Los productos alimenticios éticos saben mejor

Las consideraciones medioambientales y éticas juegan un papel en la elección del consumidor


Los productos alimenticios éticos gustan más al consumidor, descubre un estudio. Cuando sabe que consume un producto bio, ecológico, de producción local o comercio justo, experimenta una satisfacción moral que despierta las expectativas de las glándulas gustativas. Las consideraciones medioambientales y éticas juegan un papel cada vez más importante en la elección del consumidor.


Redacción T21
21/02/2017

Investigadores de la Universidad Católica de Lovaina, de Universidad Libre de Bruselas y de la Universidad Saint Andrews del Reino Unido han descubierto, a partir de una serie de estudios, que los productos éticos saben mejor que los productos alimenticios normales.

Un producto ético es aquel que procede de producción basada en el comercio justo, elaborado con ingredientes que respetan el medio ambiente, no contaminantes y sin aditivos, presentado en envases reciclables, con etiquetas limpias y  que es fruto de un compromiso social.

El equipo analizó los datos de un estudio europeo realizado con más de 4.000 ciudadanos de 8 países europeos (Dinamarca, Finlandia, Alemania, Grecia, Italia, España, Reino Unido y Suecia), y organizó una serie de estudios experimentales en Bélgica y Reino Unido para medir la experiencia gustativa de los productos alimenticios presentados como éticos o no, informa la UCL en un comunicado.

Estos estudios utilizaron una variedad de productos (salsa de tomate, zumo de fruta, galletas, chocolate) presentados a los participantes con diferentes categorías éticas: bio, ecológico, de producción local o comercio justo.

En el estudio de Bélgica participaron 112 estudiantes y en el del Reino Unido medio centenar. En estos estudios se dividieron aleatoriamente a los participantes en dos grupos diferentes, con la finalidad de medir la experiencia gustativa ante productos idénticos.

A todos los participantes en estas pruebas se les presentaban los productos como de una marca imaginaria que se iba a implantar próximamente en su país. Esta marca era descrita como que tenía características éticas para la mitad de los participantes, y al mismo tiempo como un producto estándar para el resto de los participantes. Es decir, los dos grupos saboreaban el mismo producto.

Aunque el producto degustado era el mismo y no ético, los participantes que creían que estaban tomando alimentos éticos señalaron una mejor experiencia gustativa que los del segundo grupo. Para los primeros, el consumo de este producto supuestamente ético es más sabroso y delicioso. Y esta percepción de un mejor sabor aumenta en ellos la intención de comprar estos productos y de aceptar su precio.

El mecanismo responsable de este efecto es la satisfacción moral experimentada por los miembros del grupo que pensaba que comían productos éticos. Esta satisfacción moral, sin ningún fundamento objetivo, despierta las expectativas de las glándulas gustativas, que se confirman después de consumir el producto, explican los investigadores.

Esta satisfacción moral se percibe con más intensidad en la medida en que los participantes son sensibles a las cuestiones medioambientales y a la justicia social. En el estudio europeo citado, es en los países del norte de Europa donde esta sensibilidad es más intensa.

El estudio concluye que los productos éticos son percibidos por el consumidor como que saben mejor que los otros productos alimenticios, señalan los investigadores.

Más que química

La experiencia gustativa no es  únicamente un proceso químico que pasa entre las papilas gustativas y el cerebro, explica Nicolas Kervyn, uno de los investigadores. También es una construcción, añade. Los que venden los productos alimenticios piensan que los dos criterios utilizados para la compra son sólo el precio y el gusto. “Es difícil convencerles de que también hay argumentos éticos en la compra”, señala Kervyn.

Este estudio demuestra que las consideraciones medioambientales y éticas juegan un papel cada vez más importante en la elección del consumidor.

Estos dos programas de investigación tienen en común la exploración de los lazos entre la percepción social y la percepción de marketing. Los resultados muestran que la comunicación marketing tiene más impacto cuando se apoya en los valores de la marca, concluyen los investigadores.

Aunque la primera razón para comprar o vender productos de comercio justo es ética, es interesante observar también que el beneficio subjetivo del consumidor es mucho más amplio, destacan los investigadores. Esto puede explicar el fuerte crecimiento que experimentan los productos de comercio justo, surgido especialmente de un nicho “militante”, concluye Nicolas Lambert, Director de Fairtrade Belgium.



Redacción T21
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