Rasgos faciales femeninos o con una alegría natural nos despiertan mayor confianza

Una investigación muestra la relación entre las caras y decisiones basadas en la fiabilidad


Investigadores estadounidenses han recopilado una serie de estudios que demuestran que los humanos utilizamos los atributos faciales para tomar decisiones importantes sobre en quién confiamos (políticos, asesores financieros). Un perfil más femenino o de alegría natural, por ejemplo, suele considerarse más fiable.


SINC/T21
22/10/2014

Caras generadas por ordenador que sirven como modelos para estudiar la percepción humana de la competitividad (A), dominancia (B) , extroversión (C) y honradez (D). En la columna central están los rostros con valores promedios; en la derecha, los que están por encima de la media y a la izquierda, los que están por debajo. Imagen: Olivola et al. Fuente: Trends in Cognitive Sciences.
Durante años, se ha investigado sobre la asociación que hacen las personas entre los tipos de cara y las personalidades que les atribuyen, como la competitividad, la dominación y la amabilidad. Un perfil más femenino o de alegría natural, por ejemplo, suele considerarse más fiable.

Según un artículo publicado en Cell Press, las personas utilizan estos atributos faciales para tomar decisiones importantes. Este sistema de valoración, conocido como caraísmo (face-ism), tiene consecuencias en el mundo real. Los autores del estudio analizan estos efectos y plantean la mejor forma de superarlos.

“Nuestra investigación va más allá de asociar caras y personalidades. Muestra cómo estas atribuciones pueden afectar a decisiones importantes, tales como a qué líderes votamos o a quiénes juzgamos por un crimen”, aclara a Sinc Christopher Olivola, de la Universidad Carnegie Mellon (Pittsburgh, EE.UU.) y autor principal del estudio, que recoge una selección de estudios sobre las consecuencias sociales de nuestra percepción de los rasgos de la cara.

Confiar en la apariencia facial puede tener consecuencias graves en el sistema jurídico y financiero, según los autores. “Lo más preocupante del estudio, desde nuestro punto de vista, es que se ha demostrado que estos atributos influyen en decisiones con implicaciones sociales importantes, tales como la forma en que seleccionamos a nuestros gobernantes y a las personas a las que confiamos nuestro dinero”, añaden.

Si, en un juicio, el sospechoso tiene una mirada que transmite desconfianza, existen más posibilidades de que sea condenado. De la misma forma, tener una cara que parece honesta fortalece la capacidad de un individuo para atraer inversiones financieras y adquirir préstamos.

El contexto

“Aunque nos gustaría pensar que nuestras elecciones son racionales, imparciales y fundamentadas solamente en información importante, la verdad es que a menudo están apoyadas en factores superficiales e irrelevantes”, señala Olivola en la nota de prensa de la universidad, recogida por EurekAlert!. “Esto nos preocupa, porque las caras realmente no pueden predecir los rasgos de una persona”.

Según el estudio, un buen conocimiento sobre la persona o el contexto puede paliar esta tendencia. “En algunos casos, recibir más información sobre la persona que estamos evaluando puede reducir esta influencia. Los votantes que conocen mejor a los políticos son menos propensos a tomar decisiones basadas en su aspecto que aquellos que saben menos de ellos”, indica Olivola. “Tenemos que evitar que nuestras elecciones estén condicionadas por las apariencias”, concluye.

Descubrir las variaciones faciales que dirigen nuestras impresiones sobre la competencia o la confianza es un área de investigación en auge. Aunque muchas de estas variaciones son desconocidas, los avances metodológicos recientes, como los actuales y complejos modelos informáticos que sistemáticamente manipulan la apariencia facial, están permitiendo a los investigadores abordar esta cuestión de manera más eficaz.

Referencia bibliográfica:

Christopher Y. Olivola, Friederike Funk, Alexander Todorov. Social attributions from faces bias human choices. Trends in Cognitive Sciences (2014). DOI: 10.1016/j.tics.2014.09.007.



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