Cox and
Casi 150 años después de que Charles Darwin publicara El origen de las especies, los norteamericanos aún siguen enfrentándose por el tema de la evolución, escribe el investigador David Masci en un artículo que aparece en un dossier del Pew Forum sobre Darwin. El dossier ha sido publicado con motivo del bicentenario del nacimiento del naturalista inglés.
Cada vez este enfrentamiento está más extendido y más intensificado. Por ejemplo, en los últimos cinco años, los debates acerca de cómo debe enseñarse la evolución en las escuelas públicas norteamericanas se han repetido en comités escolares y ayuntamientos de más de la mitad de los Estados del país.
Según explica Masci, a lo largo del siglo XX los contrarios a la evolución –muchos de ellos cristianos conservadores- han intentado eliminar la enseñanza de la teoría de Darwin de los colegios, o al menos exigir que en las escuelas públicas también se enseñe la versión de la creación que aparece en el Génesis.
Alternativas pseudocientíficas
En la década de los años 60, sin embargo, la Corte Suprema de los Estados Unidos impuso severas restricciones a los gobiernos estatales que se opusieran a enseñar la evolución. Esto ayudó a que la asignatura se impartiera, pero también consiguió que sus oponentes idearan nuevas tácticas.
Así, en la última década, algunas escuelas estatales de Kansas o Pennsylvania han considerado enseñar algunas “alternativas científicas” a la evolución, en especial, la del diseño inteligente.
Los partidarios de la teoría del diseño inteligente sostienen que el origen o evolución del Universo, la vida y el hombre, son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes.
Esta teoría, aún siendo considerada una pseudociencia con características dogmáticas por la comunidad científica y las asociaciones escépticas, ha calado en algunos sustratos de la sociedad norteamericana.
Otro intento por variar el programa educativo de las escuelas públicas ha sido el pedir a los centros de educación que enseñen críticas a la evolución o que animen a los estudiantes a conocer las contradicciones de la teoría de la evolución.
Cada vez este enfrentamiento está más extendido y más intensificado. Por ejemplo, en los últimos cinco años, los debates acerca de cómo debe enseñarse la evolución en las escuelas públicas norteamericanas se han repetido en comités escolares y ayuntamientos de más de la mitad de los Estados del país.
Según explica Masci, a lo largo del siglo XX los contrarios a la evolución –muchos de ellos cristianos conservadores- han intentado eliminar la enseñanza de la teoría de Darwin de los colegios, o al menos exigir que en las escuelas públicas también se enseñe la versión de la creación que aparece en el Génesis.
Alternativas pseudocientíficas
En la década de los años 60, sin embargo, la Corte Suprema de los Estados Unidos impuso severas restricciones a los gobiernos estatales que se opusieran a enseñar la evolución. Esto ayudó a que la asignatura se impartiera, pero también consiguió que sus oponentes idearan nuevas tácticas.
Así, en la última década, algunas escuelas estatales de Kansas o Pennsylvania han considerado enseñar algunas “alternativas científicas” a la evolución, en especial, la del diseño inteligente.
Los partidarios de la teoría del diseño inteligente sostienen que el origen o evolución del Universo, la vida y el hombre, son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes.
Esta teoría, aún siendo considerada una pseudociencia con características dogmáticas por la comunidad científica y las asociaciones escépticas, ha calado en algunos sustratos de la sociedad norteamericana.
Otro intento por variar el programa educativo de las escuelas públicas ha sido el pedir a los centros de educación que enseñen críticas a la evolución o que animen a los estudiantes a conocer las contradicciones de la teoría de la evolución.
Algunos términos de la discusión
Creacionismo: Creencia en que la historia de la creación que aparece en el libro Génesis de la Biblia es literalmente cierta y se asemeja en su valor a una explicación científica sobre la creación de la Tierra y del desarrollo de la vida.
Ciencia de creación: Movimiento que intenta descubrir evidencias científicas que demuestren que la historia bíblica de la creación es cierta.
La evolución darviniana: Teoría inicialmente acuñada por Charles Darwin que señala que la vida en la Tierra ha evolucionado a través de la selección natural, un proceso por el que plantas y animales cambian con el paso del tiempo por adaptación a sus entornos.
Diseño inteligente: Teoría que sostiene que el origen o evolución del Universo, la vida y el hombre, son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes.
Darvinismo social: Creencia en que la teoría evolutiva de Darwin puede aplicarse a la sociedad y a grupos de personas, de igual modo que a la vida salvaje.
Evolución teísta: Creencia sostenida por algunos grupos religiosos, incluida la Iglesia Católica, de que Dios es la fuerza que guía el proceso de la evolución.
