Planetas tipo Tierra y potencialmente habitables, en nuestro ‘vecindario’ galáctico

Los análisis de un equipo de astrónomos revelan la probabilidad de que haya exoplanetas a solo 13 años luz de distancia


Los planetas similares a la Tierra, potencialmente habitables, podrían encontrarse mucho más cerca de lo que se creía: a solo 13 años luz de nuestro planeta, una distancia que en términos astronómicos sería ‘como un paseo por el parque’. Esto es lo que ha revelado la revisión de los últimos datos recogidos por el Teloscopio Espacial Kepler, realizada por astrónomos de la Universidad de Harvard y del Caltech.


HARVARDgazette/T21
08/02/2013

Los planetas similares a la Tierra, potencialmente habitables, podrían encontrarse en nuestro propio vecindario galáctico, aseguran investigadores del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA) y del California Institute of Technology (Caltech) de Estados Unidos.

"Los planetas como la Tierra más cercanos podrían estar a unos 13 años-luz de distancia, lo que, astronómicamente hablando, es como un paseo por el parque", ha afirmado Courtney Dressing, investigadora de la Universidad de Harvard y autora principal de un nuevo análisis de datos del Telescopio Espacial Kepler, que desde 2009 examina estrellas lejanas buscando signos de existencia de planetas en órbita alrededor de ellas.

Las declaraciones de Dressing han aparecido recogidas en un comunicado de dicha Universidad. La astrónoma y sus colaboradores, David Charbonneau, del departamento de astronomía de Harvard, y John Johnson, profesor de astronomía del Caltech, han presentado sus resultados en una reciente conferencia de prensa.

El análisis se centró en un tipo de estrellas que son más pequeñas y menos brillantes que nuestro sol, las llamadas ‘enanas rojas’. Estos astros ofrecen varias ventajas a los cazadores de exoplanetas (mundos que orbitan estrellas exteriores a nuestro sistema solar). En primer lugar, las enanas rojas son las estrellas más comunes de la Vía Láctea, ya que representan alrededor del 75% de todas las estrellas presentes en la galaxia.

En segundo lugar, dado que son mucho más tenues que nuestro sol, la "zona de habitabilidad" -o distancia alrededor de la estrella a la cual podría existir vida- queda mucho más cercana a ellas: un planeta orbitando más cerca de su sol hace ese recorrido orbital completo con más frecuencia, lo que aumenta las posibilidades de los científicos de detectarlo cuando este atraviesa la cara visible del astro.

Resultados de las búsquedas

Dressing ha encontrado en total 95 planetas o planetas candidatos alrededor de dichas estrellas. De ellos, identificó a tres candidatos con el tamaño y la temperatura necesarios como para ser considerados similares a la Tierra.

Por otra parte, los investigadores creen que aproximadamente el 6% de las enanas rojas debe tener un planeta tipo Tierra en su órbita. Debido a que Kepler está estudiando estrellas distantes, los tres planetas similares a la Tierra detectados están muy lejos, a entre 300 y 600 años luz de nosotros.

A continuación, los investigadores centraron su análisis en las ‘cercanías’ de nuestra propia estrella, en donde hay 248 enanas rojas, dentro de una distancia de 30 años luz.

Este segundo análisis indicó que la distancia en la que más probabilidades hay de que exista una enana roja con un planeta similar a la Tierra orbitando a su alrededor es de 13 años luz. Según Dressing: "Debería haber un planeta a 13 años luz. Ya tengo ganas de encontrar ese primer planeta".

Charbonneau señala por su parte que el siguiente paso de la investigación será diseñar instrumentos adecuados, para examinar estas estrellas relativamente cercanas. Hay nuevos telescopios ya previstos, como el James Webb Space Telescope y el Giant Magellan Telescope, que podrían ser utilizados en esta búsqueda.

Charbonneau, pionero en la investigación de exoplanetas, afirma asimismo que aunque estos planetas son lo suficientemente pequeños como para ser rocosos, como la Tierra, y lo suficientemente cálidos como para ser habitables, sus condiciones serían muy distintas a las de nuestro planeta.

Los planetas que orbitan muy cerca de su sol son bombardeados con radiación ultravioleta. Debido a que las enanas rojas son activas y presentan numerosas manchas solares, estos planetas se enfrentarían a grandes variaciones en su iluminación.

Por otro lado, de carecer de atmósfera, podrían tener temperaturas demasiado calientes en un lado, al mismo tiempo que el otro lado (de espaldas al sol) estaría congelado. Por el contrario, si tuvieran atmósfera y océanos, los planetas de este tipo estarían protegidos de la radiación de su estrella y el calor estaría distribuido de manera más uniforme en sus superficies. Por todo, la posibilidad de que haya vida en estos mundos no está clara, explica Charbonneau.

Preparados para las sorpresas

Pero, si la investigación de exoplanetas ha enseñado algo a los astrónomos, es que hay que estar preparados para la sorpresa.

Los astrónomos han llegado a comprender que la Vía Láctea no sólo contiene miles de millones de estrellas con planetas en órbita a su alrededor, sino también que la configuración de sistemas solares alienígenas se aleja mucho de la de nuestro sistema solar. No hay ninguna razón, afirma Charbonneau, para que la vida en esos sistemas solares lejanos no fuera también muy diferente a la de la Tierra.

Por otra parte, Charbonneau explica que, a diferencia de nuestro sol, que sufrirá cambios que acabarán con la vida dentro de mil millones de años, las enanas rojas no sufren grandes cambios. De hecho, si una enana roja con un planeta similar a la Tierra hubiese sido una de las primeras estrellas del universo, con unos 12 mil millones de años de edad, probablemente todavía seguiría existiendo.

La única manera de que averigüemos algo definitivo será observando, añade el investigador. Una vez encontrados planetas tipo Tierra, se podrán estudiar sus atmósferas en busca de los elementos y compuestos químicos característicos de la vida en la Tierra, como el oxígeno. "Ciertamente, los exoplanetas han constituido una sorpresa, así que tenemos que estudiar estos planetas", concluye Charbonneau.



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