Determinados colores y formas crean unas emociones concretas. Imagen: Robert Delaunay, Le Premier Disque. Fuente: Wikimedia Commons.
El arte de la pintura, como muchas otras manifestaciones artísticas, suele ser subjetivo. No existe una verdad absoluta al respecto, sino infinidad de interpretaciones en función del espectador que contempla la obra. Esa relatividad es aún mayor en el arte abstracto, donde se entremezclan una serie de líneas y colores sin sentido a primera vista. Sin embargo, es en esta expresión artística donde sobresale el objetivo del artista por transmitir sensaciones en el receptor.
Aunque resulte complicado de entender, determinados colores infunden unas emociones concretas, al igual que ciertas formas o la suma de ellas. Así lo vaticinaba ya el precursor de la pintura abstracta, el ruso Wassily Kandinsky, al sugerir que los efectos emocionales del arte abstracto son “objetivos, determinados por las características de los colores y sus interacciones”.
Convencido de esta afirmación, un equipo de investigadores de la Universidad de Trento en Italia, se propuso conseguir que las máquinas fueran capaces de captar esas emociones. Y lo ha conseguido. Según publica la revista New Scientist, el equipo dirigido por el profesor Nicu Sebe ha desarrollado un software que detecta la respuesta emocional del espectador tras contemplar una obra de arte abstracto.
Los resultados del estudio se dieron a conocer en la conferencia ACM Multimedia (Association for Computer Machinery, la asociación profesional más prestigiosa en el ámbito informático) en Nara, Japón, a finales de octubre, donde se presentaron otros sistemas similares capaces de predecir las emociones que pueden despertar ciertas imágenes. El objetivo final es avanzar hacia una nueva dimensión en el novedoso mundo de la creatividad artificial.
Aunque resulte complicado de entender, determinados colores infunden unas emociones concretas, al igual que ciertas formas o la suma de ellas. Así lo vaticinaba ya el precursor de la pintura abstracta, el ruso Wassily Kandinsky, al sugerir que los efectos emocionales del arte abstracto son “objetivos, determinados por las características de los colores y sus interacciones”.
Convencido de esta afirmación, un equipo de investigadores de la Universidad de Trento en Italia, se propuso conseguir que las máquinas fueran capaces de captar esas emociones. Y lo ha conseguido. Según publica la revista New Scientist, el equipo dirigido por el profesor Nicu Sebe ha desarrollado un software que detecta la respuesta emocional del espectador tras contemplar una obra de arte abstracto.
Los resultados del estudio se dieron a conocer en la conferencia ACM Multimedia (Association for Computer Machinery, la asociación profesional más prestigiosa en el ámbito informático) en Nara, Japón, a finales de octubre, donde se presentaron otros sistemas similares capaces de predecir las emociones que pueden despertar ciertas imágenes. El objetivo final es avanzar hacia una nueva dimensión en el novedoso mundo de la creatividad artificial.
El valor de la información emocional
El equipo de Sebe utilizó la visión artificial para analizar 500 pinturas abstractas del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto. Mediante un algoritmo, el software fue entrenado para medir cómo se distribuye el color en cada trabajo, así como la aparición de diferentes formas o contornos.
A partir de ahí, usando información sobre cómo respondieron 100 espectadores anónimos ante las pinturas, el sistema extrajo qué impacto emocional tenía cada elemento. De esta forma, fue capaz de detectar por ejemplo que las formas negras o puntiagudas tienden a corresponder al lado más sombrío del espectro emocional, mientras que los elementos suaves y brillantes provocan mayor sensación de bienestar.
Para poner a prueba el software, el equipo introdujo más obras de arte que explorar y le pidió que predijera la respuesta emocional del receptor habitual en una escala móvil, de muy negativa a muy positiva. El sistema se acercó casi el 80 por ciento de las veces, con un resultado que coincidía con el promedio de respuesta de los 100 espectadores voluntarios.
