Erupción del Monte Mayón, de Filipinas, en 1984. Imagen: C.G. Newhall. Fuente: Wikipedia.
Algunas de las catástrofes naturales más conocidas y devastadoras de la historia se deben a erupciones volcánicas. De hecho, se calcula que en los últimos trescientos años han fallecido más de doscientas sesenta mil personas por causa de tales erupciones y sus consecuencias.
Pero lo cierto es que los volcanes no deben considerarse exclusivamente como fuerzas destructivas, ya que podrían haber desempeñado una función determinante para la evolución de la vida sobre la Tierra y, en la actualidad, podrían estar contribuyendo a ralentizar el calentamiento de la atmósfera.
Según una noticia de New Scientist de la que se hace eco Cordis, se dispone de indicios fehacientes de que, gracias a los volcanes, la Tierra superó un periodo de glaciación acontecido hace más de seiscientos millones de años. Estas estructuras geológicas habrían sido el origen de ciertas "explosiones" evolutivas que habrían diversificado a los seres vivos y abonado el terreno para la posterior aparición de especies animales nuevas.
Ryan McKenzie (Universidad de Texas en Austin, EE.UU.) y sus colaboradores cuentan que el vulcanismo podría haber dado forma a la existencia de formas de vida durante el Cámbrico, un periodo geológico crucial. McKenzie firma un estudio sobre rocas volcánicas de los albores de la historia evolutiva que indica que las erupciones coincidieron con un cambio en el clima que supuso el paso de un frío gélido a un calor abrasador.
Esta alteración y su consiguiente efecto en los océanos provocaron un boom de diversidad evolutiva al que siguió una extinción masiva por el excesivo calor. A continuación, con el bloque continental Gondwana ya formado y el vulcanismo finalizado, el planeta se habría enfriado y habrían resurgido los seres vivos.
Estos cambios tan drásticos ya se habían atribuido anteriormente a la actividad volcánica durante la formación de Gondwana, pero ahora esta hipótesis cobra fuerza a la vista de los nuevos indicios aportados por McKenzie, consistentes en recuentos de cristales de circonio formados en determinadas erupciones volcánicas.
Pero lo cierto es que los volcanes no deben considerarse exclusivamente como fuerzas destructivas, ya que podrían haber desempeñado una función determinante para la evolución de la vida sobre la Tierra y, en la actualidad, podrían estar contribuyendo a ralentizar el calentamiento de la atmósfera.
Según una noticia de New Scientist de la que se hace eco Cordis, se dispone de indicios fehacientes de que, gracias a los volcanes, la Tierra superó un periodo de glaciación acontecido hace más de seiscientos millones de años. Estas estructuras geológicas habrían sido el origen de ciertas "explosiones" evolutivas que habrían diversificado a los seres vivos y abonado el terreno para la posterior aparición de especies animales nuevas.
Ryan McKenzie (Universidad de Texas en Austin, EE.UU.) y sus colaboradores cuentan que el vulcanismo podría haber dado forma a la existencia de formas de vida durante el Cámbrico, un periodo geológico crucial. McKenzie firma un estudio sobre rocas volcánicas de los albores de la historia evolutiva que indica que las erupciones coincidieron con un cambio en el clima que supuso el paso de un frío gélido a un calor abrasador.
Esta alteración y su consiguiente efecto en los océanos provocaron un boom de diversidad evolutiva al que siguió una extinción masiva por el excesivo calor. A continuación, con el bloque continental Gondwana ya formado y el vulcanismo finalizado, el planeta se habría enfriado y habrían resurgido los seres vivos.
Estos cambios tan drásticos ya se habían atribuido anteriormente a la actividad volcánica durante la formación de Gondwana, pero ahora esta hipótesis cobra fuerza a la vista de los nuevos indicios aportados por McKenzie, consistentes en recuentos de cristales de circonio formados en determinadas erupciones volcánicas.
Calentamiento actual
Otro artículo reciente señala también los efectos presuntamente beneficiosos de los volcanes haciéndose eco de un estudio extenso sobre su influencia en la ralentización del calentamiento de la atmósfera.
El estudio, firmado por Ben Santer y colaboradores, plantea la posibilidad de que ciertos volcanes de pequeñas dimensiones estén motivando una leve disminución de la cantidad de luz solar que llega hasta la Tierra.
The Guardian cita a uno de los autores, Carl Mears: "Logramos demostrar que la temperatura ha aumentado últimamente menos de lo esperado por el elevado número de erupciones volcánicas de poca entidad ocurridas desde hace quince años. La ceniza y los elementos químicos expulsados en estas erupciones habrían reducido la cantidad de luz solar que llega a la superficie terrestre, moderando así -temporalmente- la subida de temperatura medida en la superficie y en la baja troposfera".
La serie más reciente de modelos climáticos estudiados para el informe del IPCC habría pasado por alto los efectos de estas erupciones volcánicas, señala Mears, "y por ello sus predicciones indicarían un calentamiento superior al real. Para que los modelos climáticos arrojen predicciones precisas, deben alimentarse de datos precisos. Algunos ejemplos de los datos introducidos son los relativos a cambios en los gases de efecto invernadero, partículas atmosféricas y emisiones solares»".
El libro Superfreakonomics, de Stephen J. Dubner y Steven Levitt, también habla de este efecto enfriador de los volcanes y de diversos estudios sobre el tema.
Otro artículo reciente señala también los efectos presuntamente beneficiosos de los volcanes haciéndose eco de un estudio extenso sobre su influencia en la ralentización del calentamiento de la atmósfera.
El estudio, firmado por Ben Santer y colaboradores, plantea la posibilidad de que ciertos volcanes de pequeñas dimensiones estén motivando una leve disminución de la cantidad de luz solar que llega hasta la Tierra.
The Guardian cita a uno de los autores, Carl Mears: "Logramos demostrar que la temperatura ha aumentado últimamente menos de lo esperado por el elevado número de erupciones volcánicas de poca entidad ocurridas desde hace quince años. La ceniza y los elementos químicos expulsados en estas erupciones habrían reducido la cantidad de luz solar que llega a la superficie terrestre, moderando así -temporalmente- la subida de temperatura medida en la superficie y en la baja troposfera".
La serie más reciente de modelos climáticos estudiados para el informe del IPCC habría pasado por alto los efectos de estas erupciones volcánicas, señala Mears, "y por ello sus predicciones indicarían un calentamiento superior al real. Para que los modelos climáticos arrojen predicciones precisas, deben alimentarse de datos precisos. Algunos ejemplos de los datos introducidos son los relativos a cambios en los gases de efecto invernadero, partículas atmosféricas y emisiones solares»".
El libro Superfreakonomics, de Stephen J. Dubner y Steven Levitt, también habla de este efecto enfriador de los volcanes y de diversos estudios sobre el tema.
Referencias bibliográficas:
N. Ryan McKenzie et al.: Plate tectonic influences on Neoproterozoic-early Paleozoic climate and animal evolution. Geology (2014). DOI:10.1130/G34962.1.
Benjamin D. Santer et al.: Volcanic contribution to decadal changes in tropospheric temperature. Nature Geoscience (2014). DOI:10.1038/ngeo2098.
N. Ryan McKenzie et al.: Plate tectonic influences on Neoproterozoic-early Paleozoic climate and animal evolution. Geology (2014). DOI:10.1130/G34962.1.
Benjamin D. Santer et al.: Volcanic contribution to decadal changes in tropospheric temperature. Nature Geoscience (2014). DOI:10.1038/ngeo2098.