Los pájaros revelan la importancia evolutiva del amor

Un estudio con aves pinzón cebra demuestra que las parejas libremente escogidas tienen más probabilidad de procrear


Las parejas que se eligen entre sí tienen más probabilidad de tener descendencia, según un estudio realizado en Alemania. Al menos las de aves pinzón cebra, aunque los estudios con humanos coinciden. En el experimento, los científicos dejaron que las aves formaran parejas libremente, pero a la mitad de ellas las separaron para implicarlas en 'matrimonios forzosos'.


Redacción T21
16/09/2015

Una pareja de pinzones cebra. Imagen: musthaqsms. Fuente: Pixabay.
Hacer un análisis coste/beneficio de amor es difícil, con muchos factores de confusión potenciales, y -en el caso de los seres humanos- algunas limitaciones éticas para hacer experimentos.

Pero un nuevo estudio publicado en la revista PLoS Biology por Malika Ihle, Bart Kempenaers, y Wolfgang Forstmeier, del Instituto Max Planck de Ornitología (Seewiesen, Alemania), describe un elegante experimento con aves diseñado para desmenuzar las consecuencias de la elección de pareja.

Según informa ScienceDaily, los autores del trabajo aprovecharon para tal fin el hecho de que el pinzón cebra o diamante mandarín comparte muchas características con los seres humanos, como el apareamiento monógamo de por vida, y que los padres comparten la carga del cuidado.

Los pinzones hembra eligen compañeros de una manera específica para cada individuo, y hay poco consenso entre las hembras sobre cuál es el macho más preciado.

Características del estudio

Utilizando una población de 160 pájaros, los autores establecieron una sesión de citas rápidas, dejando a grupos de 20 hembras elegir libremente entre 20 machos.

Una vez que las aves se hubieron emparejado, a la mitad de las parejas se les permitió vivir una vida de felicidad conyugal. Pero con la otra mitad, los autores intervinieron como "padres victorianos prepotentes", dividiendo a la feliz pareja, y uniendo a sus miembros, por la fuerza, con otros individuos.

A continuación, los investigadores evaluaron el comportamiento de cada pareja y el número de embriones y polluelos muertos, y de crías sobrevivientes que todas ellas tuvieron.

Más descendencia

El número final de polluelos supervivientes, informa Phys.org, fue un 37% mayor en las parejas voluntarias que en las forzosas.

Por otro lado, se comprobó que los nidos de parejas forzosas tenían casi tres veces más huevos no fecundados que las de parejas no forzosas; un mayor número de huevos enterrados o perdidos. Además, en estos nidos, morían notablemente más polluelos después de eclosionar.

La mayoría de estas muertes ocurrían en las primeras 48 horas, un período crítico durante el cual los padres de parejas forzosas eran notablemente menos diligentes en sus deberes de cuidado del nido.

Fidelidad y cuidado

Asimismo, aunque los machos de pares obligados prestaban la misma cantidad de atención a sus compañeras que los otros, las hembras de parejas obligatorias resultaron mucho menos receptivas a estos, y tendían a copular con menor frecuencia con ellos. Estas eran parejas se mostraron además menos acarameladas, y eran más infieles.

En general, los autores concluyen que las aves varían bastante en sus gustos, y eligen compañeros según estímulos que no son necesariamente obvios para un observador externo. Sin embargo, esta estimulación es lo que "incita" a las hembras y  aumenta la probabilidad de éxito de la cópula. También es lo que alienta el compromiso paternal durante el tiempo necesario para criar a las crías.

En conjunto, es el hallarse con la pareja deseada lo que maximiza la probabilidad de que esta perpetúe sus genes a través de una próspera descendencia.

Estudios previos

Al igual que ocurre con los pinzones, en los humanos la monogamia también es un modelo de relación de pareja imperante. Un estudio realizado en 2013 con primates, sugirió que esta propensión habría ayudado a nuestra especie a asegurar la descendencia. En este caso, evitando su asesinato a manos de machos no emparentados con ella.

Por otra parte, una investigación de 2004 reveló, a través de la genética, las profundas raíces evolutivas de la monogamia. En ella, al implantar un único gen de ratones monógamos en el cerebro de ratones promiscuos, se consiguió cambiar el comportamiento de estos últimos y convertirlos en fieles a sus parejas.

Referencia bibliográfica:

Malika Ihle, Bart Kempenaers, Wolfgang Forstmeier: Fitness Benefits of Mate Choice for Compatibility in a Socially Monogamous Species. PLOS Biology (2015). DOI: 10.1371/journal.pbio.1002248.



Redacción T21
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