Observan el comportamiento cerebral de las mujeres al ver a sus hijos y a sus perros

La visión de la progenie activa zonas relacionadas con el vínculo de pareja, a diferencia de la visión de las mascotas


Se ha vuelto común que las personas que tienen mascotas se refieran a sí mismos como "padres de mascotas". Sin embargo, un estudio realizado por investigadores del Hospital General de Massachusetts, y que ha analizado la actividad cerebral de las mujeres cuando ven a sus hijos y cuando ven a sus perros ha revelado notables diferencias. En el caso de la progenie, los cerebros se activan en zonas relacionadas con el vínculo de pareja; mientras que, ante mascotas, se activan zonas relacionadas con la visión.


MGH/T21
07/10/2014

El cerebro de una madre actúa de forma diferente al ver a su hijo que al ver a su perro. Imagen: Stanislav Komogorov. Fuente: PhotoXpress.
Se ha vuelto común que las personas que tienen mascotas se refieran a sí mismos como "padres de mascotas", pero ¿cómo de cerca está la relación entre las personas y sus compañeros no humanos de la relación entre padres e hijos?

Un pequeño estudio de un grupo de investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH) contribuye a responder a esta pregunta compleja mediante la investigación de las diferencias en la importancia de las estructuras cerebrales que se activan cuando las mujeres ven imágenes de sus hijos o de sus propios perros.

El artículo se publicó en la revista de acceso abierto PLoS ONE. "Las mascotas tienen un lugar especial en los corazones y las vidas de muchas personas, y hay pruebas concluyentes de estudios clínicos y de laboratorio que la interacción con animales puede ser beneficiosa para el bienestar físico, social y emocional de los seres humanos", recuerda Lori Palley, veterinaria del Centro de Medicina Comparada del MGH, y co-autora del informe, en la nota de prensa del Hospital.

"Varios estudios anteriores descubrieron que los niveles de neurohormonas como la oxitocina -que está involucrada en el vínculo de pareja y en el apego materno- aumentan después de la interacción con los animales domésticos, y las nuevas tecnologías de imágenes cerebrales están ayudando a comenzar a entender las bases neurobiológicas de la relación", añade Palley.

Con el fin de comparar los patrones de activación del cerebro involucrados en el vínculo humano-animal doméstico con los provocados por el vínculo materno-infantil, el estudio reclutó a un grupo de mujeres con al menos un niño de 2 a 10 años de edad y un perro mascota que hubiera estado en la casa durante dos años o más.

La participación consistió en dos sesiones: la primera fue una visita a la casa durante la cual los participantes completaron varios cuestionarios, incluidos algunos relativos a sus relaciones tanto con sus hijos como con el perro mascota. Además, los perros y los niños fueron fotografiados en cada una de las casas.

La segunda sesión tuvo lugar en el MGH, donde se llevaron a cabo resonancias magnéticas funcionales -que indican los niveles de activación de estructuras cerebrales específicas mediante la detección de cambios en los niveles de flujo de sangre y oxígeno- en las participantes, que estaban tumbadas en el escáner mientras veían una serie de fotografías. Las fotos que incluían imágenes del propio hijo de cada participante y del propio perro se alternaban con las de un niño y un perro desconocidos que pertenecían a otra participante en el estudio.

Después de esta sesión, cada participante completó evaluaciones adicionales, incluyendo una prueba de reconocimiento de imagen para confirmar que habían prestado mucha atención a las fotos que se presentaban durante la exploración, y valorron varias imágenes mostradas durante la sesión en cuanto a factores como el agrado y la emoción.

De las 16 mujeres inicialmente inscritas, la información completa y los datos de resonancia magnética se obtuvieron para 14 de ellas. Los estudios de imágenes revelaron similitudes y diferencias en la forma en que regiones importantes del cerebro reaccionan a las imágenes del propio hijo y el propio perro de una mujer.

Áreas que anteriormente se habían comprobado importantes para funciones tales como la emoción, la recompensa, la afiliación, el procesamiento visual y la interacción social mostraron una mayor actividad cuando los participantes veían ya fuera a su propio niño o a su propio perro.

Una región conocida por su importancia para la formación de vínculos -el área tegmental ventral (VTA)- se activa sólo en respuesta a las imágenes del propio hijo de la participante. El giro fusiforme, que está implicado en el reconocimiento facial y otras funciones de procesamiento de imágenes, mostró una mayor respuesta a los perros propios que a los hijos propios.

"Aunque se trata de un estudio pequeño que no puede aplicarse a otros individuos, los resultados sugieren que existe una red cerebral común que es importante para la formación y el mantenimiento de vínculos de pareja que se activa cuando las madres ven imágenes de sus hijos o de su perro", explica Lucas Stoeckel, del Departamento de Psiquiatría, y co-autor principal del artículo.

Diferencias

"También observamos diferencias en la activación de algunas regiones que pueden reflejar la varianza en el curso de la evolución y la función de estas relaciones. Por ejemplo, al igual que el VTA, se sabe que el núcleo accumbens tiene un papel importante en los lazos de pareja tanto en estudios de humanos como de animales. Pero esa región mostró una mayor desactivación cuando las madres veían imágenes de su perro que cuando veían la de su hijo, como era de esperar. Creemos que la mayor respuesta del giro fusiforme a las imágenes de los perros participantes puede reflejar la mayor dependencia visual que de señales verbales en la comunicación entre humanos y animales", añade Stoeckel.

Randy Gollub, del Departamento de Psiquiatría, añade: "Dado que la resonancia magnética es una medida indirecta de la actividad neuronal y sólo se puede correlacionar la actividad cerebral con la experiencia de un individuo, será interesante ver si los estudios futuros pueden probar directamente si estos patrones de actividad cerebral se explican por las funciones cognitivas y emocionales específicas involucradas en relaciones humano-animal."

Los investigadores señalan que se necesitan más investigaciones para replicar estos hallazgos en una muestra mayor y para ver si se ven en otras poblaciones -como mujeres sin hijos, padres varones, y padres de niños adoptados- y en las relaciones con otras especies animales. Combinando los estudios de resonancia magnética funcional con medidas de comportamiento y fisiológicas podría obtenerse evidencia para apoyar una relación directa entre la actividad cerebral observada y las funciones específicas.

Referencia bibliográfica:

Luke E. Stoeckel, Lori S. Palley, Randy L. Gollub, Steven M. Niemi, Anne Eden Evins: Patterns of Brain Activation when Mothers View Their Own Child and Dog: An fMRI Study. PLOS ONE (2014). DOI: 10.1371/journal.pone.0107205



MGH/T21
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