Más de 500 marchas por la ciencia están convocadas en ciudades de 55 países el próximo 22 de abril, Día de La Tierra, para reivindicar mayor financiación a la investigación científica y la libertad de los científicos para comunicar públicamente los resultados de sus investigaciones, como un pilar de la libertad humana y la prosperidad.
Bajo el lema Ciencia, no Silencio, la Marcha surgió inicialmente como protesta por las medidas de la Administración Trump contra los inmigrantes (que afectan negativamente a la libre circulación de científicos) y por sus veleidades sobre el cambio climático y las vacunas, que contradicen evidencias científicas contrastadas.
Sólo en Estados Unidos habrá más de 300 manifestaciones. Las demás se distribuyen principalmente por países de Europa, donde destacan las concentraciones previstas en Alemania y Francia. La convocatoria francesa está incluso respaldada por el presidente del CNRS, el primer centro de investigación científica del país, así como por el Instituto Curie, entre otras instituciones de prestigio.
La convocatoria, que se espera sea masiva en la mayoría de las ciudades, no goza de total unanimidad en la comunidad científica. En The Conversation, el profesor Andrea Saltelli, de la universidad noruega de Bergen, señala que el científico pierde su objetividad suscribiendo estas iniciativas.
En NYT, el geólogo Robert Young se lamenta de que la Marcha por la Ciencia hará su trabajo más difícil y aumentará la polarización. Y recomienda que los científicos se integren más en las actividades ciudadanas de sus regiones y ciudades.
Desde las páginas de Scientific American, el psicólogo Richard William Prather, de la Universidad de Maryland, pide que la marcha sea estrictamente científica y se mantenga al margen de opciones políticas.
En una carta publicada en Le Monde, representantes de la comunidad científica francesa no sólo defienden el derecho de la sociedad a una ciencia capaz de mejorar la vida de las personas y de asegurar una información rigurosa sobre los hechos comprobados, sino que también critican el abandono de las instituciones francesas de investigación y la carencia de recursos para el desarrollo de su labor.
Bajo el lema Ciencia, no Silencio, la Marcha surgió inicialmente como protesta por las medidas de la Administración Trump contra los inmigrantes (que afectan negativamente a la libre circulación de científicos) y por sus veleidades sobre el cambio climático y las vacunas, que contradicen evidencias científicas contrastadas.
Sólo en Estados Unidos habrá más de 300 manifestaciones. Las demás se distribuyen principalmente por países de Europa, donde destacan las concentraciones previstas en Alemania y Francia. La convocatoria francesa está incluso respaldada por el presidente del CNRS, el primer centro de investigación científica del país, así como por el Instituto Curie, entre otras instituciones de prestigio.
La convocatoria, que se espera sea masiva en la mayoría de las ciudades, no goza de total unanimidad en la comunidad científica. En The Conversation, el profesor Andrea Saltelli, de la universidad noruega de Bergen, señala que el científico pierde su objetividad suscribiendo estas iniciativas.
En NYT, el geólogo Robert Young se lamenta de que la Marcha por la Ciencia hará su trabajo más difícil y aumentará la polarización. Y recomienda que los científicos se integren más en las actividades ciudadanas de sus regiones y ciudades.
Desde las páginas de Scientific American, el psicólogo Richard William Prather, de la Universidad de Maryland, pide que la marcha sea estrictamente científica y se mantenga al margen de opciones políticas.
En una carta publicada en Le Monde, representantes de la comunidad científica francesa no sólo defienden el derecho de la sociedad a una ciencia capaz de mejorar la vida de las personas y de asegurar una información rigurosa sobre los hechos comprobados, sino que también critican el abandono de las instituciones francesas de investigación y la carencia de recursos para el desarrollo de su labor.
Marchas en España
En España están convocadas marchas en Madrid, Sevilla, Barcelona y Girona. La convocatoria está respaldada por la Conferencia de Rectores CRUE y Confederación de Sociedades Científicas de España. Ambas instituciones destacan que “frente al creciente menosprecio por el conocimiento, que se ve sustituido por interpretaciones alternativas de la realidad a las que proporciona la ciencia, es inaplazable emprender un urgente y drástico cambio de rumbo en las políticas científicas, que debe ser el resultado del esfuerzo colectivo de toda la sociedad, con los científicos al frente”.
Los organizadores de las marchas en España han elaborado asimismo un Manifiesto en el que explican que “la marcha por la ciencia adquiere un significado especial en España, donde los recortes en inversión en investigación han alcanzado el 40% durante los últimos cinco años”.
Y añaden: España parece ignorar que la ciencia es un motor esencial de la economía. Para revertir esta situación, convocamos a todos aquellos que trabajamos en la investigación, a la universidad española y a todos los ciudadanos comprometidos con el futuro de nuestra sociedad a suscribir este manifiesto y a participar en la Marcha por la Ciencia, porque invertir en ciencia es invertir en el país. Porque sin ciencia no hay futuro, conluye.
En Madrid y Sevilla las marchas comenzarán a las 12:00. En Madrid comenzará desde Calle de Alcalá, 34 (Ministerio de Educación) hasta Calle de Alcalá, 5 (Ministerio de Hacienda). En Sevilla la manifestación se inicia en la Casa de la Ciencia, con la lectura de un manifiesto, y termina en la Plaza Nueva.
Barcelona y Girona celebrarán, en lugar de marchas, mesas redondas abiertas al público, en las que se debatirá sobre el papel de la ciencia en la política. Todas las actividades de la ciudad condal tendrán lugar la plaza interior del Parc de Recerca Biomèdica (PRBB), mientras que en Girona el debate se realizará en el centro cívico Pla de Palau, a las 11:30.
En España están convocadas marchas en Madrid, Sevilla, Barcelona y Girona. La convocatoria está respaldada por la Conferencia de Rectores CRUE y Confederación de Sociedades Científicas de España. Ambas instituciones destacan que “frente al creciente menosprecio por el conocimiento, que se ve sustituido por interpretaciones alternativas de la realidad a las que proporciona la ciencia, es inaplazable emprender un urgente y drástico cambio de rumbo en las políticas científicas, que debe ser el resultado del esfuerzo colectivo de toda la sociedad, con los científicos al frente”.
Los organizadores de las marchas en España han elaborado asimismo un Manifiesto en el que explican que “la marcha por la ciencia adquiere un significado especial en España, donde los recortes en inversión en investigación han alcanzado el 40% durante los últimos cinco años”.
Y añaden: España parece ignorar que la ciencia es un motor esencial de la economía. Para revertir esta situación, convocamos a todos aquellos que trabajamos en la investigación, a la universidad española y a todos los ciudadanos comprometidos con el futuro de nuestra sociedad a suscribir este manifiesto y a participar en la Marcha por la Ciencia, porque invertir en ciencia es invertir en el país. Porque sin ciencia no hay futuro, conluye.
En Madrid y Sevilla las marchas comenzarán a las 12:00. En Madrid comenzará desde Calle de Alcalá, 34 (Ministerio de Educación) hasta Calle de Alcalá, 5 (Ministerio de Hacienda). En Sevilla la manifestación se inicia en la Casa de la Ciencia, con la lectura de un manifiesto, y termina en la Plaza Nueva.
Barcelona y Girona celebrarán, en lugar de marchas, mesas redondas abiertas al público, en las que se debatirá sobre el papel de la ciencia en la política. Todas las actividades de la ciudad condal tendrán lugar la plaza interior del Parc de Recerca Biomèdica (PRBB), mientras que en Girona el debate se realizará en el centro cívico Pla de Palau, a las 11:30.