Al respecto, James Wang, de la Universidad Penn State en Pensilvania (EEUU), subraya que el trabajo de los italianos abre la puerta a la utilización de información emocional en el desarrollo de sistemas de arte mecanizado más avanzados. En la conferencia, presentó un sistema similar que predice las emociones que puedan despertar ciertas imágenes.
En su caso, Wang entrenó su programa valiéndose de una serie de fotos que había probado previamente en espectadores para comprobar la respuesta emocional, cercana al asco, la emoción, la ira o la alegría. El sistema analizó las fotos por forma y complejidad, aprendiendo de esta forma cómo tales características pueden asociarse con emociones.
El equipo de Sebe utilizó la visión artificial para analizar 500 pinturas abstractas del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto. Mediante un algoritmo, el software fue entrenado para medir cómo se distribuye el color en cada trabajo, así como la aparición de diferentes formas o contornos.
A partir de ahí, usando información sobre cómo respondieron 100 espectadores anónimos ante las pinturas, el sistema extrajo qué impacto emocional tenía cada elemento. De esta forma, fue capaz de detectar por ejemplo que las formas negras o puntiagudas tienden a corresponder al lado más sombrío del espectro emocional, mientras que los elementos suaves y brillantes provocan mayor sensación de bienestar.
Para poner a prueba el software, el equipo introdujo más obras de arte que explorar y le pidió que predijera la respuesta emocional del receptor habitual en una escala móvil, de muy negativa a muy positiva. El sistema se acercó casi el 80 por ciento de las veces, con un resultado que coincidía con el promedio de respuesta de los 100 espectadores voluntarios.
Al respecto, James Wang, de la Universidad Penn State en Pensilvania (EEUU), subraya que el trabajo de los italianos abre la puerta a la utilización de información emocional en el desarrollo de sistemas de arte mecanizado más avanzados. En la conferencia, presentó un sistema similar que predice las emociones que puedan despertar ciertas imágenes.
En su caso, Wang entrenó su programa valiéndose de una serie de fotos que había probado previamente en espectadores para comprobar la respuesta emocional, cercana al asco, la emoción, la ira o la alegría. El sistema analizó las fotos por forma y complejidad, aprendiendo de esta forma cómo tales características pueden asociarse con emociones.
The Painting Fool pinta sus propias obras basándose en imágenes reales. Fuente: The Painting Fool
Creatividad artificial
Para Simon Colton, del Imperial College de Londres, quien estudia la comunión de la creatividad y la informática, ambos proyectos podrían sumarse al software de Inteligencia Artificial (IA) que ha desarrollado, bautizado como The Painting Fool, añadiendo una dimensión emocional a su trabajo. Se trata de un programa que pinta sus propias obras de arte, buscando inspiración en internet y utilizando un algoritmo de IA para avivar su imaginación. Los resultados son representaciones de todos los estilos y para todos los gustos.
Aportando la capacidad que introducen las nuevas investigaciones para reconocer qué aspectos de una imagen provocan emoción, The Painting Fool podría “elegir un tema básico para una obra, explorar en la web para encontrar imágenes con un gran componente emocional, y utilizar los resultados para inspirar una serie de cuadros”, explica Colton. El sistema podría incluso analizar sus propias creaciones para elegir la más conmovedora.
Colton es uno de los máximos defensores de la creatividad artificial, afirmando que el arte generado por ordenador "puede hacer cosas que nadie puede hacer", como tomar muestras de un simple tuit de Twitter para buscar inspiración. “Creatividad artificial significa que cualquiera puede crear su propio arte, original, único”, añade.
Wang tiene también aplicaciones potenciales en mente. “El nuevo trabajo podría ayudarnos a buscar imágenes mediante palabras clave emocionales, y los blogs podrían ilustrarse con imágenes diseñadas para despertar unos sentimientos concretos”, vaticina.
El software de los italianos serviría incluso para proteger a los niños en el uso de Internet. Bastaría con introducir un listado de emociones para evitar que los más pequeños tuvieran acceso en la red a imágenes con contenidos violentos, que provoquen ira, miedo o asco.
