Nina Reglero y “La soga” de Alfred Hitchcock en el Teatro Fígaro de Madrid

La directora presenta una versión actualizada de la obra, que versa sobre el “crimen perfecto”


“La soga”, del escritor inglés Patrick Hamilton, fue llevada a la gran pantalla por Alfred Hitchcock en el año 1948. Estos días, una versión actualizada se representa en el Teatro Fígaro de Madrid, bajo la dirección de Nina Reglero. Aunque la sensación es que esta obra podría haber estado mejor, el esfuerzo actoral es notable (la actriz Inge Martin hace una Janet espléndida) y el público sale contento. Por Ángel García Galiano.




Patrick Hamilton, novelista y dramaturgo inglés prácticamente coetáneo de Alfred Hitchcock, escribió en 1929, a los 25 años de edad, La soga, pieza teatral en la que, a la manera de Dostoievsky en Crimen y castigo (y luego Woody Allen en Match point), lleva a las últimas consecuencias las teorías nietzcheanas del superhombre y la posibilidad de cometer un asesinato cruel y absurdo, sin motivo aparente, solo para constatar la condición de absoluta superioridad moral del verdugo sobre la víctima y, a la par, elaborar artísticamente un “crimen perfecto”. Es decir, el asesinato entendido como una de las bellas artes, por seguir en la cínica estela del famoso alegato de De Quincey.

Como nadie ignora, La soga fue llevada a la gran pantalla por Alfred Hitchcock  en el año 1948, protagonizada por James Stewart y rodada en un solo plano secuencia. Como las bobinas de la época solo duraban treinta minutos, tuvo que hacer “trampas” en el montaje enfocando la espalda del protagonista para que no se notara el corte.

Lo cierto es que la película quedó para siempre como un perverso ejercicio de estilo, por parte del maestro, y de sólida actuación, merced a los actores. Para conseguir el suspense, los protagonistas de la obra o su narrador tienen que saber algo que tú no sabes, o, como prefería el maestro londinense, el espectador sabe algo que los protagonistas desconocen: la famosa bomba apurando los segundos bajo la silla y un reloj al fondo.

El crimen sale del apartamento

En la versión de La soga que nos ocupa, la bomba de relojería es un arcón en primer plano, que protagoniza como un personaje más. El siniestro contenido de ese arcón es la función.

Jesús Martínez, adaptador de la obra, ha sacado el crimen del apartamento y se lo ha llevado a una casa de campo (ignoramos por qué, no aporta nada). Además, ha actualizado la puesta en escena a nuestros días -hay móviles y ordenadores-, pero se ha olvidado de adaptar la cartelera, por lo que queda raro el momento en que, dentro de la obra, hablan de cine de estreno aludiendo a Mary Pickford o Cary Grant.

La puesta en escena de Nina Reglero es muy sobria, se evitan las sobreactuaciones y, con muy buen criterio, se centra toda la atención (también con el juego de luces) en el arcón y la cuerda.

Algún titubeo en la actuación y una cierta sensación de falta de naturalidad interpretativa alejan al público del escenario, lo cual no justifica esa plaga absurda de personal consultando sus teléfonos tontos mientras los actores se dejan la piel en escena: una falta absoluta de educación.

Al final, el público, que es quien manda, ovacionó el esfuerzo actoral y, acaso, pensó que ya es hora de volver a ver la obra maestra del mago del suspense y al entrañable y despistado profesor Rupert que observa, horrorizado, como sus dos discípulos desbarrancan en la maldad gratuita, encarnado en el genial James Stewart.

Inge Martin hace una Janet espléndida y guapísima. Creo que la gente salió contenta al incandescente asfalto de Madrid, y con la sensación de que podía haber estado aún mejor.

Referencia:

Obra: La soga.
Autor: Alfred Hitchcock.
Adaptación: Jesús Martínez
Dirección: Nina Reglero.
Reparto: Mariano Venancio, Anibal Soto, Kiko Gutiérrez, Markos Marín, Inge Martín y Julián Teurlias.
Próximas representaciones: Martes a sábados a las 20:00 horas. Hasta el 29 de agosto de 2015 en el Teatro Fígaro de Madrid.


Miércoles, 22 de Julio 2015
Ángel García Galiano
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