La teoría de la evolución de Charles Darwin predice que los hombres cuidarán más de aquellos miembros de su descendencia que se le parezcan que del resto, pero hasta el momento esta predicción no había podido ser demostrada.
Ahora, un equipo de investigadores del Institut des sciences de l'évolution (ISEM) francés (perteneciente al Centre national de la recherche scientifique o CNRS ha constatado que Darwin estaba en lo cierto, a partir de los resultados obtenidos en pruebas realizadas con familias reales.
Reconocimiento por similitud
Según publica el CNRS en un comunicado, la implicación de un padre en el cuidado y en la educación de un hijo o de una hija es un factor decisivo para el desarrollo de los niños, para su crecimiento, e incluso para su supervivencia, particularmente en países donde la tasa de mortalidad infantil es alta.
Por otro lado, los autores de la investigación, Alexandra Alvergne, Charlotte Faurie y Michel Raymond, señalan en un artículo aparecido en la revista Animal Behaviour, que en especies en el que el cuidado paterno de la descendencia es importante pero la paternidad no es certera, se han desarrollado mecanismos de reconocimiento de parientes.
En el caso concreto del ser humano, estos mecanismos permitirían a los padres diferenciar a sus hijos de los hijos de otros hombres, basándose en similitudes fenotípicas (el fenotipo define los rasgos físicos o conductuales visibles que expresan la información genética invisible), para así destinar recursos a su verdadera descendencia.
Hasta ahora, han sido escasos los estudios destinados a demostrar que los hombres detectan su paternidad fijándose en el fenotipo, de ahí la importancia de la presente investigación, que ha constatado realmente una relación entre “inversión” (de tiempo y recursos) en los hijos, y el parecido físico entre éstos y sus padres.
Índice de inversión y de parecido
La investigación se llevó a cabo en varias aldeas de Senegal, en las que la población era rural y polígama. En ellas, los científicos examinaron los parecidos reales entre padres e hijos, a través del fenotipo facial y olfativo (similitud de olores entre un hombre y sus descendientes).
Asimismo, se estudió la dedicación y los recursos destinados por los padres a cada niño y, por último, se analizaron las condiciones nutricionales de los niños de las aldeas. Los científicos siguieron un método que simultáneamente permitió cuantificar la “inversión” realizada por los padres en los hijos, y su parecido con éstos.
Ahora, un equipo de investigadores del Institut des sciences de l'évolution (ISEM) francés (perteneciente al Centre national de la recherche scientifique o CNRS ha constatado que Darwin estaba en lo cierto, a partir de los resultados obtenidos en pruebas realizadas con familias reales.
Reconocimiento por similitud
Según publica el CNRS en un comunicado, la implicación de un padre en el cuidado y en la educación de un hijo o de una hija es un factor decisivo para el desarrollo de los niños, para su crecimiento, e incluso para su supervivencia, particularmente en países donde la tasa de mortalidad infantil es alta.
Por otro lado, los autores de la investigación, Alexandra Alvergne, Charlotte Faurie y Michel Raymond, señalan en un artículo aparecido en la revista Animal Behaviour, que en especies en el que el cuidado paterno de la descendencia es importante pero la paternidad no es certera, se han desarrollado mecanismos de reconocimiento de parientes.
En el caso concreto del ser humano, estos mecanismos permitirían a los padres diferenciar a sus hijos de los hijos de otros hombres, basándose en similitudes fenotípicas (el fenotipo define los rasgos físicos o conductuales visibles que expresan la información genética invisible), para así destinar recursos a su verdadera descendencia.
Hasta ahora, han sido escasos los estudios destinados a demostrar que los hombres detectan su paternidad fijándose en el fenotipo, de ahí la importancia de la presente investigación, que ha constatado realmente una relación entre “inversión” (de tiempo y recursos) en los hijos, y el parecido físico entre éstos y sus padres.
Índice de inversión y de parecido
La investigación se llevó a cabo en varias aldeas de Senegal, en las que la población era rural y polígama. En ellas, los científicos examinaron los parecidos reales entre padres e hijos, a través del fenotipo facial y olfativo (similitud de olores entre un hombre y sus descendientes).
