Redes de pequeños espacios verdes para enfriar las ciudades

Un estudio realizado en Londres revela cómo reducir las islas de calor urbanas


En los últimos 40 años, las zonas urbanas han experimentado aumentos significativos en el número de olas de calor. Por eso, los expertos se afanan en encontrar la manera de reducir las islas de calor de las ciudades. Un estudio realizado en Londres revela que para tal fin resultarían útiles las redes de espacios verdes pequeños y medianos, y no solo los grandes espacios verdes. En Madrid, se analiza entretanto como mejorar los edificios para aumentar la refrigeración en interiores. Por Marta Lorenzo.


Marta Lorenzo
03/03/2016

Russell Square, Londres, uno de los espacios verdes analizados en el estudio. Fuente: Forestry Commission.
El concepto de isla de calor urbana hace referencia a un fenómeno por el cual las zonas urbanas tienden a tener una mayor temperatura que las zonas rurales que las rodean. Este efecto se debe a la sustitución de la vegetación por edificios y calles, lo que tiene como consecuencia una mayor absorción de radiación solar por parte de las superficies construidas y pavimentadas.

Ya se había demostrado que crear grandes espacios verdes urbanos puede reducir las islas de calor de las ciudades. Ahora, un estudio de la Forestry Commision del Reino Unido ha revelado que los parques pequeños y medianos también pueden servir como método de refrigeración urbana. La investigación fue realizada en la ciudad de Londres.

En general, los entornos urbanizados pueden ser unos de 9°C más cálidos que las áreas que rodean a las edificaciones, ya que el tráfico de las carreteras y las actividades humanas del interior de las ciudades contribuyen al efecto isla de calor. La vegetación, especialmente los árboles, tiene un papel crucial en la reducción de estas temperaturas, gracias a que proporcionan sombra, reflejan la luz del sol y porque, al hacer la  fotosíntesis, las hojas lanzan de nuevo agua a la atmósfera merced al proceso de evapotranspiración.

Londres: Tamaños y distancias óptimos  

El trabajo de la Forestry Commision, publicado online en la revista Urban Forestry and Urban Greening revela que los espacios verdes pequeños, con áreas de menos de 5 hectáreas (5.000 metros cuadrados; ligeramente más pequeños que un campo de fútbol), no afectan la temperatura del aire de sus alrededores; sin embargo, a medida que el área verde se incrementa, la distancia a la que el enfriamiento alcanza también aumenta de manera lineal.   

Asimismo, el estudio ha constatado que espacios con mayor cobertura de copas de árboles aumentan esa distancia más allá de los límites del espacio verde sobre el que el enfriamiento es medible, mientras que la cantidad de enfriamiento es más fuerte cuanto mayor cantidad de hierba haya.

Los investigadores encontraron además que, en las noches de viento, no es posible medir el efecto enfriamiento de los espacios verdes más allá del límite de estos, por la mezcla turbulenta del aire. En las noches cálidas y tranquilas, en cambio, sí lograron estimar que una red de espacios verdes de entre 3 y 5 hectáreas, situadas a distancias de entre 100 y 150 metros, proporcionaría refrigeración integral para una ciudad con un clima y características similares a los de Londres.

“Esta información podría ayudar a los planificadores urbanos para el diseño de entornos que reduzcan las temperaturas en las ciudades”, explica Kieron Doick, director de la investigación. “Los árboles y las áreas de hierba tienen ambos un papel importante en la ayuda a la refrigeración de las ciudades: los árboles suponen un efecto de enfriamiento que se nota a distancia, y las áreas de hierba aumentan la cantidad de enfriamiento, por lo que la combinación de ambos resulta ideal”.
 
Estos resultados son importantes porque, en los últimos 40 años, las zonas urbanas de todo el mundo han experimentado aumentos significativos en el número de olas de calor, según reveló en 2015 un estudio sobre los efectos del cambio climático en ciudades realizado por expertos de diversos centros de investigación del planeta.  

Asimismo, en 2012, un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) señaló que los espacios verdes pueden ayudar a la adaptación al cambio climático, por ejemplo, a las olas de calor, refrescando las áreas urbanas. Por último, en 2015 una investigación de la NASA realizada con datos tomados desde el espacio también señaló que la presencia de vegetación es un factor esencial para limitar el efecto 'isla de calor' de las ciudades.

Influencia de la isla de calor urbana en Madrid según barrios. Fuente: UPM.
Madrid: El papel de los edificios

En Madrid, las islas de calor están siendo estudiadas por investigadores de la Universidad Politécnica (UPM), en el marco de un proyecto bautizado como MODIFICA  (MOdelo  predictivo – edificios – Isla de Calor urbanA).

Por ahora, estos expertos han encontrado que, debido a las islas de calor, en la capital española se dan notables diferencias de temperatura entre diferentes puntos. Estas diferencias superan en muchos casos los 6ºC.

Asimismo, los investigadores han detectado un impacto de la isla de calor urbana sobre algunas tipologías de viviendas, que en verano llegan a duplicar la demanda estimada de refrigeración.  

Destacan por ello la necesidad de cuidar también los edificios: hay que replantearse tanto las estrategias de diseño como los elementos pasivos y activos que intervienen en el acondicionamiento interior de las viviendas.

De esta manera, se podría se propiciaría un importante ahorro energético, y se contrarrestarían los efectos de la isla de calor urbano.

Referencia bibliográfica:

M. Vaz Monteiro, K. J. Doick, P. Handley, A. Peace. The impact of greenspace size on the extent of local nocturnal air temperature cooling in London. Urban Forestry and Urban Greening (2016). DOI: 10.1016/j.ufug.2016.02.008.


 



Marta Lorenzo
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