Más de la mitad de los ecosistemas terrestres que permiten la vida sobre la Tierra están siendo degradados en la actualidad o son utilizados de una manera no sostenible, ha informado esta semana la organización Millennium Ecosystem Assessment, creada en 2001 por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, con el apoyo de importantes instituciones especializadas internacionales, para analizar entre diversos países las consecuencias de la actuación del hombre sobre el planeta.
Los efectos negativos de esta degradación podrían aumentar significativamente en los próximos 50 años, asegura el informe, titulado “Evaluación de los Ecosistemas del Milenio-Informe de síntesis”. El informe, realizado por 1.300 expertos de 95 países, señala asimismo que el estado y la degradación de los ecosistemas impedirá que se alcancen los Objetivos del Desarrollo del Milenio, que los líderes del mundo establecieron en las Naciones Unidas en el año 2000.
Un total de 15 de los 24 servicios que nos proporcionan los ecosistemas sufren una grave degradación, lo que entraña un riesgo enorme para el bienestar, no sólo del resto de las especies terrestres, sino también para la especie humana: aparición de nuevas enfermedades, pérdida de la calidad del agua, aparición de las llamadas “zonas muertas” a lo largo de las costas, el colapso de los bancos de pesca y cambios climáticos regionales, son algunos de los desajustes que se avecinan.
El Informe de síntesis de la Evaluación del Milenio llega a cuatro conclusiones principales, tal y como informa Millenium Ecosystem Assessment.
Conclusiones básicas
La primera de ellas es que, en los últimos 50 años, los seres humanos han cambiado y deteriorado los ecosistemas de forma más rápida que en cualquier otro periodo de la historia, con la intención de satisfacer las crecientes demandas de alimento, agua, madera, fibra y combustible. Asimismo, desde 1945, se ha destinado a la agricultura una cantidad mayor de nuevas tierras que lo que se había hecho desde 1800 hasta entonces, y, desde 1985, se usó más de la mitad de todos los fertilizantes sintéticos a base de nitrógeno producidos desde el inicio de su fabricación en 1913. Como consecuencia de este uso masivo, se ha producido una significativa pérdida de la diversidad de la vida en el planeta. Hoy por hoy, entre el 10 y el 30 por ciento de los mamíferos, las aves y los anfibios estén en peligro de extinción.
La segunda de las conclusiones señala que, aunque la explotación de los ecosistemas ha llevado en algunos casos a una mejora de determinadas producciones, como la de cereales, carne, pescados de piscifactorías, etc., otras han agotado sus propios recursos ya que no alcanzan ni de lejos las necesidades de demanda actuales. Es el caso de la pesca de captura y del agua dulce, una pérdida que no sólo afecta a nuestra época sino que, sobre todo, disminuirá significativamente los recursos de futuras generaciones.
La tercera de las conclusiones señala el riesgo que supone el hecho de que esta degradación afecte a la salud del hombre: por ejemplo, la deforestación aumenta el número de agentes patógenos, como los de la malaria y el cólera, y aumenta el riesgo de nuevas enfermedades.
Por último, el informe concluye que la recuperación y la explotación sostenible de los ecosistemas requeriría cambios políticos e institucionales de gran envergadura, que hoy por hoy no están en marcha.
Puede hacerse
Pero la conclusión primordial de este estudio es que las sociedades humanas pueden reducir las presiones que ejercen sobre los recursos naturales del planeta, al mismo tiempo que se puede mejorar los medios de vida de todos. Para lograrlo, se requieren cambios radicales en nuestra manera de tratar la naturaleza, en todos los niveles de toma de decisiones, al mismo tiempo que se necesitan nuevas formas de cooperación entre los gobiernos, las empresas y la sociedad civil.
El informe también apunta que las regiones cuyos ecosistemas corren más riesgos y sufren más degradación son las del África subsahariana, Asia central, algunas zonas de América Latina, y algunas partes del Asia sudoriental y meridional.
El Informe de síntesis de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio es el primero de una serie de siete informes de síntesis y cuatro volúmenes técnicos que evaluarán el estado de los ecosistemas del mundo y su repercusión sobre el bienestar humano. Este primer informe ha llevado cuatro años de trabajo y fue diseñado como una investigación conjunta entre organismos de la ONU, organizaciones científicas internacionales y organismos de desarrollo, con contribuciones del sector privado y de grupos de la sociedad civil.
Los recursos provienen en su mayor parte del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, la Fundación de las Naciones Unidas, la Fundación David y Lucile Packard, y el Banco Mundial. El Programa de las Naciones para el Medio Ambiente ( PNUMA coordina la Secretaría de la Evaluación.
