Imagen: Andrzej Borowicz. Fuente: PhotoXpress.
Científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, han creado un sistema que identifica las emociones de los conductores gracias a cámaras colocadas en el coche, que filman sus caras, y un método de análisis facial avanzado.
Ya existe tecnología que permite interpretar expresiones faciales e identificar cuál de las siete emociones universales está sintiendo una persona: miedo, ira, alegría, tristeza , disgusto, sorpresa, o desconfianza.
Esta capacidad resulta muy útil en el desarrollo de videojuegos, en medicina, en comercialización y, aunque resulte menos evidente, también para garantizar la seguridad de los conductores.
Se sabe que éstos, además de fatiga, pueden experimentar determinados estados emocionales que entrañan riesgos. La irritación, en particular, puede hacer que los conductores se vuelvan más agresivos y menos atentos.
Escondido detrás del volante
Los investigadores de la EPFL, en colaboración con el fabricante de automóviles francés PSA Peugeot Citroën, han desarrollado un detector de emociones de a bordo, que funciona a partir del análisis de las expresiones faciales.
Las pruebas llevadas por ahora a cabo con un prototipo del sistema indican que la idea podría tener aplicaciones prometedoras, publica la EPFL en un comunicado.
No es fácil medir las emociones dentro de los límites de un coche, sobre todo de forma no invasiva. La solución explorada por los científicos del Signal Processing Laboratory 5 de la EPFL ( LTS5 ) lts5www.epfl.ch/, laboratorio especializado en la detección, el seguimiento y el análisis facial; consiste en conseguir que los rostros de los conductores hagan todo el trabajo.
Los investigadores del LTS5 adaptaron un dispositivo de detección facial para uso en coche, utilizando una cámara de infrarrojos que se encuentra justo detrás del volante.
El problema era conseguir que el dispositivo reconociera la irritación en la cara de un conductor, porque cada persona expresa este estado de manera algo diferente: se puede dar una patada, pronunciar un adjetivo, desarrollar un tic nervioso o poner una expresión facial de impasibilidad.
Para simplificar la tarea de identificación, Hua Gao y Anil Yüce people.epfl.ch/anil.yuce, director de la investigación, optaron por realizar un seguimiento de sólo dos expresiones: las vinculadas a la ira y el disgusto, cuyas manifestaciones son similares.
Ya existe tecnología que permite interpretar expresiones faciales e identificar cuál de las siete emociones universales está sintiendo una persona: miedo, ira, alegría, tristeza , disgusto, sorpresa, o desconfianza.
Esta capacidad resulta muy útil en el desarrollo de videojuegos, en medicina, en comercialización y, aunque resulte menos evidente, también para garantizar la seguridad de los conductores.
Se sabe que éstos, además de fatiga, pueden experimentar determinados estados emocionales que entrañan riesgos. La irritación, en particular, puede hacer que los conductores se vuelvan más agresivos y menos atentos.
Escondido detrás del volante
Los investigadores de la EPFL, en colaboración con el fabricante de automóviles francés PSA Peugeot Citroën, han desarrollado un detector de emociones de a bordo, que funciona a partir del análisis de las expresiones faciales.
Las pruebas llevadas por ahora a cabo con un prototipo del sistema indican que la idea podría tener aplicaciones prometedoras, publica la EPFL en un comunicado.
No es fácil medir las emociones dentro de los límites de un coche, sobre todo de forma no invasiva. La solución explorada por los científicos del Signal Processing Laboratory 5 de la EPFL ( LTS5 ) lts5www.epfl.ch/, laboratorio especializado en la detección, el seguimiento y el análisis facial; consiste en conseguir que los rostros de los conductores hagan todo el trabajo.
Los investigadores del LTS5 adaptaron un dispositivo de detección facial para uso en coche, utilizando una cámara de infrarrojos que se encuentra justo detrás del volante.
El problema era conseguir que el dispositivo reconociera la irritación en la cara de un conductor, porque cada persona expresa este estado de manera algo diferente: se puede dar una patada, pronunciar un adjetivo, desarrollar un tic nervioso o poner una expresión facial de impasibilidad.
Para simplificar la tarea de identificación, Hua Gao y Anil Yüce people.epfl.ch/anil.yuce, director de la investigación, optaron por realizar un seguimiento de sólo dos expresiones: las vinculadas a la ira y el disgusto, cuyas manifestaciones son similares.
