La imagen muestra las órbitas de las lunas marcianas Phobos y Deimos, y las posibles trayectorias de las partículas que saldrían disparadas tras el impacto de un asteroide con Marte. (Imagen: Loic Chappaz. Fuente: Universidad de Purdue).
Expertos de la Universidad de Purdue, en Estados Unidos, afirman que una misión espacial enviada a una luna de Marte podría volver a la Tierra con vida alienígena a bordo.
Sin embargo, se apresuran en añadir que “no se espere un escenario de invasión como los de las películas Men in Black 3 o Prometheus porque, más bien, lo que llegará a la Tierra desde Marte –si es que la misión trae algo- serán microbios “verdes”, en lugar de “hombrecillos verdes”.
Jay Melosh, profesor de la Universidad de Purdue especializado en ingeniería aeroespacial y ciencias planetarias, explica en un comunicado de dicha Universidad que “una muestra procedente de la luna Phobos, mucho más fácil de obtener que una del Planeta Rojo, casi con total seguridad contendrá material procedente de Marte, expulsado del planeta al impactar este con grandes asteroides”.
Por tanto, “si la vida en Marte existe o existió en algún momento en los últimos 10 millones de años, una misión a Phobos podría traernos la primera evidencia de existencia de vida más allá de nuestro planeta”, añade Melosh.
Sin embargo, se apresuran en añadir que “no se espere un escenario de invasión como los de las películas Men in Black 3 o Prometheus porque, más bien, lo que llegará a la Tierra desde Marte –si es que la misión trae algo- serán microbios “verdes”, en lugar de “hombrecillos verdes”.
Jay Melosh, profesor de la Universidad de Purdue especializado en ingeniería aeroespacial y ciencias planetarias, explica en un comunicado de dicha Universidad que “una muestra procedente de la luna Phobos, mucho más fácil de obtener que una del Planeta Rojo, casi con total seguridad contendrá material procedente de Marte, expulsado del planeta al impactar este con grandes asteroides”.
Por tanto, “si la vida en Marte existe o existió en algún momento en los últimos 10 millones de años, una misión a Phobos podría traernos la primera evidencia de existencia de vida más allá de nuestro planeta”, añade Melosh.
La importancia de las lunas marcianas
La misión a Phobos fue discutida recientemente en el encuentro Concepts and Approaches for Mars Exploration de la NASA, celebrado en Houston (Texas) del 12 al 14 de junio pasados.
En él, los especialistas establecieron que las lunas de Marte son “importantes destinos susceptibles de proporcionar gran parte del valor de la exploración humana en la superficie (del Planet Rojo), con un coste y un riesgo reducidos”.
El papel de Melosh en este proyecto es dirigir al equipo (seleccionado por la Planetary Protection Office de la NASA) que se encargará de la evaluación de las muestras que se traigan de Phobos. Más concretamente, los científicos deberán determinar si dichas muestras podrían contener el suficiente material reciente de Marte como para incluir organismos marcianos viables.
De momento, Melosh y sus colaboradores han realizado ya una serie de cálculos para determinar la cantidad de material que habría sido desplazado del Planeta Rojo por el impacto de asteroides, así como si partículas individuales eyectadas a raíz de dichos impactos podrían haber aterrizado en Phobos, que de las lunas de Marte es la más cercana al planeta.
Los resultados obtenidos en estos cálculos fueron los siguientes: una muestra de 200 gramos de la superficie de Phobos podría contener, como media, alrededor de la décima parte de un miligramo de material de la superficie marciana, que habría sido “lanzado” desde el Planeta Rojo en los últimos 10 millones de años, así como 50 mil millones de partículas individuales.
La misma muestra podría contener, asimismo, hasta 50 miligramos de material de la superficie del Planeta Rojo aterrizado en Phobos en algún momento de los últimos 3,5 mil millones de años.
Según los científicos, los plazos temporales establecidos son importantes, porque se cree que después de 10 millones de años de exposición a los altos niveles de radiación de Phobos, cualquier resto de material biológicamente activo quedaría destruido.
Por otra parte, Melosh y su equipo han calculado que la mayor parte de los fragmentos expulsados por Marte tras el impacto con asteroides serían partículas de un diámetro de una milésima de milímetro, esto es, 100 veces menores que un grano de arena, aunque similares en tamaño a las bacterias terrestres.
El equipo también ha estudiado las vías posibles que habrían seguido estas partículas tras ser expulsadas al espacio y sus velocidades, así como ha establecido más de 10 millones de trayectorias posibles para evaluar las probabilidades de que dichas partículas acabaran en Phobos.
La misión a Phobos fue discutida recientemente en el encuentro Concepts and Approaches for Mars Exploration de la NASA, celebrado en Houston (Texas) del 12 al 14 de junio pasados.
En él, los especialistas establecieron que las lunas de Marte son “importantes destinos susceptibles de proporcionar gran parte del valor de la exploración humana en la superficie (del Planet Rojo), con un coste y un riesgo reducidos”.
