The Financial Times ha llamado la atención sobre las reservas suscitadas en Europa ante la propuesta de Estados Unidos para alcanzar un pacto climático mundial en 2008. El plan norteamericano prioriza la seguridad energética y el crecimiento económico sobre el control de las emisiones contaminantes. Su objetivo es promocionar las tecnologías limpias para que se extiendan por el mundo y se hagan comercialmente viables. De esta forma, se reducirá el impacto humano haciendo negocio: toda una oportunidad para las empresas norteamericanas que desarrollan el carbón limpio, la energía solar y eólica, la energía nuclear limpia, los biocarburantes y los vehículos de hidrógeno. Barroso ha sido categórico al respecto: Estados Unidos tiene razón al introducir criterios de mercado en la lucha contra el cambio climático, pero también es verdad que los mecanismos de mercado no funcionan sino cuando se han establecido objetivos obligatorios. Y lo que va a pasar en Estados Unidos después de la marcha de la Administración Bush, en enero de 2009, es una incógnita añadida que condiciona el eventual éxito del pretendido pacto climático global, ya que el Protocolo de Kyoto expira en 2012 sin que hasta ahora haya una alternativa clara.