Asimismo, este trabajo ha sido respaldado por 22 de las instituciones científicas más importantes del mundo, como The Royal Society en el Reino Unido y The Academy of Sciences for the Developing World, y ha estado supervisado por un Consejo Directivo de 45 miembros.
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Los efectos negativos de esta degradación podrían aumentar significativamente en los próximos 50 años, asegura el informe, titulado “Evaluación de los Ecosistemas del Milenio-Informe de síntesis”. El informe, realizado por 1.300 expertos de 95 países, señala asimismo que el estado y la degradación de los ecosistemas impedirá que se alcancen los Objetivos del Desarrollo del Milenio, que los líderes del mundo establecieron en las Naciones Unidas en el año 2000.
Un total de 15 de los 24 servicios que nos proporcionan los ecosistemas sufren una grave degradación, lo que entraña un riesgo enorme para el bienestar, no sólo del resto de las especies terrestres, sino también para la especie humana: aparición de nuevas enfermedades, pérdida de la calidad del agua, aparición de las llamadas “zonas muertas” a lo largo de las costas, el colapso de los bancos de pesca y cambios climáticos regionales, son algunos de los desajustes que se avecinan.
El Informe de síntesis de la Evaluación del Milenio llega a cuatro conclusiones principales, tal y como informa Millenium Ecosystem Assessment.
Conclusiones básicas
La primera de ellas es que, en los últimos 50 años, los seres humanos han cambiado y deteriorado los ecosistemas de forma más rápida que en cualquier otro periodo de la historia, con la intención de satisfacer las crecientes demandas de alimento, agua, madera, fibra y combustible. Asimismo, desde 1945, se ha destinado a la agricultura una cantidad mayor de nuevas tierras que lo que se había hecho desde 1800 hasta entonces, y, desde 1985, se usó más de la mitad de todos los fertilizantes sintéticos a base de nitrógeno producidos desde el inicio de su fabricación en 1913. Como consecuencia de este uso masivo, se ha producido una significativa pérdida de la diversidad de la vida en el planeta. Hoy por hoy, entre el 10 y el 30 por ciento de los mamíferos, las aves y los anfibios estén en peligro de extinción.
La segunda de las conclusiones señala que, aunque la explotación de los ecosistemas ha llevado en algunos casos a una mejora de determinadas producciones, como la de cereales, carne, pescados de piscifactorías, etc., otras han agotado sus propios recursos ya que no alcanzan ni de lejos las necesidades de demanda actuales. Es el caso de la pesca de captura y del agua dulce, una pérdida que no sólo afecta a nuestra época sino que, sobre todo, disminuirá significativamente los recursos de futuras generaciones.
La tercera de las conclusiones señala el riesgo que supone el hecho de que esta degradación afecte a la salud del hombre: por ejemplo, la deforestación aumenta el número de agentes patógenos, como los de la malaria y el cólera, y aumenta el riesgo de nuevas enfermedades.
Por último, el informe concluye que la recuperación y la explotación sostenible de los ecosistemas requeriría cambios políticos e institucionales de gran envergadura, que hoy por hoy no están en marcha.
Puede hacerse
Pero la conclusión primordial de este estudio es que las sociedades humanas pueden reducir las presiones que ejercen sobre los recursos naturales del planeta, al mismo tiempo que se puede mejorar los medios de vida de todos. Para lograrlo, se requieren cambios radicales en nuestra manera de tratar la naturaleza, en todos los niveles de toma de decisiones, al mismo tiempo que se necesitan nuevas formas de cooperación entre los gobiernos, las empresas y la sociedad civil.
El informe también apunta que las regiones cuyos ecosistemas corren más riesgos y sufren más degradación son las del África subsahariana, Asia central, algunas zonas de América Latina, y algunas partes del Asia sudoriental y meridional.
El Informe de síntesis de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio es el primero de una serie de siete informes de síntesis y cuatro volúmenes técnicos que evaluarán el estado de los ecosistemas del mundo y su repercusión sobre el bienestar humano. Este primer informe ha llevado cuatro años de trabajo y fue diseñado como una investigación conjunta entre organismos de la ONU, organizaciones científicas internacionales y organismos de desarrollo, con contribuciones del sector privado y de grupos de la sociedad civil.
Los recursos provienen en su mayor parte del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, la Fundación de las Naciones Unidas, la Fundación David y Lucile Packard, y el Banco Mundial. El Programa de las Naciones para el Medio Ambiente ( PNUMA coordina la Secretaría de la Evaluación.
Asimismo, este trabajo ha sido respaldado por 22 de las instituciones científicas más importantes del mundo, como The Royal Society en el Reino Unido y The Academy of Sciences for the Developing World, y ha estado supervisado por un Consejo Directivo de 45 miembros.
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