Los niños tutelados también tienen talentos por descubrir

Cinco centros de la Comunidad de Madrid aplican el Programa de atención al alumnado con altas capacidades


Los niños a los que está dedicado este artículo poseen un perfil especial. Se encuentran de forma temporal conviviendo en un entorno residencial, donde tienen distintos profesionales que se ocupan de atender sus necesidades. La Administración ha tenido que asumir su tutela o su guarda por situaciones relacionadas con el maltrato, la desprotección o la imposibilidad de ejercicio de la guarda o tutela por parte de los padres. Estamos hablando de los menores del sistema de Protección, cuyas altas capacidades están por descubrir y pueden desarrollarse. Un Programa de atención al alumnado con altas capacidades ha sido aplicado en esta dirección por la Comunidad de Madrid en cinco centros. Por Inmaculada Maillo, África Rodríguez, Victoria Ruiz y Yolanda Torrego.


I. Maillo, A. Rodríguez, V. Ruiz y Y. Torrego
31/05/2013

Imagen: Sergey Mostovoy. Fuente: PhotoXpress.
Todos tenemos una estrella,
todos irradiamos luz.
Todos debemos ayudar al niño a buscar su estrella.
Solo debemos encontrar su interruptor
.
Victoria Ruiz


Si observamos a los alumnos de un aula cualquiera, de cualquier colegio, podremos apreciar la gran individualidad que los separa: etnia, costumbres, nivel socio-cultural, aptitudes, actitudes, estilos de aprendizaje... Pero también encontramos muchas coincidencias y similitudes: edad, gustos, vestimenta… La mayor parte de ellos viven en un entorno familiar más o menos normalizado.

Por el contrario, los niños que nos ocupan, se encuentran de forma temporal conviviendo en un entorno residencial, donde tienen distintos profesionales que se ocupan de atender sus necesidades.

La Administración ha tenido que asumir su tutela o su guarda por situaciones relacionadas con el maltrato, la desprotección o imposibilidad de ejercicio de la guarda o tutela por parte de los padres. Estamos hablando de los menores del sistema de Protección (1).

Solo en la Comunidad de Madrid existen más de 4.000 niños y niñas en situación de desamparo (2): en guarda o en tutela. De ellos, unos 2.500 están con familias, muchos de ellos con familia extensa (abuelos, tíos...), otros con una familia de acogida (3).

Estos niños, aunque no están con sus padres, disfrutan de un entorno normalizado donde desarrollarse, son protagonistas de sus vivencias y, para las personas que están a su lado, son protagonistas indiscutibles de sus vidas.

Dentro de esta población infantil tan especial, este documento va dedicado a los niños y niñas que, de una forma más o menos temporal, viven en una Residencia de Protección, en tanto se les proporciona una alternativa adecuada a sus circunstancias personales y familiares.

En la Comunidad de Madrid la red residencial de protección tiene actualmente unos 1.600 menores, distribuidos en distintos tipos de recursos residenciales:

• Residencias de primera infancia: acogen a niños de 0 a 6 años
• Residencias infantiles: acogen a niños de 3 años a 18 años
• Unidades de convivencia y recursos residenciales para adolescentes: de 13 años en adelante
• Hogares o Grupos familiares: especialmente indicado para grupos de hermanos o niños y niñas que, dadas sus características físicas, psicológicas y sociales, necesitan de un entorno referencial más reducido y familiar.
• Residencias especializadas: acogen a niños y adolescentes cuyas especiales necesidades exigen una atención profesional especializada, por desconocimiento del idioma unido a desfase curricular y dificultades de inserción social, graves discapacidades, problemas de salud mental o trastornos de la conducta.

Principios educativos

Los principios educativos que rigen estos recursos son: individualización, normalización, integración, coeducación, respeto a las diferencias, participación, atención multiprofesional y coordinación institucional (4).

La vida en las residencias tiene un doble objetivo:

• Normalizar: siendo guía del niño o adolescente en su crecimiento como persona a nivel individual y social, estímulo en sus potencialidades y atención en sus dificultades.
• Preparar al niño o adolescente para aceptar una alternativa a la vida residencial ajustada a su situación y necesidades.

La vida cotidiana en las residencias está muy estructurada y temporalizada, los niños y adolescentes viven y comparten sus experiencias con otros iguales; sus adultos de referencia son distintos profesionales que intervienen y median entre ellos y su entorno.

