Simulación por computadora de las líneas del campo terrestre en un periodo estándar entre inversiones (azules cuando el campo apunta hacia el centro y amarillas cuando apunta hacia fuera); el eje de rotación de la tierra está centrado en la vertical; la densa agrupación de líneas corresponde al interior del núcleo terrestre. Fuente: Wikipedia.
El campo magnético terrestre es el campo magnético que se extiende alrededor de toda la Tierra (desde el núcleo hasta magnetosfera), y su existencia es conocida (en uno u otro sentido) desde hace siglos, gracias al uso de las brújulas como método de orientación.
Este campo magnético se genera por la diferencia de temperatura entre el núcleo externo de la Tierra (compuesto principalmente por hierro líquido y con un campo magnético débil), y el manto terrestre.
A esto se suma que la rotación de la Tierra crea corrientes eléctricas que modifican continuamente el campo electromagnético (como consecuencia del conocido como efecto dinamo).
Un ‘imán’ cuyos polos se mueven
Podemos imaginarnos el campo magnético de la Tierra como el campo que produce un dipolo magnético, es decir, un imán con un polo positivo y un polo negativo.
Estos polos se corresponderían actualmente, con una diferencia de unos pocos grados, con el Polo Norte y el Polo Sur de nuestro planeta.
Pero estos polos no siempre han estado ahí ni estarán ahí para siempre, ya que se desplazan con el tiempo. La causa de este desplazamiento es que el campo magnético no es estático, y además hay distintos efectos que lo pueden alterar. De esta forma, varían su fuerza, su orientación y su polaridad.
Incluso puede darse el caso de que los polos terrestres se inviertan, como ya ha sucedido en el pasado. Se calcula que esto sucede a intervalos irregulares de alrededor de 300.00 años de media, aunque hace ya 780.000 años que tenemos la misma configuración, en la que el polo sur magnético se encuentra cercano al Polo Norte geográfico, y viceversa.
El campo magnético protege a la Tierra
Uno de los efectos de la existencia del campo magnético terrestre es que este modera el clima y nos protege de cierto tipo de radiación externa.
Alrededor de nuestro planeta, hay una zona llamada magnetosfera, que está formada por la interacción del campo magnético terrestre y el viento solar.
Esta capa protege a la Tierra de la radiación, principalmente de ese viento solar (formado por partículas cargadas eléctricamente y con altas energías), pero también de los rayos cósmicos que inciden sobre el planeta.
Asimismo, cuando la magnetosfera desplaza la radiación solar incidente, se produce el fenómeno de las auroras boreales, muy llamativo.
En caso de que la fuerza del campo magnético terrestre se redujese, todos estos tipos de partículas cargadas procedentes del Sol y los rayos cósmicos podrían penetrar en la atmósfera terrestre.
Este campo magnético se genera por la diferencia de temperatura entre el núcleo externo de la Tierra (compuesto principalmente por hierro líquido y con un campo magnético débil), y el manto terrestre.
A esto se suma que la rotación de la Tierra crea corrientes eléctricas que modifican continuamente el campo electromagnético (como consecuencia del conocido como efecto dinamo).
Un ‘imán’ cuyos polos se mueven
Podemos imaginarnos el campo magnético de la Tierra como el campo que produce un dipolo magnético, es decir, un imán con un polo positivo y un polo negativo.
Estos polos se corresponderían actualmente, con una diferencia de unos pocos grados, con el Polo Norte y el Polo Sur de nuestro planeta.
Pero estos polos no siempre han estado ahí ni estarán ahí para siempre, ya que se desplazan con el tiempo. La causa de este desplazamiento es que el campo magnético no es estático, y además hay distintos efectos que lo pueden alterar. De esta forma, varían su fuerza, su orientación y su polaridad.
Incluso puede darse el caso de que los polos terrestres se inviertan, como ya ha sucedido en el pasado. Se calcula que esto sucede a intervalos irregulares de alrededor de 300.00 años de media, aunque hace ya 780.000 años que tenemos la misma configuración, en la que el polo sur magnético se encuentra cercano al Polo Norte geográfico, y viceversa.