Pruebas realizadas
Se llevaron a cabo dos fases de pruebas. En primer lugar, el sistema "aprendió " a identificar las dos emociones a partir de una serie de fotografías de sujetos que las expresaban. Lo mismo se hizo también con vídeos grabados, tanto en un entorno de oficina como en situaciones de la vida real, en un coche que se puso a disposición del proyecto.
La rapidez con que el sistema compara las imágenes filmadas y, por tanto, puede llevar a cabo la detección de las emociones, depende de los métodos de análisis utilizados. En general, funcionó bien en la segunda fase de la investigación –la de las pruebas-, pues pudo detectar la irritación con precisión en la mayoría de los casos.
Cuando falló fue generalmente por la dificultad ya explicada: porque este estado emocional es muy variable de un individuo a otro, por la diversidad de formas de expresión del enojo.
En investigaciones adicionales se explorarán la actualización del sistema en tiempo real -para complementar la base de datos inicial-; un interfaz hombre-máquina autodidacta, y un algoritmo de registro facial más avanzado, explica Hua Gao.
La detección de las emociones sólo sería un indicador para mejorar la seguridad y comodidad del conductor. En este proyecto, el sistema se unió a un detector de fatiga que mide el porcentaje de cierre de los párpados. El LTS5 también está trabajando en la detección de otros estados emocionales en los rostros de los conductores, como la distracción.
Se llevaron a cabo dos fases de pruebas. En primer lugar, el sistema "aprendió " a identificar las dos emociones a partir de una serie de fotografías de sujetos que las expresaban. Lo mismo se hizo también con vídeos grabados, tanto en un entorno de oficina como en situaciones de la vida real, en un coche que se puso a disposición del proyecto.
La rapidez con que el sistema compara las imágenes filmadas y, por tanto, puede llevar a cabo la detección de las emociones, depende de los métodos de análisis utilizados. En general, funcionó bien en la segunda fase de la investigación –la de las pruebas-, pues pudo detectar la irritación con precisión en la mayoría de los casos.
Cuando falló fue generalmente por la dificultad ya explicada: porque este estado emocional es muy variable de un individuo a otro, por la diversidad de formas de expresión del enojo.
En investigaciones adicionales se explorarán la actualización del sistema en tiempo real -para complementar la base de datos inicial-; un interfaz hombre-máquina autodidacta, y un algoritmo de registro facial más avanzado, explica Hua Gao.
La detección de las emociones sólo sería un indicador para mejorar la seguridad y comodidad del conductor. En este proyecto, el sistema se unió a un detector de fatiga que mide el porcentaje de cierre de los párpados. El LTS5 también está trabajando en la detección de otros estados emocionales en los rostros de los conductores, como la distracción.
Coches utilizados en la fase experimental del proyecto del MIT. Fuente: MIT
Tecnología para esquivar riesgos
En 2009, un equipo de investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) inventó un sistema similar al de los científicos de la EPFL: un dispositivo que controlaba, en este caso, la somnolencia de los conductores.
La información llegaba a este otro sistema a través de una cámara de video, situada en el parabrisas del coche. Entonces medía la velocidad del parpadeo de los ojos, su grado de apertura o la dirección de la mirada para detectar potenciales situaciones peligrosas. En caso de que el conductor se estuviera durmiendo, el sistema enviaba una alerta acústica para avisarlo.
En 2011, además, ingenieros mecánicos del Instituto de Tecnología de Massachusset (MIT) desarrollaron un algoritmo, basado en el sistema de transporte inteligente, que percibía los modelos de comportamiento de otros conductores para advertir de posibles choques al conductor del propio vehículo. Si éste no reaccionaba con rapidez ante un aviso, el sistema tomaba el control del coche para salvar la situación.
En 2009, un equipo de investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) inventó un sistema similar al de los científicos de la EPFL: un dispositivo que controlaba, en este caso, la somnolencia de los conductores.
La información llegaba a este otro sistema a través de una cámara de video, situada en el parabrisas del coche. Entonces medía la velocidad del parpadeo de los ojos, su grado de apertura o la dirección de la mirada para detectar potenciales situaciones peligrosas. En caso de que el conductor se estuviera durmiendo, el sistema enviaba una alerta acústica para avisarlo.
En 2011, además, ingenieros mecánicos del Instituto de Tecnología de Massachusset (MIT) desarrollaron un algoritmo, basado en el sistema de transporte inteligente, que percibía los modelos de comportamiento de otros conductores para advertir de posibles choques al conductor del propio vehículo. Si éste no reaccionaba con rapidez ante un aviso, el sistema tomaba el control del coche para salvar la situación.