Los primeros vuelos comerciales a la Luna se inician este otoño

Un robot elaborará el primer mapa topográfico privado y depositará recuerdos humanos en la superficie lunar


En octubre o noviembre de este año una empresa norteamericana lanzará el primer vuelo comercial a la Luna. Un robot cargado de objetos personales de miles de personas orbitará durante tres meses nuestro satélite, elaborará el primer mapa privado de su superficie y luego caerá sobre la Luna para enterrar los recuerdos de los clientes de la empresa organizadora. Cualquier cliente que esté dotado del ordenador adecuado podrá comunicarse con el robot lunar y hacer un seguimiento de las órbitas y del estado de sus pertenencias enviadas a la Luna. Por Vanessa Marsh.


Vanessa Marsh
01/02/2004

NASA
La empresa de California TransOrbital lanzará el primer vuelo comercial a la Luna el próximo otoño, enviando a nuestro satélite las cenizas de seres queridos de sus clientes, tarjetas de visita, joyas, objetos de arte y otros recuerdos humanos.

Las reservas para el envío de los artículos personales a la Luna pueden realizarse en la web de TransOrbital: enviar una tarjeta de visita a la Luna cuesta 2.500 dólares. Otras reliquias o recuerdos pueden costar 2.500 dólares el gramo. Un mensaje de texto cuesta 17 dólares.

La compañía asegura ser la única con autorización oficial para organizar y llevar a cabo vuelos privados a la luna, que en ningún caso serán tripulados, si bien permitirán realizar exploraciones de la superficie de nuestro satélite y elaborar mapas topográficos.

Según la compañía, miles de personas ya han desembolsado dinero para el envío de algunos objetos a la Luna. Todos serán depositados sobre la superficie lunar por el robot de prueba Trailblazer, que si triunfa en su misión desatará la carrera espacial privada hacia la Luna.

Tres meses en órbita

Tal como explica al respecto Space.com, Trailblazer orbitará la Luna durante tres meses enviando a la Tierra fotos de alta calidad que servirán para elaborar un nuevo mapa lunar, de alta resolución, que podrá ser adquirido por los particulares sin ningún tipo de censura gubernamental.

Después de orbitar la Luna, el robot penetrará en nuestro satélite y se desintegrará, provocando un cráter de cuatro o cinco metros de profundidad donde quedarán depositados los objetos personales enviados por los clientes, y que han sido debidamente protegidos en envases que conservarán intacto el contenido.

No es la primera vez que la compañía habla del inicio de estos vuelos comerciales, pero después de que el presidente Bush anunciara a mediados de enero pasado el regreso de los Estados Unidos a la Luna entre 2015 y 2020, en el marco de un amplio programa de conquista espacial, la iniciativa privada relacionada con el sector se ha dinamizado.

TransOrbital quería lanzar el primer vuelo comercial en julio de 2001 y luego se habló que sería para comienzos de 2004, pero un acuerdo concluido con Hewlett Packard obligó a un nuevo retraso: octubre o noviembre de este año. El retraso valdrá la pena, porque permitirá a cualquier cliente de la empresa que esté dotado de un ordenador personal debidamente equipado comunicarse con el Trailblazer y hacer un seguimiento de las órbitas y del estado de sus pertenencias enviadas a la Luna.

Primera y única empresa

Aunque hace cuatro años otra empresa, LunaCorp, consiguió un millón de dólares para diseñar un robot que pudiera ser enviado a la Luna a bordo de la estación espacial, el proyecto no se ha materializado, por lo que puede decirse que TransOrbital es en la actualidad la primera y única empresa privada que está a punto de lanzar una misión a la Luna.

Sin embargo, el proyecto depende en gran medida del éxito comercial de la primera misión, que permita financiar sus casi 20 millones de dólares de presupuesto, así como de que el Trailblazer cumpla con éxito el cometido de orbitar la Luna y de depositar los envíos personales de los clientes.

Gran parte del éxito comercial dependerá particularmente del mapa de la Luna que obtendrá el Trailblazer, que estará a disposición de otras empresas que aspiran a desempeñar un papel importante en la colonización y comercialización de la Luna en las próximas décadas, a medida que se desarrolle la carrera espacial norteamericana.

Las ambiciones inmobiliarias ya se han desatado de hecho entre algunas compañías norteamericanas, la mayoría de las veces al borde mismo de la legalidad.

Primeras ventas de terrenos lunares

Lunar Embassy, por ejemplo, depositó en 1980 una declaración de propiedad sobre la Luna y otros ocho planetas ante las Naciones Unidas y los Gobiernos de Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, declarándose unilateralmente como la única agencia inmobiliaria habilitada para vender parcelas en la Luna, Marte o Venus.

Esta empresa ha visto incrementarse las solicitudes de compra de parcelas desde el anuncio de Bush sobre el relanzamiento de la carrera espacial, al ritmo de veinte por mes.

En sus 23 años de existencia, Lunar Embassy ha vendido certificados de propiedad de terrenos lunares a 2,35 millones de clientes que han pagado 6,75 millones de dólares por unos mil quinientos millones de metros cuadrados. El precio de los 4.000 metros cuadrados está a 29,79 euros y las compras se realizan mayoritariamente a través de Internet.

Nuevos mercados allende la Tierra

Por su parte, la empresa Lunar Republic Society, lanzada en 1999, también presentó una declaración de propiedad sobre la Luna y afirma que ya lleva vendidos un millón de metros cuadrados a unos 400 mil clientes en el mundo que se convirtieron en "felices propietarios" de parcelas en "Bahía de los arcos del cielo", "Lago de los sueños" o "Mar de la tranquilidad".

Sin embargo, los juristas aseguran que la apropiación del espacio, que comprende a la Luna y otros planetas, está prohibida según el Tratado del Espacio extra atmosférico firmado en 1967 y ratificado por más de 90 países, entre ellos Canadá, Francia, Rusia y Estados Unidos, así como por el Tratado de la Luna de 1979.

Ello no impide que las expectativas se hayan disparado y que en este contexto de apertura de una “nueva frontera”, el lanzamiento de la primera misión comercial a la Luna esté siendo seguida con el mayor interés por parte de muchas empresas con ilusiones puestas en los nuevos mercados que se configuran allende la Tierra.



Vanessa Marsh
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