Asimismo, se estudió la dedicación y los recursos destinados por los padres a cada niño y, por último, se analizaron las condiciones nutricionales de los niños de las aldeas. Los científicos siguieron un método que simultáneamente permitió cuantificar la “inversión” realizada por los padres en los hijos, y su parecido con éstos.
En el estudio participaron un total de 30 familias, cada una de ellas con dos hijos. Por un lado, las madres de estas familias contestaron a un cuestionario en el que estimaban el tiempo que el padre pasaba cuidando a los niños, su atención, sus afectos, e incluso el dinero que les proporcionaba.
En función de las respuestas obtenidas, cada padre fue definido según un “índice de inversión”. Por otro lado, un grupo de gente que no conocía a estas familias, fue elegido como “evaluador” del parecido físico y de los olores existente entre los niños y los padres.
Para el reconocimiento facial, se enseñaron fotos de cada niño a los evaluadores, junto a imágenes de tres hombres, entre ellos el padre de cada niño. Para el reconocimiento de los olores, los evaluadores tuvieron que comparar el olor de una camiseta usada por los niños con los olores de las camisetas de dos hombres.
Cada vez que los evaluadores pudieron reconocer al padre que correspondía a un hijo determinado, se añadió un punto a un “índice de parecidos”.
Futuro estudio con familias francesas
Con toda esta información, los investigadores pudieron encontrar una relación entre los “índices de parecidos” y los “índices de inversión” de cada padre en sus hijos, obtenidos estos últimos de los cuestionarios respondidos por las madres.
El estudio confirmó claramente, además, que la presencia del padre tenía un impacto positivo en la nutrición y el crecimiento de sus hijos. Concretamente, en la región estudiada, los niños que se benefician de la presencia de sus padres gozan claramente de mejores condiciones de vida, con un estatus nutricional más alto que otros niños.
Según el CRNS, desde el punto de vista de la teoría darviniana se han hecho muy pocos estudios que relacionen la implicación paterna y el parecido basado en la genética, y en ningún estudio anterior se había estudiado esta relación con familias reales.
En la actualidad, estos resultados representan un paso importante en el conocimiento de la evolución de la implicación paterna. El equipo del ISEM ha realizado recientemente, además, otra investigación sobre dicha implicación, en este caso en Francia, cuyos resultados serán publicados en los próximos meses.
En función de las respuestas obtenidas, cada padre fue definido según un “índice de inversión”. Por otro lado, un grupo de gente que no conocía a estas familias, fue elegido como “evaluador” del parecido físico y de los olores existente entre los niños y los padres.
Para el reconocimiento facial, se enseñaron fotos de cada niño a los evaluadores, junto a imágenes de tres hombres, entre ellos el padre de cada niño. Para el reconocimiento de los olores, los evaluadores tuvieron que comparar el olor de una camiseta usada por los niños con los olores de las camisetas de dos hombres.
Cada vez que los evaluadores pudieron reconocer al padre que correspondía a un hijo determinado, se añadió un punto a un “índice de parecidos”.
Futuro estudio con familias francesas
Con toda esta información, los investigadores pudieron encontrar una relación entre los “índices de parecidos” y los “índices de inversión” de cada padre en sus hijos, obtenidos estos últimos de los cuestionarios respondidos por las madres.
El estudio confirmó claramente, además, que la presencia del padre tenía un impacto positivo en la nutrición y el crecimiento de sus hijos. Concretamente, en la región estudiada, los niños que se benefician de la presencia de sus padres gozan claramente de mejores condiciones de vida, con un estatus nutricional más alto que otros niños.
Según el CRNS, desde el punto de vista de la teoría darviniana se han hecho muy pocos estudios que relacionen la implicación paterna y el parecido basado en la genética, y en ningún estudio anterior se había estudiado esta relación con familias reales.
En la actualidad, estos resultados representan un paso importante en el conocimiento de la evolución de la implicación paterna. El equipo del ISEM ha realizado recientemente, además, otra investigación sobre dicha implicación, en este caso en Francia, cuyos resultados serán publicados en los próximos meses.