Creacionismo: Creencia en que la historia de la creación que aparece en el libro Génesis de la Biblia es literalmente cierta y se asemeja en su valor a una explicación científica sobre la creación de la Tierra y del desarrollo de la vida.
Ciencia de creación: Movimiento que intenta descubrir evidencias científicas que demuestren que la historia bíblica de la creación es cierta.
La evolución darviniana: Teoría inicialmente acuñada por Charles Darwin que señala que la vida en la Tierra ha evolucionado a través de la selección natural, un proceso por el que plantas y animales cambian con el paso del tiempo por adaptación a sus entornos.
Diseño inteligente: Teoría que sostiene que el origen o evolución del Universo, la vida y el hombre, son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes.
Darvinismo social: Creencia en que la teoría evolutiva de Darwin puede aplicarse a la sociedad y a grupos de personas, de igual modo que a la vida salvaje.
Evolución teísta: Creencia sostenida por algunos grupos religiosos, incluida la Iglesia Católica, de que Dios es la fuerza que guía el proceso de la evolución.
Perspectiva científica
La mayoría de los científicos norteamericanos defiende la evolución como una teoría científica bien establecida que explica de manera convincente el origen y el desarrollo de la vida en la Tierra.
Asimismo, los científicos señalan que cualquier teoría científica no se basa en una “corazonada” sino que resulta de la observación de los fenómenos naturales, como la gravedad. Para ellos, la evolución a través de la selección natural es un hecho constatado por las observaciones. Por último, los científicos sitúan en el mismo ámbito el creacionismo y el diseño inteligente: el de la religión, y no el de la ciencia.
Pero, se pregunta Masci, si la evolución es una teoría científica, tal como pueda ser la teoría de la gravedad, ¿por qué todavía se debate contra ella un siglo y medio después de haber sido propuesta?
Debate sin fin
Según el investigador, la respuesta radicaría, en parte, en las posibles implicaciones teológicas que entraña el pensamiento evolutivo.
Para muchos, la perspectiva darwiniana de la vida –como una lucha brutal y un cambio constante- va en contra de la historia bíblica de la creación y entra en conflicto con el concepto judeo-cristiano de un Dios activo y amable que cuida de su obra.
Además, algunos oponentes a la teoría de la evolución argumentan que las ideas de Darwin son social y políticamente peligrosas.
En particular, dicen, la noción de que los animales con mayor capacidad de adaptación sobreviven y prosperan (la supervivencia de los más aptos) ha sido utilizada por pensadores y dictadores para justificar crímenes atroces, como los genocidios.
A pesar de todos estos enfrentamientos, señala Masci, el debate más intenso y extenso sobre la evolución se desarrolla en el ámbito de la educación. Según él, éste es un enfrentamiento que seguirá vivo durante muchos años más.
La mayoría de los científicos norteamericanos defiende la evolución como una teoría científica bien establecida que explica de manera convincente el origen y el desarrollo de la vida en la Tierra.
Asimismo, los científicos señalan que cualquier teoría científica no se basa en una “corazonada” sino que resulta de la observación de los fenómenos naturales, como la gravedad. Para ellos, la evolución a través de la selección natural es un hecho constatado por las observaciones. Por último, los científicos sitúan en el mismo ámbito el creacionismo y el diseño inteligente: el de la religión, y no el de la ciencia.
Pero, se pregunta Masci, si la evolución es una teoría científica, tal como pueda ser la teoría de la gravedad, ¿por qué todavía se debate contra ella un siglo y medio después de haber sido propuesta?
Debate sin fin
Según el investigador, la respuesta radicaría, en parte, en las posibles implicaciones teológicas que entraña el pensamiento evolutivo.
Para muchos, la perspectiva darwiniana de la vida –como una lucha brutal y un cambio constante- va en contra de la historia bíblica de la creación y entra en conflicto con el concepto judeo-cristiano de un Dios activo y amable que cuida de su obra.
Además, algunos oponentes a la teoría de la evolución argumentan que las ideas de Darwin son social y políticamente peligrosas.
En particular, dicen, la noción de que los animales con mayor capacidad de adaptación sobreviven y prosperan (la supervivencia de los más aptos) ha sido utilizada por pensadores y dictadores para justificar crímenes atroces, como los genocidios.
A pesar de todos estos enfrentamientos, señala Masci, el debate más intenso y extenso sobre la evolución se desarrolla en el ámbito de la educación. Según él, éste es un enfrentamiento que seguirá vivo durante muchos años más.