Científicos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y del Hospital Universitario de Basurto (Bilbao) han comprobado que el 16,5% de un centenar de pacientes padecían trastornos de ansiedad al inicio y también al final de la radioterapia.
Los investigadores realizaron un seguimiento de 103 hombres y mujeres del hospital vasco que se sometieron al tratamiento con fin curativo, no paliativo. Las entrevistas las realizaron antes de empezar los ciclos terapéuticos, una semana después de haber terminado y un mes más tarde. En ellas evaluaron si en los participantes había indicios de ansiedad, depresión, trastornos de adaptación o suicidio.
Casi la mitad, un 46,6%, sufrió algún trastorno psicológico, y en el 17,5% del total de pacientes la enfermedad se mantuvo tanto al inicio como al final de la radioterapia. El trabajo, publicado en Journal of Psychosomatic Research, revela que el trastorno de ansiedad es el más común entre los pacientes, registrado al principio (en un 16,5% de los casos), al final (un 18,45%) y un mes más tarde (16,5%).
En cuanto a la depresión, sí disminuye entre el inicio (en un 6,8% de los casos) y un mes después de finalizar el tratamiento (3,9%), situándose en los niveles habituales de la población general. Algo similar ocurre con los trastornos de adaptación.
La idea de suicidio estuvo presente desde el inicio (en un 11,7% de los casos) hasta el fin de la radioterapia (7,8%), en valores superiores a la media española.
Las mujeres, más vulnerables
En aquellos pacientes que no llegaron a desarrollar un trastorno psicológico, “los síntomas de ansiedad, depresión y malestar emocional disminuyeron desde el comienzo de la radioterapia hasta que termina”, explica Juan Antonio Cruzado, investigador de la facultad de Psicología de la UCM y coautor del estudio.
Eso significa, según Cruzado que, al principio, el tratamiento supone para muchos pacientes mucha ansiedad, depresión y malestar emocional, que mejora hasta que termina el tratamiento.
Las mujeres presentaron más ansiedad, depresión y malestar emocional que los hombres. “Muchas mujeres que participan en el estudio padecen cáncer de mama y, con frecuencia, han recibido tratamientos adicionales de cirugía y quimioterapia cuyos efectos producen muchos síntomas que inciden sobre el estado de ánimo”, apunta el investigador.
En vista de estos resultados, los autores plantean la necesidad de evaluar y detectar a tiempo a las personas con vulnerabilidad psicológica. “Se les debe ofrecer las intervenciones que sean precisas para su tratamiento, puesto que el mero paso del tiempo no resuelve su trastorno”, advierte Cruzado.
Referencia bibliográfica:
Hernández Blázquez M y Cruzado JA. A longitudinal study on anxiety, depressive and adjustment disorder, suicide ideation and symptoms of emotional distress in patients with cancer undergoing radiotherapy. Journal of Psychosomatic Research 87 (2016). DOI: 10.1016/j.jpsychores.2016.05.010.