Para Simon Colton, del Imperial College de Londres, quien estudia la comunión de la creatividad y la informática, ambos proyectos podrían sumarse al software de Inteligencia Artificial (IA) que ha desarrollado, bautizado como The Painting Fool, añadiendo una dimensión emocional a su trabajo. Se trata de un programa que pinta sus propias obras de arte, buscando inspiración en internet y utilizando un algoritmo de IA para avivar su imaginación. Los resultados son representaciones de todos los estilos y para todos los gustos.
Aportando la capacidad que introducen las nuevas investigaciones para reconocer qué aspectos de una imagen provocan emoción, The Painting Fool podría “elegir un tema básico para una obra, explorar en la web para encontrar imágenes con un gran componente emocional, y utilizar los resultados para inspirar una serie de cuadros”, explica Colton. El sistema podría incluso analizar sus propias creaciones para elegir la más conmovedora.
Colton es uno de los máximos defensores de la creatividad artificial, afirmando que el arte generado por ordenador "puede hacer cosas que nadie puede hacer", como tomar muestras de un simple tuit de Twitter para buscar inspiración. “Creatividad artificial significa que cualquiera puede crear su propio arte, original, único”, añade.
Wang tiene también aplicaciones potenciales en mente. “El nuevo trabajo podría ayudarnos a buscar imágenes mediante palabras clave emocionales, y los blogs podrían ilustrarse con imágenes diseñadas para despertar unos sentimientos concretos”, vaticina.
El software de los italianos serviría incluso para proteger a los niños en el uso de Internet. Bastaría con introducir un listado de emociones para evitar que los más pequeños tuvieran acceso en la red a imágenes con contenidos violentos, que provoquen ira, miedo o asco.
Emotion Modifier. Fuente: iTunes
La lingüística se cruza con el arte
Otro ejemplo de creatividad artificial se está llevado a cabo en la Universidad de Tsinghua en Beijing, China, donde Xiaohui Wang y sus colegas han desarrollado un software que adapta una imagen para reflejar las emociones que evocan palabras tales como "crepúsculo", "desierto", "agradable" o "romántico". El sistema retiene la paleta de color de la obra para que coincida, y vuelve a dibujarla.
Como explican en una publicación, se trata de una herramienta que ajusta automáticamente el color de la imagen para provocar la emoción deseada. Está pensado especialmente para usuarios no profesionales, para adaptar una imagen a una entrada semántica, por ejemplo, para que sea más bonita.
El algoritmo es totalmente automático, sin necesidad de ninguna interacción del usuario, que sólo debe introducir la imagen original y la palabra afectiva (en este caso, bonito).
Los investigadores preguntaron a 15 voluntarios si preferían imágenes retocadas por este sistema o por un profesional con Photoshop. En torno al 70 por ciento se posicionó a favor de los resultados del sistema automatizado. El software se ha lanzado ahora como una aplicación para iPad llamada Emotion Modifier.
Otro ejemplo de creatividad artificial se está llevado a cabo en la Universidad de Tsinghua en Beijing, China, donde Xiaohui Wang y sus colegas han desarrollado un software que adapta una imagen para reflejar las emociones que evocan palabras tales como "crepúsculo", "desierto", "agradable" o "romántico". El sistema retiene la paleta de color de la obra para que coincida, y vuelve a dibujarla.
Como explican en una publicación, se trata de una herramienta que ajusta automáticamente el color de la imagen para provocar la emoción deseada. Está pensado especialmente para usuarios no profesionales, para adaptar una imagen a una entrada semántica, por ejemplo, para que sea más bonita.
El algoritmo es totalmente automático, sin necesidad de ninguna interacción del usuario, que sólo debe introducir la imagen original y la palabra afectiva (en este caso, bonito).
Los investigadores preguntaron a 15 voluntarios si preferían imágenes retocadas por este sistema o por un profesional con Photoshop. En torno al 70 por ciento se posicionó a favor de los resultados del sistema automatizado. El software se ha lanzado ahora como una aplicación para iPad llamada Emotion Modifier.