El papel de Melosh en este proyecto es dirigir al equipo (seleccionado por la Planetary Protection Office de la NASA) que se encargará de la evaluación de las muestras que se traigan de Phobos. Más concretamente, los científicos deberán determinar si dichas muestras podrían contener el suficiente material reciente de Marte como para incluir organismos marcianos viables.
De momento, Melosh y sus colaboradores han realizado ya una serie de cálculos para determinar la cantidad de material que habría sido desplazado del Planeta Rojo por el impacto de asteroides, así como si partículas individuales eyectadas a raíz de dichos impactos podrían haber aterrizado en Phobos, que de las lunas de Marte es la más cercana al planeta.
Los resultados obtenidos en estos cálculos fueron los siguientes: una muestra de 200 gramos de la superficie de Phobos podría contener, como media, alrededor de la décima parte de un miligramo de material de la superficie marciana, que habría sido “lanzado” desde el Planeta Rojo en los últimos 10 millones de años, así como 50 mil millones de partículas individuales.
La misma muestra podría contener, asimismo, hasta 50 miligramos de material de la superficie del Planeta Rojo aterrizado en Phobos en algún momento de los últimos 3,5 mil millones de años.
Según los científicos, los plazos temporales establecidos son importantes, porque se cree que después de 10 millones de años de exposición a los altos niveles de radiación de Phobos, cualquier resto de material biológicamente activo quedaría destruido.
Por otra parte, Melosh y su equipo han calculado que la mayor parte de los fragmentos expulsados por Marte tras el impacto con asteroides serían partículas de un diámetro de una milésima de milímetro, esto es, 100 veces menores que un grano de arena, aunque similares en tamaño a las bacterias terrestres.
El equipo también ha estudiado las vías posibles que habrían seguido estas partículas tras ser expulsadas al espacio y sus velocidades, así como ha establecido más de 10 millones de trayectorias posibles para evaluar las probabilidades de que dichas partículas acabaran en Phobos.
Equipo de investigadores de la Universidad de Purdue escogidos por la Planetary Protection Office de la NASA para evaluar si muestras marcianas procedentes de Phobos contienen organismos viables. Imagen: Mark Simons. Fuente: Universidad de Purdue.
Microbios durmientes que podrían despertar
Las estimaciones señalan que, en los últimos 10 millones de años, ha habido en Marte al menos cuatro impactos con asteroides lo suficientemente potentes como para que se haya producido el lanzamiento de material desde el Planeta Rojo al espacio. Phobos habría capturado parte de ese material.
Los científicos han identificado en Marte, por ejemplo, el gran cráter de Mojave, de 60 kilómetros de diámetro. Se estima que este cráter se formó como consecuencia del impacto con un asteroide hace menos de cinco millones de años, y su existencia sugiere que podría haber una cantidad incluso mayor de material marciano con organismos viables en su interior de lo estimado, afirma Melosh.
El científico explica que “no es imposible que una de estas muestras contenga un organismo durmiente que podría despertarse al ser expuesto a las condiciones terrestres, más favorables. He participado en un estudio que ha descubierto que microbios vivos pueden sobrevivir a ser lanzados tras un impacto, y otros estudios han demostrado que algunos organismos microscópicos pueden tolerar gran cantidad de radiación cósmica”.
De ser así, el hallazgo verificaría la idea que defiende este equipo de investigación. Según ellos, “es difícil de creer que no haya vida en algún sitio ahí fuera, en algún punto del espacio”. Si, por el contrario, el hallazgo que se espera de Phobos no se produce, eso no supondría “una respuesta definitiva a la cuestión de si hay vida o no en Marte. Podría haberla habido hace tantísimo tiempo que ya no seríamos capaces de detectarla”, aseguran.
Las estimaciones señalan que, en los últimos 10 millones de años, ha habido en Marte al menos cuatro impactos con asteroides lo suficientemente potentes como para que se haya producido el lanzamiento de material desde el Planeta Rojo al espacio. Phobos habría capturado parte de ese material.
Los científicos han identificado en Marte, por ejemplo, el gran cráter de Mojave, de 60 kilómetros de diámetro. Se estima que este cráter se formó como consecuencia del impacto con un asteroide hace menos de cinco millones de años, y su existencia sugiere que podría haber una cantidad incluso mayor de material marciano con organismos viables en su interior de lo estimado, afirma Melosh.
El científico explica que “no es imposible que una de estas muestras contenga un organismo durmiente que podría despertarse al ser expuesto a las condiciones terrestres, más favorables. He participado en un estudio que ha descubierto que microbios vivos pueden sobrevivir a ser lanzados tras un impacto, y otros estudios han demostrado que algunos organismos microscópicos pueden tolerar gran cantidad de radiación cósmica”.
De ser así, el hallazgo verificaría la idea que defiende este equipo de investigación. Según ellos, “es difícil de creer que no haya vida en algún sitio ahí fuera, en algún punto del espacio”. Si, por el contrario, el hallazgo que se espera de Phobos no se produce, eso no supondría “una respuesta definitiva a la cuestión de si hay vida o no en Marte. Podría haberla habido hace tantísimo tiempo que ya no seríamos capaces de detectarla”, aseguran.