Pinocho, según la película de Walt Disney. Fuente: Wikipedia.
Una historia moral que alabe la honestidad de un personaje es más eficaz incitando a los niños pequeños a decir la verdad que una historia que haga hincapié en las repercusiones negativas de la mentira, según un estudio publicado en Psychological Science, revista de la Association for Psychological Science de Estados Unidos.
Estos hallazgos sugieren que historias como "El niño que gritó lobo" y "Pinocho" pueden no ser cuentos con moraleja eficaces, cuando se trata de inspirar un comportamiento honesto en los niños.
Los cuentos se han usado durante mucho tiempo para inculcar valores morales y culturales a los pequeños, pero hay pocas investigaciones que hayan analizado su eficacia. "No hay que dar por sentado que los cuentos morales clásicos promoverán automáticamente comportamientos morales", afirma el autor principal de la investigación, Kang Lee, del Dr. Eric Jackman Institute of Child Study de la Universidad de Toronto.
Estos hallazgos sugieren que historias como "El niño que gritó lobo" y "Pinocho" pueden no ser cuentos con moraleja eficaces, cuando se trata de inspirar un comportamiento honesto en los niños.
Los cuentos se han usado durante mucho tiempo para inculcar valores morales y culturales a los pequeños, pero hay pocas investigaciones que hayan analizado su eficacia. "No hay que dar por sentado que los cuentos morales clásicos promoverán automáticamente comportamientos morales", afirma el autor principal de la investigación, Kang Lee, del Dr. Eric Jackman Institute of Child Study de la Universidad de Toronto.
Difícil de resistir
Para averiguar hasta qué punto son efectivos los cuentos en este sentido, Lee y sus colaboradores llevaron a cabo un experimento con 268 niños de entre tres y siete años.
Cada uno de ellos jugó a un juego que requiería adivinar la identidad de un juguete a partir del sonido que este hacía. En mitad del juego, la experimentadora abandonaba la habitación durante un minuto para "coger un libro", indicándole al niño que no mirase el juguete, dejado sobre la mesa. Para la mayoría de los pequeños, la tentación fue demasiado difícil de resistir.
A la vuelta, la experimentadora leyó a los niños una historia, bien "La tortuga y la liebre", "El niño que gritó lobo", "Pinocho" o "George Washington y el cerezo". Después, la experimentadora les pidió que le dijeran la verdad acerca de si habían mirado o no el juguete.
Contrariamente a las expectativas de los investigadores, "Pinocho" y "El niño que gritó lobo" -que asocian la mentira con consecuencias negativas- no resultaron más eficaces impulsando el comportamiento honesto que una fábula sin relación con la honestidad, como "La tortuga y la liebre".
Sólo la historia apócrifa de un joven George Washington pareció inspirar a los niños a reconocer que habían mirado a escondidas: Los niños que escucharon este cuento, en el que un futuro primer presidente de Estados Unidos es alabado por confesar su transgresión, eran tres veces más propensos a decir la verdad que sus compañeros que oyeron otras historias.
Un experimento adicional indicó que el enfoque positivo de la historia de George Washington fue el responsable de la conducta honesta de los niños. Cuando los investigadores cambiaron el final de esta historia, por otro con un giro negativo, los niños que la escucharon no fueron más propensos a admitir que habían mirado el juguete a escondidas.
Hacer hincapié en los resultados positivos
Los investigadores creen que la historia original de George Washington resultó eficaz en este sentido porque demuestra "las consecuencias positivas que se derivan de ser honesto, y mostrando cuál es el comportamiento deseable".
"Nuestro estudio muestra que, para promover un comportamiento moral como la honestidad, hay que hacer hincapié en los resultados positivos de dicho comportamiento, en lugar de en las consecuencias negativas de la falta de honradez", añaden. "Esto puede aplicarse a otras conductas morales".
Para averiguar hasta qué punto son efectivos los cuentos en este sentido, Lee y sus colaboradores llevaron a cabo un experimento con 268 niños de entre tres y siete años.
Cada uno de ellos jugó a un juego que requiería adivinar la identidad de un juguete a partir del sonido que este hacía. En mitad del juego, la experimentadora abandonaba la habitación durante un minuto para "coger un libro", indicándole al niño que no mirase el juguete, dejado sobre la mesa. Para la mayoría de los pequeños, la tentación fue demasiado difícil de resistir.
A la vuelta, la experimentadora leyó a los niños una historia, bien "La tortuga y la liebre", "El niño que gritó lobo", "Pinocho" o "George Washington y el cerezo". Después, la experimentadora les pidió que le dijeran la verdad acerca de si habían mirado o no el juguete.
Contrariamente a las expectativas de los investigadores, "Pinocho" y "El niño que gritó lobo" -que asocian la mentira con consecuencias negativas- no resultaron más eficaces impulsando el comportamiento honesto que una fábula sin relación con la honestidad, como "La tortuga y la liebre".
Sólo la historia apócrifa de un joven George Washington pareció inspirar a los niños a reconocer que habían mirado a escondidas: Los niños que escucharon este cuento, en el que un futuro primer presidente de Estados Unidos es alabado por confesar su transgresión, eran tres veces más propensos a decir la verdad que sus compañeros que oyeron otras historias.
Un experimento adicional indicó que el enfoque positivo de la historia de George Washington fue el responsable de la conducta honesta de los niños. Cuando los investigadores cambiaron el final de esta historia, por otro con un giro negativo, los niños que la escucharon no fueron más propensos a admitir que habían mirado el juguete a escondidas.
Hacer hincapié en los resultados positivos
Los investigadores creen que la historia original de George Washington resultó eficaz en este sentido porque demuestra "las consecuencias positivas que se derivan de ser honesto, y mostrando cuál es el comportamiento deseable".
"Nuestro estudio muestra que, para promover un comportamiento moral como la honestidad, hay que hacer hincapié en los resultados positivos de dicho comportamiento, en lugar de en las consecuencias negativas de la falta de honradez", añaden. "Esto puede aplicarse a otras conductas morales".
Referencia bibliográfica:
Kang Lee, et al. Can Classic Moral Stories Promote Honesty in Children?. Psychological Science (2014). DOI: 10.1177/0956797614536401.
Kang Lee, et al. Can Classic Moral Stories Promote Honesty in Children?. Psychological Science (2014). DOI: 10.1177/0956797614536401.