Hasta un 50% del agua se despilfarra por infraestructuras obsoletas. Imagen: Alvimann.
Las centrales eléctricas se situan en el ránking de la demanda de agua bastante por encima de la agricultura o el consumo humano. En Estados Unidos, según los datos oficiales, estas necesidades de abastecimiento de agua rondan el 41% mientras que la destinada para el sector primario se sitúa en el 37% y la que se destina al consumo humano el 17%.
La situación en los países industrializados de Europa no difiere mucho de la norteamericana. Según la Agencia Europea de Medioambiente, las necesidades energéticas alcanzan una proporción del 37% de media, aunque en países como Alemania, Francia o Polonia, esta cifra rebasa el 50%.
Frente a este gasto, resulta sorprendente que casi un 20% de la población europea viva en países que sufren estrés hídrico. Y la paradoja es que se destina casi un 20% de la energía que produce un país en el transporte del agua a las ciudades.
El binomio agua-energía resulta una ecuación de difícil solución, salvo que se se empiecen a adoptar medidas que gestionen mejor este recurso.
Es decir, por una parte, invertir en modelos de producción energética que ahorren agua y por otra, que se acometa la construcción de infraestructuras -tanto para el almacenamiento como para su canalización- que eviten el desperdicio de este bien cada vez más escaso. Un despilfarro que en algunas ciudades norteamericanas puede llegar al 50% debido a las pérdidas que se producen por no haber adecuado sus infraestructuras.
La situación en los países industrializados de Europa no difiere mucho de la norteamericana. Según la Agencia Europea de Medioambiente, las necesidades energéticas alcanzan una proporción del 37% de media, aunque en países como Alemania, Francia o Polonia, esta cifra rebasa el 50%.
Frente a este gasto, resulta sorprendente que casi un 20% de la población europea viva en países que sufren estrés hídrico. Y la paradoja es que se destina casi un 20% de la energía que produce un país en el transporte del agua a las ciudades.
El binomio agua-energía resulta una ecuación de difícil solución, salvo que se se empiecen a adoptar medidas que gestionen mejor este recurso.
Es decir, por una parte, invertir en modelos de producción energética que ahorren agua y por otra, que se acometa la construcción de infraestructuras -tanto para el almacenamiento como para su canalización- que eviten el desperdicio de este bien cada vez más escaso. Un despilfarro que en algunas ciudades norteamericanas puede llegar al 50% debido a las pérdidas que se producen por no haber adecuado sus infraestructuras.
Tecnología más eficiente
En este sentido, uno de los puntos para ahorrar energía y agua donde ponen el acento diversos informes, el último de la Comisión de Energía de California (EE UU), es en el tratamiento de las aguas residuales de las grandes concentraciones de población.
Así, la citada Comisión estima que “la mayoría de las instalaciones fueron diseñadas y construidas cuando los costos de la energía no constituían una preocupación. Si no ha investigado cabalmente la aplicabilidad de la tecnología moderna, probablemente está desperdiciando una gran cantidad de dinero sin darse cuenta”.
En declaraciones a la revista Impeller, Johan Grön, Director de Tecnología (CTO) de Xylem afirma que los estudios que ha hecho su firma atestiguan que en los últimos cinco años “la producción de la mayoría de las plantas de tratamiento de aguas residuales se ha mantenido igual, pero los costos de electricidad se han duplicado” y augura que en la próxima década los costos de electricidad seguirán incrementándose “por lo que replantear el uso del agua y la energía aplicando un enfoque de planificación urbana integrada podría ser muy beneficioso desde el punto de vista financiero”.
El informe relativo a 2011 realizado por la Energy and Water in a Warming World Initiative (Iniciativa de Energía y Agua en un Mundo en proceso de Calentamiento) subraya que la solución pasa por invertir en la producción de energía en tecnologías que no utilizan agua, como son la eólica y la fotovoltaica,al tiempo que recomienda invertir en las plantas tradicionales para mejorar sus métidos de producción, como pueden ser las tecnologías de enfriamientos de estas plantas en seco o la reutilización de aguas residuales en el proceso de enfriamiento.
En este sentido, uno de los puntos para ahorrar energía y agua donde ponen el acento diversos informes, el último de la Comisión de Energía de California (EE UU), es en el tratamiento de las aguas residuales de las grandes concentraciones de población.
Así, la citada Comisión estima que “la mayoría de las instalaciones fueron diseñadas y construidas cuando los costos de la energía no constituían una preocupación. Si no ha investigado cabalmente la aplicabilidad de la tecnología moderna, probablemente está desperdiciando una gran cantidad de dinero sin darse cuenta”.
En declaraciones a la revista Impeller, Johan Grön, Director de Tecnología (CTO) de Xylem afirma que los estudios que ha hecho su firma atestiguan que en los últimos cinco años “la producción de la mayoría de las plantas de tratamiento de aguas residuales se ha mantenido igual, pero los costos de electricidad se han duplicado” y augura que en la próxima década los costos de electricidad seguirán incrementándose “por lo que replantear el uso del agua y la energía aplicando un enfoque de planificación urbana integrada podría ser muy beneficioso desde el punto de vista financiero”.
El informe relativo a 2011 realizado por la Energy and Water in a Warming World Initiative (Iniciativa de Energía y Agua en un Mundo en proceso de Calentamiento) subraya que la solución pasa por invertir en la producción de energía en tecnologías que no utilizan agua, como son la eólica y la fotovoltaica,al tiempo que recomienda invertir en las plantas tradicionales para mejorar sus métidos de producción, como pueden ser las tecnologías de enfriamientos de estas plantas en seco o la reutilización de aguas residuales en el proceso de enfriamiento.