El sociólogo alemán Ulrich Beck plantea en su último artículo una original perspectiva de la globalización, señalando que un nuevo cosmopolitismo está en el ambiente. Después de proponer siete ideas para luchar contra el poder del capital, concluye que la solución no es oponerse a la globalización, sino transformarla en un valor compartido despojándola del aspecto que ofrece en la actualidad. Las personas, los grupos, las culturas y las civilizaciones, no deben diluirse en un contexto global, sino perdurar como elementos únicos e irrepetibles de la historia. La clave está en sustituir los muros que separan a los grupos, civilizaciones y culturas, en puentes que unan la diversidad humana en una expresión más compleja. Estos puentes deben ser erigidos en primer lugar en la mente humana para alumbrar una nueva visión cosmopolita, pero también en el interior de las naciones, culturas y civilizaciones, así como en los sistemas normativos e institucionales que hoy soportan la globalización. Es en este cambio profundo donde radica la solución a los problemas que plantea la globalización, particularmente el desarrollo sostenible, la lucha contra el calentamiento global y contra el terrorismo… Estas ideas las ha explicado Ulrich Beck más coloquialmente en una reciente entrevista. En un contexto, global, marcado por el pesimismo, la resignación, cuando no por la violencia en sus múltiples manifestaciones, las reflexiones de Ulrich Beck constituyen un destello de sensatez nada despreciable que nos recuerda que no estamos tan solos los que creemos que otro mundo es posible.