Los probióticos, una gran alternativa para el futuro de la dermatología

Las personas con dermatitis atópica son los grandes beneficiados


Un grupo de investigadores americanos, a través de un exhaustivo estudio, ha encontrado evidencias suficientes que muestran que el uso de probióticos en dermatología, bajo condiciones específicas, tiene beneficios enormes a nivel inmunológico, digestivo y epitelial. Por Anabel Paramá


Anabel Paramá
29/02/2016

Imagen: barbora9. Fuente: Pixabay.
Cuando hablamos de salud, seguramente, apenas nos paramos a pensar en la importancia que tiene la piel. Una enorme cantidad de sensaciones que nos son transmitidas desde el exterior pasan por este tejido, que además es el más visible y uno de los más grandes y pesados. Probablemente, sólo pensamos en la piel cuando tenemos un problema con ella.
 
Estos problemas de piel pueden manifestarse en cualquier momento de nuestra vida. Desde que nacemos podemos padecer algún tipo de trastorno que afecte a este tejido. A medida que crecemos, las enfermedades de la piel pueden ir variando y llegar, en algunos casos, a convertirse en un problema serio con graves repercusiones psicológicas. Además, nuestro modo de vida también está generando una gran cantidad de problemas en nuestra piel: estrés, contaminación, uso de detergentes, etc.
 
Un grupo de investigadores americanos ha realizado una profunda investigación para determinar la viabilidad del uso de probióticos en dermatología. Tras la realización de una exhaustiva búsqueda y análisis llegaron a la conclusión de que es muy recomendable el uso de probióticos bajo condiciones específicas para la práctica dermatológica.
 
Podría tratarse de una innovadora terapia que reconstruye los defectos producidos en nuestra primera barrera de defensa, la piel, protegiéndola de la colonización microbiana y permitiendo restaurar el equilibrio inmunológico.
 
Los probióticos
 
Las enfermedades que afectan a la piel son difíciles de tratar, ya que en muchas ocasiones todavía no se sabe con certeza cual es la causa que las provoca. Por ello, se hace difícil saber cómo un tratamiento puede afectar al progreso de la enfermedad.
 
Casos frecuentes, como la dermatitis atópica, pueden aparecer a edades muy tempranas. Es, precisamente esta enfermedad una de las grandes desconocidas, pues es muy difícil su prevención. Esto hace que se tenga que recurrir a medicamentos como los corticoides y los inmunosupresores para tratarla.
 
¿A quién no le gustaría poder tratar esta latosa enfermedad sin tener que recurrir a estos potentes medicamentos? Esto podría llegar a ser posible, según exponen los miembros del equipo de investigación, gracias a la aplicación de los ya conocidos probióticos. De hecho, evaluando la efectividad de los probióticos a través de una herramienta clínica denominada SCORAD (Scoring Atopic Dermatitis), se ha comprobado la reducción significativa del problema.
 
Estos compuestos se han convertido en sinónimo de ayudar a mantener una buena salud digestiva, ya sea como cultivos activos vivos en yogures o como suplementos diarios. Ahora bien, los nuevos estudios aportan pruebas de que los beneficios de los probióticos van más allá de nuestra digestión.

La calidad de vida
 
Los trastornos dermatológicos pueden ocasionar un deterioro sustancial de la calidad de vida (picores, irritación, malestar, mal humor fruto de las sensaciones producidas, etc.)

Las personas que los sufren deben cuidar especialmente su piel con productos específicos, deben evitar la exposición a alérgenos e irritantes y deben utilizar corticoides u otros fármacos durante las exacerbaciones.
 
Sin embargo, a pesar de existir una gran diversidad de modalidad de terapias, los síntomas son únicamente aliviados, pero, no inducen la remisión total de las lesiones cutáneas. Sin duda se requieren otras opciones terapéuticas y preventivas. Esta es la base fundamental de este trabajo.
 
Unos de los grandes beneficiados serán, especialmente, los pacientes con dermatitis atópica moderada o grave. Este trastorno representa uno de los principales problemas dermatológicos en la infancia (entre el 10-20% de niños españoles). Sobre todo, en áreas urbanas. A los niños el problema les afecta muchísimo en su vida. Por un lado, porque la piel les pica, por lo que cada vez se rascan más; por otro, porque la barrera de la piel se va deteriorando provocando lesiones que pueden conllevar problemas infecciosos más graves. Todo esto ocasiona dolor y, en definitiva, hace sufrir.
 
