Imagen: fill. Fuente: Pixabay.
Una investigación realizada por Gaëlle Vallée-Tourangeau y Frédéric Vallée-Tourangeau, expertos en psicología cognitiva de la Universidad de Kingston (Londres), cuestiona la idea tradicional de que el pensamiento tiene lugar estrictamente en la cabeza; y ha demostrado que nuestra toma de decisiones está fuertemente influenciada por el mundo que nos rodea.
Sus hallazgos podrían ayudar a las empresas a encontrar nuevas maneras de mejorar la productividad e incluso podrían mejorar las oportunidades de algunas personas de conseguir un trabajo.
"Cuando escribes o dibujas, esas acciones te hacen pensar de manera diferente", afirma Gaëlle Vallée-Tourangeau. "En psicología cognitiva, se entrena para ver la mente como una computadora, pero hemos descubierto que la gente no piensa de esa manera en el mundo real: Si les das algo para interactuar, piensan de una manera distinta".´
Sus hallazgos podrían ayudar a las empresas a encontrar nuevas maneras de mejorar la productividad e incluso podrían mejorar las oportunidades de algunas personas de conseguir un trabajo.
"Cuando escribes o dibujas, esas acciones te hacen pensar de manera diferente", afirma Gaëlle Vallée-Tourangeau. "En psicología cognitiva, se entrena para ver la mente como una computadora, pero hemos descubierto que la gente no piensa de esa manera en el mundo real: Si les das algo para interactuar, piensan de una manera distinta".´
Dos grupos
En la investigación, publicada en la revista Acta Psychologica, se invitó a 50 participantes a tratar de resolver el siguiente problema: cómo colocar 17 animales en cuatro corrales, de tal manera que hubiera un número impar de animales en cada uno.
Los participantes fueron divididos en dos grupos. Uno de ellos podía construir modelos físicos con las manos y el segundo grupo debía hacer sus cálculos usando una tableta electrónica y un lápiz óptico para esbozar una respuesta.
Se constató así que los voluntarios que construyeron modelos físicos con las manos fueron mucho más propensos a encontrar la solución que los que usaron la tableta.
Este hecho demuestra, según los investigadores, que para la resolución de algunos tipos de problemas –e independientemente de la capacidad cognitiva de cada individuo- poder interactuar físicamente con herramientas ayuda.
Por el contrario, otros métodos pueden garantizar la incapacidad para resolver dichos problemas, lo que apunta a que la interacción con el mundo puede realmente beneficiar el rendimiento de las personas.
Ansiedad matemática
Los investigadores también están estudiando cómo la “ansiedad matemática” -una reacción emocional que debilita la capacidad aritmética de la mente, hasta tal punto que puede hacer que seamos incapaces incluso de dividir la factura de un restaurante- podría ser manejada a través de la interacción con el entorno.
Este otro trabajo ha aparecido publicado en la revista Cognitive Research: Principles and Implications, y consistió en pedirle a algunas personas que repitieran una palabra al tiempo que hacían largas sumas. Se halló que la habilidad matemática de aquellos a quienes se les pidió que hicieran las sumas de cabeza se vio más afectada, que la habilidad matemática de aquellas personas a las que les fueron entregadas fichas de números para manejar con las manos.
Los científicos afirman que cuando los participantes movían fichas de números mientras repetían la palabra y sumaban, fueron tan eficaces haciendo sumas como si no tuvieran ansiedad matemática.
Es decir, que manejar números con las manos puede reducir esta situación emocional, que hace que algunas personas eviten completamente las matemáticas. Por eso resulta importante tratar de entender por qué el factor miedo puede ser eliminado o controlado cuando se usan las manos al tiempo que se hacen cálculos.
Este hecho, además de que podría resultar beneficioso para la enseñanza de las matemáticas, apunta a que debería redefinirse cómo se produce el pensamiento, afirman los autores de la investigación.
En la investigación, publicada en la revista Acta Psychologica, se invitó a 50 participantes a tratar de resolver el siguiente problema: cómo colocar 17 animales en cuatro corrales, de tal manera que hubiera un número impar de animales en cada uno.
Los participantes fueron divididos en dos grupos. Uno de ellos podía construir modelos físicos con las manos y el segundo grupo debía hacer sus cálculos usando una tableta electrónica y un lápiz óptico para esbozar una respuesta.
Se constató así que los voluntarios que construyeron modelos físicos con las manos fueron mucho más propensos a encontrar la solución que los que usaron la tableta.
Este hecho demuestra, según los investigadores, que para la resolución de algunos tipos de problemas –e independientemente de la capacidad cognitiva de cada individuo- poder interactuar físicamente con herramientas ayuda.
Por el contrario, otros métodos pueden garantizar la incapacidad para resolver dichos problemas, lo que apunta a que la interacción con el mundo puede realmente beneficiar el rendimiento de las personas.
Ansiedad matemática
Los investigadores también están estudiando cómo la “ansiedad matemática” -una reacción emocional que debilita la capacidad aritmética de la mente, hasta tal punto que puede hacer que seamos incapaces incluso de dividir la factura de un restaurante- podría ser manejada a través de la interacción con el entorno.
Este otro trabajo ha aparecido publicado en la revista Cognitive Research: Principles and Implications, y consistió en pedirle a algunas personas que repitieran una palabra al tiempo que hacían largas sumas. Se halló que la habilidad matemática de aquellos a quienes se les pidió que hicieran las sumas de cabeza se vio más afectada, que la habilidad matemática de aquellas personas a las que les fueron entregadas fichas de números para manejar con las manos.
Los científicos afirman que cuando los participantes movían fichas de números mientras repetían la palabra y sumaban, fueron tan eficaces haciendo sumas como si no tuvieran ansiedad matemática.
Es decir, que manejar números con las manos puede reducir esta situación emocional, que hace que algunas personas eviten completamente las matemáticas. Por eso resulta importante tratar de entender por qué el factor miedo puede ser eliminado o controlado cuando se usan las manos al tiempo que se hacen cálculos.
Este hecho, además de que podría resultar beneficioso para la enseñanza de las matemáticas, apunta a que debería redefinirse cómo se produce el pensamiento, afirman los autores de la investigación.
Referencias bibliográficas:
Frédéric Vallée-Tourangeau, Sune Vork Steffensen, Gaëlle Vallée-Tourangeau, Miroslav Sirota. Insight with hands and things. Acta Psychologica (2016). DOI: 10.1016/j.actpsy.2016.08.006.
Frédéric Vallée-Tourangeau, Miroslav Sirota, Gaëlle Vallée-Tourangeau. Interactivity mitigates the impact of working memory depletion on mental arithmetic performance. Cognitive Research: Principles and Implications (2016). DOI: 10.1186/s41235-016-0027-2.
Frédéric Vallée-Tourangeau, Sune Vork Steffensen, Gaëlle Vallée-Tourangeau, Miroslav Sirota. Insight with hands and things. Acta Psychologica (2016). DOI: 10.1016/j.actpsy.2016.08.006.
Frédéric Vallée-Tourangeau, Miroslav Sirota, Gaëlle Vallée-Tourangeau. Interactivity mitigates the impact of working memory depletion on mental arithmetic performance. Cognitive Research: Principles and Implications (2016). DOI: 10.1186/s41235-016-0027-2.