Bahía de Wembury. Fuente: Robert Pittman/ Flickr
La imagen de una playa durante la puesta de sol envuelta por el sonido de las olas es probablemente una de las escenas que más se asocia con el paraíso. Pero paisajes como este pueden tener una utilidad más allá de ser una manera agradable y placentera de pasar el tiempo.
Un estudio ha detectado que contribuyen a focalizar y reducir el estrés. El problema surge cuando no se encuentra una escena de este tipo convenientemente cerca. Para lograr los mismos beneficios, un equipo de Ingeniería de la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, está investigando el uso de la realidad virtual.
En concreto, según un artículo publicado en la revista online Newscientist, el equipo liderado por Robert Stone ha recreado virtualmente el pueblo costero de Wembury, en la costa sur británica. Para ello recurrió a fotografías aéreas y mapas topográficos 3D, poblándola después con árboles y animales. El resultado es una escena que permite un paseo estimulante durante 40 minutos, con la posibilidad de sincronizar la hora del día con la del mundo real.
El siguiente paso ha sido poner el experimento a prueba. Para ello han recurrido a 30 pacientes ingresados en la unidad de cuidados intensivos del hospital Queen Elizabeth, que lo han probado para ver si ayudaba a su recuperación. De un lado, pacientes con una movilidad moderada han utilizado un casco de realidad virtual mientras paseaban en una máquina de ejercicios como parte de su rehabilitación. Otros simplemente han visto un vídeo de la simulación. La idea era ofrecerles un entorno más estimulante y eliminar el aburrimiento asociado al proceso de rehabilitación. El equipo está ahora analizando los datos.
Mientras tanto, en el Dartmouth College de Hanover, en Estados Unidos, han recurrido a la misma tecnología para aplicarla en la estación de las Fuerzas Canadienses en Alert (Alert CFS), una pequeña aldea situada en el extremo nororiental de la isla de Ellesmere, el asentamiento humano más septentrional de la Tierra, a solo 840 km del Polo Norte.
El médico y ex-astronauta de la NASA Jay Buckey lidera el equipo de investigación junto al profesor Allison Anderson, para lo que han estado trabajando estrechamente con los creadores británicos, según explica la propia universidad en un comunicado, para modificar el software y adaptar su uso a los últimos avances tecnológicos en realidad virtual, incluidos los cascos.
Un estudio ha detectado que contribuyen a focalizar y reducir el estrés. El problema surge cuando no se encuentra una escena de este tipo convenientemente cerca. Para lograr los mismos beneficios, un equipo de Ingeniería de la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, está investigando el uso de la realidad virtual.
En concreto, según un artículo publicado en la revista online Newscientist, el equipo liderado por Robert Stone ha recreado virtualmente el pueblo costero de Wembury, en la costa sur británica. Para ello recurrió a fotografías aéreas y mapas topográficos 3D, poblándola después con árboles y animales. El resultado es una escena que permite un paseo estimulante durante 40 minutos, con la posibilidad de sincronizar la hora del día con la del mundo real.
El siguiente paso ha sido poner el experimento a prueba. Para ello han recurrido a 30 pacientes ingresados en la unidad de cuidados intensivos del hospital Queen Elizabeth, que lo han probado para ver si ayudaba a su recuperación. De un lado, pacientes con una movilidad moderada han utilizado un casco de realidad virtual mientras paseaban en una máquina de ejercicios como parte de su rehabilitación. Otros simplemente han visto un vídeo de la simulación. La idea era ofrecerles un entorno más estimulante y eliminar el aburrimiento asociado al proceso de rehabilitación. El equipo está ahora analizando los datos.
Mientras tanto, en el Dartmouth College de Hanover, en Estados Unidos, han recurrido a la misma tecnología para aplicarla en la estación de las Fuerzas Canadienses en Alert (Alert CFS), una pequeña aldea situada en el extremo nororiental de la isla de Ellesmere, el asentamiento humano más septentrional de la Tierra, a solo 840 km del Polo Norte.
El médico y ex-astronauta de la NASA Jay Buckey lidera el equipo de investigación junto al profesor Allison Anderson, para lo que han estado trabajando estrechamente con los creadores británicos, según explica la propia universidad en un comunicado, para modificar el software y adaptar su uso a los últimos avances tecnológicos en realidad virtual, incluidos los cascos.
Ambientes confinados
Poniendo la herramienta a prueba con personal militar destinado en este y otros lugares remotos, pretenden investigar la capacidad del sistema para aliviar sentimientos de aislamiento, provocar relajación y agudizar la atención. "La realidad virtual induce a un descanso mental, visual y auditivo", explica Anderson. En este caso, cada voluntario puede realizar un paseo virtual de 20 minutos por Wembury una vez a la semana, durante el cual son grabados para tratar de captar sus emociones.
La adaptación estadounidense acerca además a los miembros de la tripulación a escenarios y sonidos de las hermosas montañas blancas de New Hampshire, al noroeste del país, así como a pintorescos paisajes de Australia e Irlanda. Al concluir la experiencia se les pide que evalúen el nivel de realismo e inmersión de las escenas, cuales prefieren y por qué, y cómo afectaron a su estado de ánimo y al estrés.
