Para reencaminar una organización es saludable buscar personas ajenas a ella

Los líderes que tomaron malas decisiones deben ser reemplazados por otros que vengan de afuera de la empresa


Para cualquier empresario parecería lógico pensar que si se va uno de sus líderes después de haber tomado malas decisiones que afectaron a la empresa, este se deba reemplazar por alguien cercano dentro de la organización que conozca los problemas y que pueda encaminarlos hacia un rumbo más alentador. Pero de acuerdo con nuevos estudios del Kellogg School of Management y del London Business School se debe hacer todo lo contrario y reemplazar al directivo que se marcha con alguien totalmente nuevo y desligado de la compañía, ya que si se nombra a alguien relacionado sicológicamente con la empresa y con aquel que se va lo más posible será que se tomen decisiones de la misma línea de las anteriores y con mucha menos independencia. Por Catalina Franco R.


Catalina Franco
21/09/2009

NASA Ames Research Center (NASA-ARC)
La lógica diría que una persona que pertenece a una empresa la conoce, la sabe manejar y, por lo tanto, podría ser la indicada para reemplazar a un directivo en la eventualidad de que este se fuera después de tomar malas decisiones y de dejar la compañía en aprietos. Si este fuera el caso, el nuevo líder no tomaría tanto tiempo para conocer la organización y comprender sus problemas, sino que empezaría a actuar prontamente.

Pero muchas veces las compañías cometen el error de decidirse por lo más lógico para evitarse problemas y no tomar riesgos, y terminan empeorando la situación. En el ejemplo particular del líder que parte se puede ver esta situación muy a menudo, ya que la mayoría opta por entregarle el puesto a alguien conocido y perteneciente a la organización.

¿Es esto un error? Un nuevo estudio realizado por el Kellogg School of Management y el London Business School afirma que sí, argumentando que es más saludable traer una persona nueva totalmente desligada del directivo que se va y de la empresa para que pueda tomar decisiones más independientes, ya que si el puesto lo ocupa alguien con algún tipo de lazo sicológico con la compañía o con quien parte de ella, la tendencia es a que tome decisiones de la misma línea de las que tomó el directivo anterior, así hayan sido negativas.

Seguir el camino equivocado

Esta conexión sicológica que tiene la persona dentro de la empresa que ocupa el nuevo puesto fue bautizada por los autores del estudio, Adam Galinsky, Brian Gunia y Niro Sivanathan, como “vicarious entrapment”, algo así como que el nuevo líder queda indirectamente predispuesto a cometer los mismos errores que el anterior.

Ellos explican que si este reemplazo que provino del interior de la organización está conectado, así sea sutilmente (por ejemplo si comparten el mismo cumpleaños), con su predecesor, este tenderá a darles mayor credibilidad a los compromisos del directivo original e invertirá más en las decisiones que había tomado esa persona, así sean erróneas.

En palabras de Galinsky, profesor de ética y de decisión en administración en el Kellogg School, “Sabemos que los humanos son seres sociales que buscan ataduras y conexiones con otros…La investigación ha mostrado que una vez se establece una conexión sicológica entre dos individuos, estos tienen más probabilidades de cooperar y favorecerse financieramente. La investigación actual sugiere que estos tienen también más probabilidades de escalar en las decisiones fallidas del otro.”

Los investigadores mencionan el ejemplo de la General Motors que reemplazó a su CEO, Rick Wagoner, con su protegido, Fritz Henderson, con lo que, según sugiere este nuevo estudio, la relación que estos tenían podría comprometer la efectividad de Henderson, contrario a la situación que se dio en la Ford, en donde una persona de afuera, Alan Mulally, fue llamada para darle un completo giro a la compañía.

Bienvenidos los “outsiders”

La conclusión de los investigadores de que es más saludable y conveniente darle la oportunidad a un “outsider” o persona de afuera de la organización se dio después de realizar experimentos en tres contextos: las inversiones financieras, las decisiones personales y las subastas.

Un ejemplo que se dio entre los participantes del estudio de cómo los nuevos directivos provenientes de dentro de la organización siguen tomando malas decisiones conectadas con las del anterior, es que solo cuando un líder había tenido relación con su predecesor siguió concediendo mayores aumentos de salario a candidatos de bajo rendimiento que habían sido originalmente contratados por ese que tomaba las decisiones anteriormente.

Gunia explica que las organizaciones que quieran retomar su camino deben darse la oportunidad de integrar a una persona de afuera para que “limpie el reguero”. Así lo aclara él: “Aunque alguien de afuera puede tomar más tiempo en entender el problema, su desconexión sicológica con el pasado puede permitirles actuar más decisivamente una vez lo hagan. Nuestra investigación sugiere que un individuo que comparta las más mínimas conexiones con sus predecesores puede actuar menos independientemente.”

La conclusión podría ser que no siempre es mejor bueno conocido que malo por conocer, sino que las compañías deben tomar riesgos y darles la oportunidad a nuevos integrantes para que traigan visiones frescas y renovadas que pueden convertirse en mejores tiempos para el negocio.



Catalina Franco
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