Desde 1981, el 25 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Niños Desaparecidos, en recuerdo de las familias que por causas desconocidas han perdido a alguno de sus hijos. No se sabe a ciencia cierta qué está detrás de este fenómeno, asociado a mafias de muy diverso signo. La reciente desaparición de Madeleine McCann en Portugal ha puesto en primera fila este drama, que adquiere proporciones preocupantes: en Italia desaparecieron 1.850 niños en 2005, en Bélgica 10.22, en el Reino Unido se contabilizan 70.000 niños desaparecidos cada año. Sólo en España y Portugal están censados por Child Focus, centro europeo para la búsqueda de niños desaparecidos, un total de veinte menores. Hay dos grandes olvidados: Sara Morales y Yeremy Vargas, de Gran Canaria, que todavía no figuran en este listado. España está estos días en fiesta electoral y es responsabilidad de los políticos asegurar la integridad de las familias y de los ciudadanos. Pero ningun candidato recuerda este derecho fundamental vulnerado y se enfrentan al veredicto de las urnas tan sólo dos días después de esta Jornada Mundial, que pretende recordarnos que los niños son las mascotas de la sociedad y que todos debemos sentirnos responsables de ellos.