El perfil de estos niños está condicionado por las vivencias vividas en su entorno sociofamiliar y su edad:

• Los menores hasta 12 años, cuando ingresan en acogimiento residencial, tienen un perfil general basado en la baja estimulación, desfase curricular, baja autoestima, inseguridad, falta de hábitos y actitudes cambiantes, que van desde el sentimiento de agradar hasta el de culpabilizar.
• Los mayores de 13 años suelen tener una situación familiar más enquistada y su edad dificulta tener una alternativa. Esto hace que trabajar su autonomía y su inserción social sea una meta de todo el equipo profesional de las residencias.

Relación entre protección y altas capacidades

Pero ¿qué hace un capítulo sobre el sistema de protección en una guía sobre las altas capacidades?

Las capacidades de una persona se desarrollan a lo largo de su vida y todas las personas podemos tener una o varias capacidades que destaquen por encima de las demás.

El que nos conozcamos a nosotros mismos, el que sepamos desarrollarlas, va a condicionar que nuestra autoestima crezca, que podamos gustarnos a nosotros mismos y, por tanto, que seamos aceptados por los demás. Si esto es importante para todos, ¿cómo de importante puede ser para un niño del sistema de protección?

Por otro lado, el Instituto madrileño del menor y la familia (5) 276 tiene entre sus objetivos básicos dirigidos a la infancia y a las familias la promoción de políticas integrales y el impulso de los recursos y actuaciones destinados al mayor bienestar social de la infancia. Y entre sus funciones, las de:

• Coordinar su actividad con la de otras áreas administrativas implicadas en la atención de la infancia y la familia en el ámbito de la Comunidad de Madrid.
• Desempeñar tareas de investigación, que permitan un mejor conocimiento de la situación y de los problemas de la infancia y la familia.
• Desarrollar acciones informativas, educativas, divulgativas o de otra índole, dirigidas al conjunto de la sociedad con el fin de favorecer la mejor comprensión de los problemas de los menores.
Todos estos aspectos justifican que hayamos realizado un Programa para el desarrollo de una cualidad básica, indispensable para aflorar las potencialidades del niño: el autoconcepto.
¿Será este el «interruptor» de su estrella?...

La necesidad de descubrir los talentos propios

El programa que aquí se presenta surge de la experiencia realizada durante los años 2010 y 2011 en cinco centros pertenecientes a la red de protección de la Comunidad de Madrid, y supone una especificación en el ámbito del acogimiento residencial del Programa de atención al alumnado con altas capacidades, que desde hace unos años viene desarrollando la Consejería de Educación con el patrocinio e impulso de la Fundación Pryconsa y que se ha llevado a cabo dentro de un proyecto de investigación, bajo la dirección y el asesoramiento del Dr. Juan Carlos Torrego Seijo, profesor de la Universidad de Alcalá.

La ampliación del programa a los Centros residenciales supone una innovación, que pretende verificar las repercusiones de la metodología de trabajo propuesta en el mismo en un contexto no formal. Es por este motivo por lo que la Consejería de Familia y Asuntos Sociales entra a formar parte del programa, como agente implicado en el contexto educativo y social para el desarrollo integral de los menores.

Las altas capacidades son un concepto multidimensional, que implica distintos aspectos que dependen de diversos factores, no solo cognitivos sino también de otras variables como la motivación, la creatividad, el contexto, la personalidad, etc.

Los anteriores elementos se disponen en un continuo en el que se encuentran las diferentes competencias de la persona. Las altas capacidades no se manifiestan de forma única, ya que existen niñas y niños superdotados, talentosos, precoces, prodigios, genios...

No obstante, la realidad es que con carácter general en España, algunos de los niños y niñas con alta capacidad suelen pasar desapercibidos, al encontrarse en un ambiente estimular inadecuado, en el que no se den las condiciones que permitan detectar y promover el desarrollo de todas sus potencialidades.

De hecho, algunos niños, en el contexto escolar, suelen mostrarse apáticos, se suelen aislar, presentar conductas disruptivas y mostrar desinterés por las tareas propuestas.

Este tipo de comportamientos suelen ser muy habituales en los menores acogidos en las residencias, circunstancias además a las que por lo general se unen otras, como pueden ser la desmotivación respecto a las actividades que se les plantean (sobre todo con respecto a aquellas que tengan que ver con el ámbito escolar), una baja autoestima y un autoconcepto inadecuado (aspectos todos ellos ya puestos de manifiesto en la presentación de este capítulo).

