Peligra nuestra identidad en la red

Un informe advierte de los riesgos en la gestión de nuestra personalidad virtual


Nuestra identidad personal puede verse afectada por la gestión de la identidad virtual. Esta es la conclusión a la que llega un estudio realizado por el Centro para el Análisis de la Sociedad de la Información y Telecomunicación. En este informe se concluye que las personas más vulnerables son los jóvenes, debido al uso mayoritario de Internet. Por ello, es fundamental una mejora de la educación sobre la gestión de las TIC en nuestra vida cotidiana. Para ello los padres y los educadores tienen que tomar partido. Por Juan R. Coca


Juan R. Coca
04/06/2009

Todo desarrollo tecnocientífico, Internet es uno de ellos, presenta dos caras indisolubles: una positiva y otra negativa. La positiva es conocida y está muy implementada a nivel empresarial, comercial, personal, etc. En cambio el desarrollo de la parte negativa, proveniente de los riesgos personales, está todavía en pañales. Por esta razón, el Centro para el Análisis de la Sociedad de la Información y Telecomunicación ENTER ha publicado un análisis sobre los riesgos de no tener una buena gestión de nuestra identidad digital.

En este informe se concluye que uno de los grupos sociales más vulnerables son los jóvenes. Esto es debido a que son los que mayor uso hacen de las TIC. Por ello, en el documento se afirma que la mejor manera de ayudarles es a través de la educación, mediante la complementación de su formación. En esta tarea las personas fundamentales son los padres y los educadores que tienen que estar vigilantes ante las situación de peligro potencial

La identidad digital

Hasta hace poco tiempo nuestra identidad personal tenía un ámbito de desarrollo geográfico relativamente limitado. Ello era debido a que se circunscribía a nuestro entorno personal directo: amigos, familia, compañeros de trabajo, etc. Sin embargo, como tantas otras veces, la red de redes ha dado un vuelco a nuestra realidad.

El boom de las redes sociales, de los chats o de los blogs personales ha hecho que, paulatinamente, se vaya dejando un pequeño rastro virtual de nuestras inquietudes, gustos, problemas, preocupaciones, etcétera en Internet. Muchos de nosotros, al hacer comentarios ponemos nuestro nombre, nuestra profesión o nuestro lugar de residencia. De esta manera, como ha expuesto Andoni Alonso en declaraciones personales, facilitamos la labor de las empresas en la adquisición de información, pero también aumentamos la complejidad a la hora de gestionar nuestra intimidad.

Tal y como afirma Ruth Gamero en ese informe, a los usuarios de Internet nos gusta pensar que tenemos o que debemos tener el control absoluto sobre la información que define nuestra identidad digital. Sin embargo, sigue diciendo, tener el control absoluto y la propiedad sobre nuestra información personal para desactivarla en cualquier momento, puede no ser compatible con la funcionalidad de la red. Esto es debido a que la red está basada en la solidaridad como criterio principal, por ello la mayoría de las aplicaciones, gestiones, etc. están pensadas para que muchas personas interactúen sobre ellas.

Gestión de riesgos

Javier Echeverría en su obra Telépolis ha mostrado que las TIC traen consigo una serie de riesgos y problemas, de los cuales los más relevantes son los siguientes: la incertidumbre sobre el futuro del espacio electrónico, la inestabilidad, la alteración de la identidad, el dominio de las mentes y los hábitos de acción, y por último el impacto del espacio electrónico sobre las sociedades.

La existencia de estos riesgos, ha hecho que otros estudiosos del tema, José A. López Cerezo y José Luis Luján, expusieran en su Ciencia y política del riesgo una serie de pautas políticas a seguir con el objetivo de minimizar los posibles riesgos. Estos autores afirman que el riesgo, como decía Ulrich Beck en su Sociedad del riesgo, es inescindible de nuestro sistema social. Por este motivo, es fundamental desarrollar mecanismos democráticos de participación en la gestión de los mismos para así fomentar el debate y establecer procesos de toma de decisión más globales.

En este sentido, Gamero expone el ejemplo de la nueva moda estadounidense del sexting. Esto consiste en fotografiarse desnudo con el móvil y enviar mensajes con las imágenes a los amigos más cercanos. Pues bien, según el documento de ENTER, un 20% de los jóvenes estadounidenses de entre 13 y 17 años ya ha enviado alguna imagen o vídeo suyo desnudo o semidesnudo a alguien. Este hecho suele ser inocente, pero puede darse el caso que las imágenes acaben en Internet y puedan ser vistas por millones de personas.

Por todo esto, es preciso tener presente que es posible que determinadas acciones que realicemos puedan llegar a la red y quedar grabadas permanentemente y fuera de nuestro propio control. Esto hace que la complejidad en la gestión de nuestra intimidad se incremente notablemente, por tanto es fundamental ser prudentes respecto a la información personal que se vierta en Internet.



Juan R. Coca
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