Por otro lado, es una enfermedad que se visibiliza exteriormente. De ahí que tenga también importancia en la adolescencia cuando los efectos perjudiciales son más visibles. Los adolescentes atraviesan una etapa en la que tienden a ser más inseguros, por lo que esta dolencia podría dificultar las relaciones sociales y, en consecuencia, podría traer consigo cierto aislamiento social e, incluso estigmatización.
 
Actuación global de los probióticos
 
Muchas especies de bacterias (los probióticos) viven con nosotros en simbiosis (interacción biológica entre organismos de diferentes especies) y ayudan a preservar un funcionamiento adecuado de nuestro organismo. Sin embargo, determinados factores como el estrés o un tratamiento con antibióticos pueden provocar la alteración de este equilibrio bacteriano llegando a eliminar parte de este ecosistema interno. En consecuencia, nos volvemos más vulnerables a las infecciones.
 
También son importantes para nuestro sistema inmunológico, ya que se encargan de “enseñar” a los linfocitos a diferenciar los agentes invasores. Aquí radica la importancia de la alimentación en los recién nacidos. En estos momentos de desequilibrio bacteriano es cuando los probióticos ayudan a restablecer el equilibrio perdido. Pensemos, por ejemplo, en las gastroenteritis en las que se produce la eliminación de la flora intestinal que puede provocar un desequilibrio a nivel inmunológico.
 
Conocemos los efectos beneficiosos que traen a nuestro sistema digestivo a través de su ingestión. Pero, ¿conocemos los beneficios que pueden traer a nuestra piel?
 
Probióticos y alergia
 
Se ha planteado la hipótesis de que los estados emocionales podrían alterar la microflora intestinal normal, el aumento de la permeabilidad intestinal, y contribuir a la inflamación sistémica.
 
La capacidad de la microbiota intestinal y los probióticos orales para influir en la inflamación sistémica, el estrés oxidativo, el control glucémico, contenido de lípidos de tejidos, e incluso el estado de ánimo en sí, puede tener implicaciones importantes en el acné.
 
El hecho de padecer acné y que este progrese, es debido al crecimiento excesivo de determinadas bacterias. Estudio previos demostraron que las bacterias que habitan en nuestra piel y no son patógenas, pueden llegar a inducir su propia fermentación para evitar el crecimiento excesivo de estas otras bacterias. Por lo que el uso de probióticos reducirían la presencia de las bacterias generadoras del acné. De este modo se lograría reducir la ingesta de antibióticos empleados para combatir el acné inflamatorio.
 
Los probióticos, además, también se han estudiado para combatir a la candidiasis localizada. Los beneficios obtenidos pueden ser debidos a la capacidad de las bacterias probióticas para inhibir el crecimiento de patógenos y para modular las respuestas inmunes humanas. Los resultados del estudio sugieren que estas bacterias podrían proporcionar nuevas posibilidades en el tratamiento antimicótico.
 
Limitaciones y futuro terapéutico
 
Hemos visto que las posibilidades terapéuticas de los probióticos son enormes. Sin ninguna duda podemos tener la sensación de que ellos tienen un futuro enormemente prometedor.
 
Ahora bien, la investigación llevada a cabo por el equipo de Vanessa Fuchs, también muestra ciertas limitaciones que nos obligan a esperar a futuros trabajos. Este equipo propone que es necesario la realización de ensayos basados en grandes poblaciones para validar el uso de probióticos en la práctica dermatológica.
 
Así mismo consideran que es necesario investigar si estos organismos podrían estar incluidos en futuras terapias de reconstrucción de los defectos que surgen en nuestra primera barrera de protección: la piel. Además de estudiar el nivel de protección frente a la colonización microbiana y restauración del balance inmunológico.

Referencia bibliográfica:
 
Fuchs-Tarlovsky V, Marquez-Barba MF y Sriram K. Probiotics in dermatologic practice. Nutrition (2016). DOI: 10.1016/j.nut.2015.09.001,



Anabel Paramá
Artículo leído 8459 veces



Más contenidos