El riesgo de enfermedad mental está siempre presente en trabajos lejos de casa durante periodos prolongados de tiempo, sobre todo en un ambiente confinado. El personal de Alert CFS puede pasar en la isla un máximo de seis meses, con 24 horas de total oscuridad en invierno y temperaturas exteriores de una media de -40 ° C. Además, son los únicos habitantes de la pequeña aldea.
Tan sólo existe una larga carretera de seis kilómetros que conduce al aeropuerto. "Cuando llegas al final de la pista sabes que eres la persona más septentrional del planeta", cuenta Walter Michalchuk, uno de los primeros voluntarios de Alert CFS en probar la herramienta virtual. "Salir por la puerta y no ver nada, completamente oscuro, te hacer sentir muy aislado", explica Michalchuk, quien asegura que la realidad virtual le ayudó a sentirse mucho mejor.
Poniendo la herramienta a prueba con personal militar destinado en este y otros lugares remotos, pretenden investigar la capacidad del sistema para aliviar sentimientos de aislamiento, provocar relajación y agudizar la atención. "La realidad virtual induce a un descanso mental, visual y auditivo", explica Anderson. En este caso, cada voluntario puede realizar un paseo virtual de 20 minutos por Wembury una vez a la semana, durante el cual son grabados para tratar de captar sus emociones.
La adaptación estadounidense acerca además a los miembros de la tripulación a escenarios y sonidos de las hermosas montañas blancas de New Hampshire, al noroeste del país, así como a pintorescos paisajes de Australia e Irlanda. Al concluir la experiencia se les pide que evalúen el nivel de realismo e inmersión de las escenas, cuales prefieren y por qué, y cómo afectaron a su estado de ánimo y al estrés.
El riesgo de enfermedad mental está siempre presente en trabajos lejos de casa durante periodos prolongados de tiempo, sobre todo en un ambiente confinado. El personal de Alert CFS puede pasar en la isla un máximo de seis meses, con 24 horas de total oscuridad en invierno y temperaturas exteriores de una media de -40 ° C. Además, son los únicos habitantes de la pequeña aldea.
Tan sólo existe una larga carretera de seis kilómetros que conduce al aeropuerto. "Cuando llegas al final de la pista sabes que eres la persona más septentrional del planeta", cuenta Walter Michalchuk, uno de los primeros voluntarios de Alert CFS en probar la herramienta virtual. "Salir por la puerta y no ver nada, completamente oscuro, te hacer sentir muy aislado", explica Michalchuk, quien asegura que la realidad virtual le ayudó a sentirse mucho mejor.
Salud mental en el espacio
El siguiente paso es aplicar la tecnología al espacio. De hecho, uno de los objetivos principales de la investigación es encontrar fórmulas efectivas para mantener e incluso mejorar la salud psicológica de los astronautas, así como su bienestar general, de cara a futuras misiones espaciales de larga duración a Marte o la Luna, o periodos largos a bordo de estaciones espaciales. En palabras de Anderson, quieren adaptar la herramienta a “las necesidades únicas que los astronautas puedan tener".
De hecho, desde el año 2001 varias instituciones trabajan de forma independiente en el proyecto de una Estación Espacial Virtual, una suite interactiva diseñada para mantener la salud psicológica de los astronautas y para resolver posibles conflictos a los que se pueden enfrentar en misiones de larga duración. La del Dartmouth College será una aportación fundamental para preparar a los pilotos.
Los colegas de la universidad británica y norteamericana se conocieron a través de un “contacto oportunista” en la red social LinkedIn, como el mismo Stone explica. “Era evidente que los dos grupos académicos tenían objetivos de investigación y programas muy sinérgicos”, relata. A partir de ahí fue todo un reto adaptar el escenario virtual de Wembury virtual para su uso en la base militar canadiense. Sin embargo, eso no impedirá la reutilización de la herramienta en el futuro con otros fines sanitarios.
El siguiente paso es aplicar la tecnología al espacio. De hecho, uno de los objetivos principales de la investigación es encontrar fórmulas efectivas para mantener e incluso mejorar la salud psicológica de los astronautas, así como su bienestar general, de cara a futuras misiones espaciales de larga duración a Marte o la Luna, o periodos largos a bordo de estaciones espaciales. En palabras de Anderson, quieren adaptar la herramienta a “las necesidades únicas que los astronautas puedan tener".
De hecho, desde el año 2001 varias instituciones trabajan de forma independiente en el proyecto de una Estación Espacial Virtual, una suite interactiva diseñada para mantener la salud psicológica de los astronautas y para resolver posibles conflictos a los que se pueden enfrentar en misiones de larga duración. La del Dartmouth College será una aportación fundamental para preparar a los pilotos.
Los colegas de la universidad británica y norteamericana se conocieron a través de un “contacto oportunista” en la red social LinkedIn, como el mismo Stone explica. “Era evidente que los dos grupos académicos tenían objetivos de investigación y programas muy sinérgicos”, relata. A partir de ahí fue todo un reto adaptar el escenario virtual de Wembury virtual para su uso en la base militar canadiense. Sin embargo, eso no impedirá la reutilización de la herramienta en el futuro con otros fines sanitarios.