Música y habla comparten propiedades tonales en la expresión de emociones

Un estudio revela la existencia de relaciones interculturales entre voz, melodía y sentimiento


Una investigación realizada por neurocientíficos de la Universidad Nacional de Duke, en Singapur, y de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, demuestra cómo las asociaciones entre la tonalidad musical y la emoción se basan en características vocales universales que se corresponden con los diferentes estados afectivos. Sus resultados prueban la existencia de patrones interculturales comunes para transmitir emoción, un fenómeno que se repite tanto a nivel lingüístico como musical. Por Marvic Otaiza.


Marvic Otaiza
13/04/2012

En una amplia variedad de culturas, las escalas musicales y las relaciones establecidas entre sus notas son empleadas para transmitir determinadas emociones al oyente u espectador. En el caso de la música occidental, este fenómeno se manifiesta en la asociación existente entre las escalas mayores y las emociones positivas, mientras que las escalas menores suelen vincularse a sentimientos de tristeza.

Un estudio realizado por neurocientíficos de la Universidad Nacional de Duke y de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, demuestra que los patrones tonales utilizados para expresar sentimientos en música no sólo son semejantes en las diferentes culturas, sino también parecidos a los producidos en el habla.

Según esta investigación, cuyas conclusiones han sido publicadas en la revista Sciencedaily, las asociaciones entre la tonalidad musical y la emoción se basan en características vocales universales que se corresponden con los diferentes estados afectivos.

Análisis musical

Para llevar acabo este estudio, los investigadores realizaron un análisis musical de las relaciones tonales empleadas en la música clásica del sur de la India para expresar emociones positivas y negativas, así como una comparación entre las variaciones tonales de la prosodia del habla inglesa y del tamil, pronunciadas en estados emocionales diferentes.

La primera parte del experimento consistió en examinar ciertas melodías de la música clásica del sur de la India o “música carnática”. Composiciones organizadas en grupos de sonidos, también llamados “ragas”, que de forma similar a las escalas musicales occidentales se encuentran asociados a sentimientos emocionales específicos.

En la tradición musical hindú, estas emociones componen el concepto de “Nava Rasa” o de los “9 sentimientos”, cuya expresión a través de las artes fundamenta su filosofía estética. Dos de ellos, dada su similitud con las escalas de la música occidental, fueron los utilizados en este estudio: el “Hasya” o “rasa” de la diversión, la felicidad y la alegría; y el “Karuna”, el “rasa” vinculado a la tristeza, la pena y el dolor.

Para ello, se examinaron un total de 194 melodías carnáticas, 93 de ellas asociadas a emociones positivas y 101 vinculadas a sentimientos negativos. Posteriormente, sus características fueron comparadas con las tonalidades establecidas en las melodías clásicas occidentales, a través de una medición de los intervalos tónicos y melódicos de sus notas.

Música y habla

En el caso del análisis del habla, los científicos estudiaron los registros de 20 hablantes nativos de tamil y otros 20 de inglés americano, con edades comprendidas entre los 19 y los 72 años y sin patologías significativas en el habla o la audición. Los oradores leyeron monólogos y expresiones bisilábicas en su lengua nativa, utilizando sentimientos positivos y negativos en una proporción del 50%.

La frecuencia e intensidad de los discursos fueron calculadas en función de una serie de algoritmos relativos a la energía utilizada en cada locución, así como atendiendo a los intervalos prosódicos y al análisis espectral registrado en ellas.

A través de este estudio, los investigadores comprobaron el paralelismo existente entre los intervalos melódicos y prosódicos de la música y el habla respectivamente, llegando a la conclusión de que sus tamaños son significativamente mayores en locuciones y melodías de carácter positivo y menores en el caso opuesto.

Los resultados de estos experimentos demuestran por tanto la existencia de patrones interculturales comunes para transmitir emoción, un fenómeno que se repite tanto a nivel lingüístico como musical.



Marvic Otaiza
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