Las superláminas de vidrio y de carbono facilitarán la reparación de tuberías y gasoductos. Imagen: Colegio de Ingeniería de la Universidad de Arizona.
Una solución práctica y efectiva para la reparación de tuberías en mal estado en gasoductos ha sido desarrollada por un ingeniero de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos. Se trata de un sistema de superláminas de vidrio y de carbono, que evita el reemplazo de las piezas dañadas. El desarrollo resulta útil en el marco de un problema industrial que provoca graves pérdidas económicas e importantes accidentes.
La tecnología en cuestión se denomina PipeMedic, y ha sido recientemente aprobada por el Gas Technology Institute (GTI). Creada por Mo Ehsani, profesor emérito en el Colegio de Ingeniería de la Universidad de Arizona, el sistema emplea láminas de vidrio y de carbono para reparar y no tener que sustituir las tuberías utilizadas en los gasoductos.
Ehsani es considerado un pionero en la aplicación estructural de polímeros reforzados con fibras (FRP). Este especialista fundó en 1994 la firma QuakeWrap, centrada en las reparaciones estructurales en el campo de la ingeniería.
Su investigación en la Universidad de Arizona ha estado centrada en el desarrollo de metodologías innovadoras para la reparación y modernización de estructuras, a partir del uso de polímeros reforzados con fibras, y ha sido difundida en una nota de prensa de la Universidad de Arizona, y también en distintos medios, como Physorg.com.
Numerosas ventajas
PipeMedic es un superlaminado que utiliza entrecruzamientos de fibras de carbono y capas de fibra de vidrio, saturadas con resina, sometidas a presión y a un tratamiento térmico que permite crear tiras de aproximadamente 0,025 pulgadas de espesor, que son aplicadas sobre las tuberías para su reparación.
La tecnología en cuestión se denomina PipeMedic, y ha sido recientemente aprobada por el Gas Technology Institute (GTI). Creada por Mo Ehsani, profesor emérito en el Colegio de Ingeniería de la Universidad de Arizona, el sistema emplea láminas de vidrio y de carbono para reparar y no tener que sustituir las tuberías utilizadas en los gasoductos.
Ehsani es considerado un pionero en la aplicación estructural de polímeros reforzados con fibras (FRP). Este especialista fundó en 1994 la firma QuakeWrap, centrada en las reparaciones estructurales en el campo de la ingeniería.
Su investigación en la Universidad de Arizona ha estado centrada en el desarrollo de metodologías innovadoras para la reparación y modernización de estructuras, a partir del uso de polímeros reforzados con fibras, y ha sido difundida en una nota de prensa de la Universidad de Arizona, y también en distintos medios, como Physorg.com.
Numerosas ventajas
PipeMedic es un superlaminado que utiliza entrecruzamientos de fibras de carbono y capas de fibra de vidrio, saturadas con resina, sometidas a presión y a un tratamiento térmico que permite crear tiras de aproximadamente 0,025 pulgadas de espesor, que son aplicadas sobre las tuberías para su reparación.
Según Ehsani, el sistema funciona de forma similar a un stent coronario. Una de las grandes ventajas de esta nueva metodología es que puede aplicarse a profundidades importantes, lo que facilita la reparación de los gasoductos, aunque estos estén enterrados bajo edificios o carreteras.
El superlaminado se incorpora a la tubería junto a un globo o balón de aire, que presiona sobre la estructura para ubicar así las láminas. Al secarse el pegamento epoxi empleado y fijarse el laminado, el globo se desinfla y es retirado. De esta manera, las partes en mal estado de las tuberías quedan reparadas, y el gasoducto puede volver a utilizarse sin necesidad de reemplazar piezas.
Otra de las ventajas de los laminados desarrollados por Ehsani es que poseen mayor fuerza y rigidez que los métodos empleados en la actualidad, en parte debido a su diseño prefabricado. En resumen, ofrecen múltiples ventajas comparativas en comparación con las técnicas tradicionales.
Mayor seguridad
En la actualidad, la mayoría de los arreglos de tuberías en gasoductos se llevan adelante aplicando soluciones de forma manual en el área del problema y esperando a que la zona en cuestión vuelva a estabilizarse. Sin embargo, estas técnicas no permiten un control preciso, y la efectividad de la reparación no puede ser determinada hasta que el tratamiento se haya completado.
Asimismo, la combinación de fibras y resinas y su aplicación manual puede significar un inconveniente en términos de salud y seguridad, ya que entran en juego diferentes compuestos orgánicos volátiles y otras sustancias nocivas. Todos estos problemas se evitan con las nuevas superláminas.
La tecnología desarrollada en la Universidad de Arizona puede aplicarse a un amplio espectro de estructuras, como tuberías, alcantarillas y acueductos de acero, hierro fundido, metal corrugado, arcilla, ladrillo, hormigón y madera. Sin embargo, las pruebas efectuadas determinaron que el superlaminado no solamente puede ser útil para la reparación de las tuberías, sino también para su sustitución.
De esta forma, los responsables de esta tecnología ya están pensando en una nueva generación de tuberías subterráneas. Básicamente se trataría de incorporar el superlaminado como revestimiento de las tuberías, para que de esta manera al registrarse una avería las propias láminas de vidrio y de carbono pasen a formar parte de la estructura del gasoducto, sin requerirse reparaciones o reemplazos.
El superlaminado se incorpora a la tubería junto a un globo o balón de aire, que presiona sobre la estructura para ubicar así las láminas. Al secarse el pegamento epoxi empleado y fijarse el laminado, el globo se desinfla y es retirado. De esta manera, las partes en mal estado de las tuberías quedan reparadas, y el gasoducto puede volver a utilizarse sin necesidad de reemplazar piezas.
Otra de las ventajas de los laminados desarrollados por Ehsani es que poseen mayor fuerza y rigidez que los métodos empleados en la actualidad, en parte debido a su diseño prefabricado. En resumen, ofrecen múltiples ventajas comparativas en comparación con las técnicas tradicionales.
Mayor seguridad
En la actualidad, la mayoría de los arreglos de tuberías en gasoductos se llevan adelante aplicando soluciones de forma manual en el área del problema y esperando a que la zona en cuestión vuelva a estabilizarse. Sin embargo, estas técnicas no permiten un control preciso, y la efectividad de la reparación no puede ser determinada hasta que el tratamiento se haya completado.
Asimismo, la combinación de fibras y resinas y su aplicación manual puede significar un inconveniente en términos de salud y seguridad, ya que entran en juego diferentes compuestos orgánicos volátiles y otras sustancias nocivas. Todos estos problemas se evitan con las nuevas superláminas.
La tecnología desarrollada en la Universidad de Arizona puede aplicarse a un amplio espectro de estructuras, como tuberías, alcantarillas y acueductos de acero, hierro fundido, metal corrugado, arcilla, ladrillo, hormigón y madera. Sin embargo, las pruebas efectuadas determinaron que el superlaminado no solamente puede ser útil para la reparación de las tuberías, sino también para su sustitución.
De esta forma, los responsables de esta tecnología ya están pensando en una nueva generación de tuberías subterráneas. Básicamente se trataría de incorporar el superlaminado como revestimiento de las tuberías, para que de esta manera al registrarse una avería las propias láminas de vidrio y de carbono pasen a formar parte de la estructura del gasoducto, sin requerirse reparaciones o reemplazos.