El campo magnético protege a la Tierra
Uno de los efectos de la existencia del campo magnético terrestre es que este modera el clima y nos protege de cierto tipo de radiación externa.
Alrededor de nuestro planeta, hay una zona llamada magnetosfera, que está formada por la interacción del campo magnético terrestre y el viento solar.
Esta capa protege a la Tierra de la radiación, principalmente de ese viento solar (formado por partículas cargadas eléctricamente y con altas energías), pero también de los rayos cósmicos que inciden sobre el planeta.
Asimismo, cuando la magnetosfera desplaza la radiación solar incidente, se produce el fenómeno de las auroras boreales, muy llamativo.
En caso de que la fuerza del campo magnético terrestre se redujese, todos estos tipos de partículas cargadas procedentes del Sol y los rayos cósmicos podrían penetrar en la atmósfera terrestre.
Variación acelerada
El caso es que, en los últimos años, parece que el movimiento del campo magnético terrestre se ha acelerado, mientras que su fuerza se ha reducido.
Los especialistas piensan que estas variaciones están relacionadas con los cambios en la forma en que el hierro líquido fluye en el núcleo externo de la Tierra.
El trío de satélites Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA), enviado al espacio para estudiar el campo magnético de la Tierra (no sólo en la superficie) con precisión hace dos años y medio, ha mostrado que dichos cambios están sucediendo más rápido de lo que se pensaba anteriormente.
Los datos analizados indican, informa la ESA, en qué lugares el campo se está haciendo más débil y en cuáles más fuerte, y además con qué rapidez están ocurriendo estos cambios.
Por un lado, se puede ver que el Polo Norte magnético se está desplazando hacia Asia. Por otro lado, que desde 1999 el campo magnético ha reducido su intensidad alrededor de un 3'5% en Norteamérica y se ha incrementado aproximadamente un 2% en Asia.
La región donde el campo es más débil (y las partículas muy energéticas entran con mayor facilidad), es el Atlántico Sur, en donde además el campo se ha desplazado hacia el oeste y se ha reducido cerca de un 2%. Estos efectos parecen haber producido asimismo un incremento de la incidencia de rayos cósmicos sobre California.
Los científicos están esperando resultados más precisos derivados de los datos recogidos sobre fenómenos naturales procedentes del campo magnético de las profundidades de la Tierra y de las capas altas de la atmósfera, que ayuden a comprender por qué el campo magnético se está debilitando globalmente y particularmente en ciertas regiones.
El caso es que, en los últimos años, parece que el movimiento del campo magnético terrestre se ha acelerado, mientras que su fuerza se ha reducido.
Los especialistas piensan que estas variaciones están relacionadas con los cambios en la forma en que el hierro líquido fluye en el núcleo externo de la Tierra.
El trío de satélites Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA), enviado al espacio para estudiar el campo magnético de la Tierra (no sólo en la superficie) con precisión hace dos años y medio, ha mostrado que dichos cambios están sucediendo más rápido de lo que se pensaba anteriormente.
Los datos analizados indican, informa la ESA, en qué lugares el campo se está haciendo más débil y en cuáles más fuerte, y además con qué rapidez están ocurriendo estos cambios.
Por un lado, se puede ver que el Polo Norte magnético se está desplazando hacia Asia. Por otro lado, que desde 1999 el campo magnético ha reducido su intensidad alrededor de un 3'5% en Norteamérica y se ha incrementado aproximadamente un 2% en Asia.
La región donde el campo es más débil (y las partículas muy energéticas entran con mayor facilidad), es el Atlántico Sur, en donde además el campo se ha desplazado hacia el oeste y se ha reducido cerca de un 2%. Estos efectos parecen haber producido asimismo un incremento de la incidencia de rayos cósmicos sobre California.
Los científicos están esperando resultados más precisos derivados de los datos recogidos sobre fenómenos naturales procedentes del campo magnético de las profundidades de la Tierra y de las capas altas de la atmósfera, que ayuden a comprender por qué el campo magnético se está debilitando globalmente y particularmente en ciertas regiones.