos, además de consumir productos biológicos, se deben lavar muy bien los vegetales, e incluso pelarlos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre un uno y un cinco por ciento de las enfermedades más graves de los países desarrollados se deben a factores medioambientales. Para Vyvyan y Newby, este cálculo se queda corto.

No es la primera vez que se alerta de los peligros de los organoclorinos para la salud humana, especialmente su relación con los casos de cáncer. La revista Cancer Research publicó en diciembre pasado los resultados de otro estudio con nuevas evidencias de que la exposición medioambiental al bifenil policlorinado (PCB, en inglés) puede estar asociada al linfoma no Hodgkin.

Para los autores de este estudio, es cada vez más evidente que los organoclorinos persistentes pueden estar asociados con el riesgo de linfoma, algo que el estudio de la Universidad de Liverpool ratifica.



Marta Morales
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