Proponen una nueva clasificación de los problemas de la consciencia

Podría aclarar el estado de pacientes en estado de consciencia mínima y ayudar a su recuperación, afirma el neurólogo francés Lionel Naccache en “Brain”


Una de las alteraciones patológicas y perdurables de la consciencia es el estado de mínima respuesta o de consciencia mínima. El neurólogo Lionel Naccache, director del equipo PICNIC Lab del Instituto del Cerebro y la Médula Espinal del CNRS /Inserm/UPMC propone en la revista “Brain” que se modifique la clasificación de este estado, para tener más en cuenta su relación con la corteza cerebral y así poder diagnosticarlo y tratarlo de manera más eficiente.


19/12/2017

Imagen: Seanbatty. Fuente: Pixabay.
Cambiar el nombre a uno de los estados no conscientes para poder conocerlo mejor y, de este modo, tratarlo con más eficiencia. Esto es lo que propone el Dr. Lionel Naccache, director del equipo PICNIC Lab del Instituto del Cerebro y la Médula Espinal del CNRS /Inserm/UPMC,  en un artículo recientemente publicado en la revista Brain.

En general, las alteraciones patológicas y perdurables de la consciencia se clasifican desde principios de la década de 2000 en tres categorías. En primer lugar, el estado de coma, en el que los pacientes no son conscientes, permanecen con los ojos cerrados, y prácticamente no responden a los estímulos, salvo a algunos, reflejos, relacionados con zonas conservadas del tronco cerebral.

En segundo lugar, los pacientes no conscientes pueden hallarse en estado vegetativo o estado de vigilia sin respuesta, es decir, que están despiertos pero no conscientes. Por último, existe un estado conocido como “estado de mínima respuesta o de “consciencia mínima” en el que sí existen respuestas a algunos estímulos. En este caso, aunque el paciente sea incapaz de comunicarse verbalmente, sí puede realizar seguimiento visual, controlar el parpadeo o presentar alguna respuesta motora.  

Sobre este último estado se centra el artículo de Naccache y para él propone una nueva clasificación, que combine las observaciones clínicas (de comportamiento de los pacientes) con datos obtenidos con las más novedosas técnicas de registro de imágenes cerebrales. Por ejemplo, las utilizadas en un trabajo reciente realizado por neurólogos del Hospital General de Massachusetts (EEUU).

El estado de la corteza como referencia

Naccache basa su propuesta en la revisión de diversos estudios sobre el estado de consciencia mínima que apuntan a que este tiene relación con ciertas regiones de la corteza cerebral, cuya actividad contribuye directamente al comportamiento de las personas afectadas.

Por eso, señala que el estado de consciencia mínima debería pasar a llamarse “estado mediado por la corteza” (CMS). El nivel de CMS estaría proporcionalmente relacionado con el nivel de consciencia del paciente, afirma Naccache.

Según el investigador, modificar la terminología permitiría identificar mejor esta condición, algo que resultaría crucial para el diagnóstico, el pronóstico y el diseño de estrategias adecuadas de tratamiento.

Además, habría que combinar datos de actividad cerebral registrados con tecnologías como la resonancia magnética funcional o el electroencefalograma con la información que arrojan los signos clínicos conductuales. 

¿Por qué la corteza?

La corteza o córtex cerebral es un tejido nervioso que recubre los hemisferios cerebrales y que está compuesto por materia gris. Tiene seis capas y cuenta con unos 10.000 millones de neuronas.

Además, una de sus partes, conocida como neocórtex porque fue la última en aparecer en la evolución del cerebro (está especialmente desarrollada en humanos y primates) es la que posibilita los procesos racionales. Gracias a la corteza, tenemos la capacidad de percibir, imaginar, pensar, emitir juicios o tomar decisiones.

Ya en 2003, un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience y realizado por el Premio Nobel Francis Crick, uno de los descubridores de la estructura del ADN, señalaba que el córtex (en concreto, su parte posterior ) es la región del cerebro que genera los procesos de la consciencia, por ejemplo, de la consciencia del entorno y de la propia individualidad.

Desde entonces, la neurología ha llegado a relacionar incluso la imaginación con la corteza. Todo esto nos permite hacernos una idea de hasta qué punto es importante observar el córtex en los estados de consciencia mínima.  

A pesar de lo dicho, hoy día es sabido que existen otras regiones cerebrales implicadas en nuestra consciencia, como el tronco del encéfalo y del hipotálamo; y que en la consciencia juega un papel fundamental la orquestación cerebral o el trabajo concertado de múltiples áreas del cerebro.

Aumenta la esperanza

El Inserm publicaba hace poco otra investigación que avanzaba también en el perfeccionamiento del diagnóstico de personas en estado de no consciencia, para mejorar su tratamiento y sus posibilidades de recuperación.

En aquel caso, los científicos franceses proponían atender a las fluctuaciones de los corazones de este tipo de pacientes cuando se les presenta un estímulo sonoro, para determinar su nivel de consciencia. El método ya ha sido probado en 127 personas en estado vegetativo, con resultados esperanzadores.

Estos y otros trabajos acercan cada vez más la posibilidad de predecir, de manera ajustada, la evolución del estado de pacientes en coma, en estado vegetativo o en estado de consciencia mínima. Asimismo,  cada vez se prueban más técnicas novedosas que podrían impulsar la recuperación de estas personas, como la aplicación de ultrasonidos en el tálamo cerebral y la estimulación con luz de un circuito cerebral específico.

Referencia bibliográfica:

Lionel Naccache. Minimally conscious state or cortically mediated state?. Brain (2017). DOI: 10.1093/brain/awx324.
 



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