En 2006 se extendieron con rapidez las biotecnologías aplicadas a los cultivos, señala el informe anual del Internacional Service for the Acquisition of Agri-Biotech Applications (ISAAA, organización sin ánimo de lucro con una red internacional de centros diseñada para contribuir a la erradicación del hambre y la pobreza compartiendo aplicaciones biotecnológicas para el cultivo.
El año pasado fue el primero de la segunda década de comercialización de los llamados cultivos biotecnológicos/transgénicos, cuya superficie global aumentó en un 13% en 2006 (en más de 12 millones de hectáreas), alcanzando un total de 102 millones de hectáreas, señala el informe.
Se trata de una meta histórica, ya que es la primera vez que más de 100 millones de hectáreas de cultivos biotecnológicos son cultivados durante un año. El informe señala que el aumento en un año de 12 millones de hectáreas es el segundo más elevado en área absoluta en los últimos 5 años.
El número de agricultores que aplican ya este tipo de cultivos asciende a 10,3 millones repartidos a través de 22 países (11 industrializados y 11 en vías de desarrollo). De ellos, un 90% son pequeños agricultores de escasos recursos en países en vías de desarrollo. Otros 29 países han aprobado desde 1996 la regularización de cultivos biotecnológicos para su importación para su uso en alimentos humanos y para animales.
Los cultivos biotecnológicos alcanzaron varias metas en 2006, señala el informe: la superficie anual de los cultivos transgénicos excedió por primera vez los 100 millones de hectáreas (250 millones de acres); el número de agricultores que cultivan cultivos biotecnológicos (10.3 millones) excedió los 10 millones; y la superficie acumulada de 1996 a 2006 excedió el medio billón de hectáreas con 577 millones de hectáreas (1.4 billones de acres), con un aumento sin precedente de 60 veces entre 1996 y 2006, haciendo esta tecnología agrícola la más rápidamente adoptada en historia reciente.
Por continentes
El país que se lleva la palma es Estados Unidos, porque es el principal productor de cultivos biotecnológicos, con el 80% en el caso de los cultivos de soja y algodón. Brasil lidera el crecimiento de estos cultivos en Sudamérica, con un incremento del 22% del total de 11,5 millones de hectáreas destinadas a la producción de soja y algodón transgénico.
En Asia, la India es el principal productor, con un aumento del 192% o de 2,5 millones de hectáreas, superando incluso por vez primera a China. En África, en 2006 se produjo también un avance significativo, especialmente en lo que se refiere a los cultivos biotecnológicos de maíz.
En Europa, el país líder es España, que cultivó con este sistema un total de 60.000 hectáreas en 2006. Según el informe de esta actividad realizado por Asebio, las aplicaciones agroalimentarias desarrolladas en España suponen ya el 20% de la actividad biotecnológica del país, sólo por detrás de los desarrollos biotecnológicos para la mejora de la salud. Como ya hemos informado en otro artículo, el 70% de la investigación biotecnológica española está centrada en la salud.
En 2006, además, el número de países que sembraron cultivos biotecnológicos aumentó de 21 a 22 con un miembro de la Unión Europea (UE), Eslovaquia, cultivando por primera vez el maíz Bt, llevando el número total de países sembrando cultivos biotecnológicos en la UE a seis sobre un total de 25.
Según la ISAA, el impacto creciente de este tipo de plantaciones sobre todo en cinco países en vías de desarrollo (India, China, Argentina, Brasil y Sudáfrica), representantes de tres continentes (Asia, Latinoamérica y África), constituye una tendencia importante, con implicaciones para la adopción y la aceptación de los cultivos biotecnológicos.
Ventajas y expansión
En cuanto a productos, la soja continuó siendo el cultivo biotecnológico más importante en 2006, ocupando 58,6 millones de hectáreas (57% de la superficie de cultivos biotecnológicos mundial), seguida por el maíz (25,2 millones de hectáreas y el 13%), y el algodón (13,4 millones de hectáreas y el 5% de la superficie global de cultivos biotecnológicos).
Desde la génesis de su comercialización en 1996, la resistencia desarrollada transgénicamente a los herbicidas ha sido la característica dominante, seguida por la resistencia a insectos.
Las altas tasas de adopción reflejan la satisfacción de los agricultores con estos productos, que ofrecen ventajas substanciales, como una gestión más conveniente y más flexible de los cultivos, un costo de producción más bajo, una productividad más alta o ganancias netas por hectárea, mejoras en salud y ventajas sociales, y un ambiente más limpio debido al uso disminuido de pesticidas convencionales, que contribuyen colectivamente a una agricultura más sostenible. Estas ventajas se extienden también a los consumidores.
Por otro lado, también el medioambiente puede beneficiarse de estos cultivos, porque pueden contribuir potencialmente a la reducción de los gases de efecto invernadero, y al cambio climático por el ahorro de emisiones dióxido de carbono (por la reducción del gasto de combustible, aerosoles y herbicidas), por la aplicación de la labranza de conservación (los cultivos biotecnológicos con tolerancia a herbicidas requieren menos arado) y por la ventaja adicional que supondría, en un futuro, el aprovechamiento de estos cultivos para la producción de etanol y biodiesel, que sustituirán a los combustibles fósiles empleados actualmente, con un ahorro de recursos energéticos neto del 65%.
Perspectivas en una década
La perspectiva para la próxima década de comercialización, de 2006 a 2015, señala un crecimiento continuo en la superficie mundial en hectáreas de los cultivos transgénicos, hasta sobrepasar los 200 millones de hectáreas, con alrededor de 20 millones de agricultores sembrando cultivos biotecnológicos en 40 países antes de 2015.
Se estima que los genes que confieren un grado de tolerancia a la sequía estén disponibles alrededor 2010-2011. Estos genes serán particularmente importantes para los países en vías de desarrollo que sufren más la sequía, el obstáculo más frecuente y más importante al aumento productividad agrícola en todo el mundo, concluye el informe.
El año pasado fue el primero de la segunda década de comercialización de los llamados cultivos biotecnológicos/transgénicos, cuya superficie global aumentó en un 13% en 2006 (en más de 12 millones de hectáreas), alcanzando un total de 102 millones de hectáreas, señala el informe.
Se trata de una meta histórica, ya que es la primera vez que más de 100 millones de hectáreas de cultivos biotecnológicos son cultivados durante un año. El informe señala que el aumento en un año de 12 millones de hectáreas es el segundo más elevado en área absoluta en los últimos 5 años.
El número de agricultores que aplican ya este tipo de cultivos asciende a 10,3 millones repartidos a través de 22 países (11 industrializados y 11 en vías de desarrollo). De ellos, un 90% son pequeños agricultores de escasos recursos en países en vías de desarrollo. Otros 29 países han aprobado desde 1996 la regularización de cultivos biotecnológicos para su importación para su uso en alimentos humanos y para animales.
Los cultivos biotecnológicos alcanzaron varias metas en 2006, señala el informe: la superficie anual de los cultivos transgénicos excedió por primera vez los 100 millones de hectáreas (250 millones de acres); el número de agricultores que cultivan cultivos biotecnológicos (10.3 millones) excedió los 10 millones; y la superficie acumulada de 1996 a 2006 excedió el medio billón de hectáreas con 577 millones de hectáreas (1.4 billones de acres), con un aumento sin precedente de 60 veces entre 1996 y 2006, haciendo esta tecnología agrícola la más rápidamente adoptada en historia reciente.
Por continentes
El país que se lleva la palma es Estados Unidos, porque es el principal productor de cultivos biotecnológicos, con el 80% en el caso de los cultivos de soja y algodón. Brasil lidera el crecimiento de estos cultivos en Sudamérica, con un incremento del 22% del total de 11,5 millones de hectáreas destinadas a la producción de soja y algodón transgénico.
En Asia, la India es el principal productor, con un aumento del 192% o de 2,5 millones de hectáreas, superando incluso por vez primera a China. En África, en 2006 se produjo también un avance significativo, especialmente en lo que se refiere a los cultivos biotecnológicos de maíz.
En Europa, el país líder es España, que cultivó con este sistema un total de 60.000 hectáreas en 2006. Según el informe de esta actividad realizado por Asebio, las aplicaciones agroalimentarias desarrolladas en España suponen ya el 20% de la actividad biotecnológica del país, sólo por detrás de los desarrollos biotecnológicos para la mejora de la salud. Como ya hemos informado en otro artículo, el 70% de la investigación biotecnológica española está centrada en la salud.
En 2006, además, el número de países que sembraron cultivos biotecnológicos aumentó de 21 a 22 con un miembro de la Unión Europea (UE), Eslovaquia, cultivando por primera vez el maíz Bt, llevando el número total de países sembrando cultivos biotecnológicos en la UE a seis sobre un total de 25.
Según la ISAA, el impacto creciente de este tipo de plantaciones sobre todo en cinco países en vías de desarrollo (India, China, Argentina, Brasil y Sudáfrica), representantes de tres continentes (Asia, Latinoamérica y África), constituye una tendencia importante, con implicaciones para la adopción y la aceptación de los cultivos biotecnológicos.
Ventajas y expansión
En cuanto a productos, la soja continuó siendo el cultivo biotecnológico más importante en 2006, ocupando 58,6 millones de hectáreas (57% de la superficie de cultivos biotecnológicos mundial), seguida por el maíz (25,2 millones de hectáreas y el 13%), y el algodón (13,4 millones de hectáreas y el 5% de la superficie global de cultivos biotecnológicos).
Desde la génesis de su comercialización en 1996, la resistencia desarrollada transgénicamente a los herbicidas ha sido la característica dominante, seguida por la resistencia a insectos.
Las altas tasas de adopción reflejan la satisfacción de los agricultores con estos productos, que ofrecen ventajas substanciales, como una gestión más conveniente y más flexible de los cultivos, un costo de producción más bajo, una productividad más alta o ganancias netas por hectárea, mejoras en salud y ventajas sociales, y un ambiente más limpio debido al uso disminuido de pesticidas convencionales, que contribuyen colectivamente a una agricultura más sostenible. Estas ventajas se extienden también a los consumidores.
Por otro lado, también el medioambiente puede beneficiarse de estos cultivos, porque pueden contribuir potencialmente a la reducción de los gases de efecto invernadero, y al cambio climático por el ahorro de emisiones dióxido de carbono (por la reducción del gasto de combustible, aerosoles y herbicidas), por la aplicación de la labranza de conservación (los cultivos biotecnológicos con tolerancia a herbicidas requieren menos arado) y por la ventaja adicional que supondría, en un futuro, el aprovechamiento de estos cultivos para la producción de etanol y biodiesel, que sustituirán a los combustibles fósiles empleados actualmente, con un ahorro de recursos energéticos neto del 65%.
Perspectivas en una década
La perspectiva para la próxima década de comercialización, de 2006 a 2015, señala un crecimiento continuo en la superficie mundial en hectáreas de los cultivos transgénicos, hasta sobrepasar los 200 millones de hectáreas, con alrededor de 20 millones de agricultores sembrando cultivos biotecnológicos en 40 países antes de 2015.
Se estima que los genes que confieren un grado de tolerancia a la sequía estén disponibles alrededor 2010-2011. Estos genes serán particularmente importantes para los países en vías de desarrollo que sufren más la sequía, el obstáculo más frecuente y más importante al aumento productividad agrícola en todo el mundo, concluye el informe.