Estas especificidades vienen justificadas, en gran medida, por sus experiencias vitales pasadas y su historia personal plagada de carencias, que son precisamente las que han motivado que se encuentren en estos momentos bajo la guarda y/o tutela de la Comunidad de Madrid.

Pero, si los menores en general pueden presentar dificultades para manifestar todas sus capacidades en el entorno escolar si no se cuenta con las oportunidades para ello, podemos imaginarnos las dificultades añadidas que presentan los menores procedentes de un entorno residencial.

De hecho, una circunstancia que suele ser generalizada en estos menores son sus dificultades de adaptación al contexto escolar, dificultades que tienen que ver ya no solo con su inadecuado rendimiento académico a la hora de enfrentarse a las tareas escolares (6) sino y sobre todo por lo que se refiere a la falta de confianza de estos menores con respecto a sus propias capacidades.

Estos niños y niñas se muestran muy inseguros, se valoran muy poco e incluso tienen, con respecto a sí mismos, una percepción muy distorsionada –la mayor de las veces negativa– acerca de lo que son capaces de hacer. Esto va a suponer que se muestren reticentes a la hora de enfrentarse a la tarea, pues tienen miedo al fracaso, no confían en sus posibilidades y se perciben así mismos como poco competentes.

Pese a que la guía en la que se inserta este artículo se ha centrado en la propuesta de instrumentos y herramientas para la detección de las altas capacidades, en concreto de aquellas que tienen que ver con la sobredotación intelectual, y se provea de una propuesta para atender la diversidad que presentan estos menores, no se debe pasar por alto que también se insiste en la necesidad de atender a todos y cada uno de los menores, prestando atención a sus especiales y diversas capacidades, de tal manera que todo el alumnado tenga la posibilidad de revelar todas sus potencialidades y talentos.

Los menores provenientes de centros de protección no deben ser una excepción, pero, obviamente y dadas las especiales circunstancias que les rodean y que ya han sido mencionadas, precisan de una atención específica adaptada a su diversidad.

Ello sin embargo no quiere decir, sino más bien todo lo contrario, que estos menores no puedan presentar altas capacidades, pero obviamente y con anterioridad a su detección y atención (siguiendo el modelo propuesto en esta guía) se debe intentar superar aquellas dificultades o barreras que están impidiendo que los menores las revelen.

Asimismo, tampoco debemos olvidar que las dificultades que presentan estos menores no afectan sólo a lo que tiene que ver con su rendimiento académico sino en general a todas y cada una de las facetas de su vida, que en buena medida tienen que ver con su autorrepresentación, reconocimiento y valoración de las propias potencialidades.

Una propuesta alternativa

Por todo, se imponía la búsqueda de una propuesta alternativa y previa, que permitiese vencer estas carencias y que se adaptara a las peculiares características que presenta el entorno residencial.

Una propuesta que desde su realidad cotidiana ofreciera a los menores participantes la oportunidad de expresarse libremente, de conocerse y valorarse, que fomentara su motivación por participar en las diversas actividades que se les proponen, que insistiera en la promoción de su seguridad a la hora de enfrentarse a las diversas situaciones y en los distintos contextos en los que estos interactúan, venciendo su miedo al fracaso.

Desde este perspectiva se hacía imprescindible centrarnos inicialmente en un aspecto que, dadas las especiales características de estos menores, se nos presentaba como fundamental para conseguirlo y que no era otro sino el autoconcepto, pues, al igual que otros autores que se han dedicado a su estudio, partíamos de que este es un elemento clave para posibilitar el pleno desarrollo de las posibilidades y recursos con los que la persona ha nacido (7).

Proceder de este modo nos iba a permitir cumplir un doble objetivo: por un lado, dar a los menores la oportunidad de revelar todas sus potencialidades, contribuyendo así a su pleno desarrollo y bienestar, y por otro lado nos permitiría obtener información que sirviese de base para detectar precozmente la existencia de altas capacidades e intervenir para fomentarlas.

Aunque los resultados iniciales de esa primera experiencia nos permiten albergar cierto grado de confianza en su eficacia, también debe reconocerse que a la fecha de publicación de esta guía se sigue trabajando en su mejora, a la luz de los resultados que se van obteniendo en sus sucesivas aplicaciones y en la que están teniendo un papel clave y fundamental, además de la Coordinación de los centros de menores, los educadores que lo están desarrollando. Vaya desde aquí nuestro máximo reconocimiento a todos ellos, así como también a los menores que nos han permitido conocerlos y reconocerlos.

Notas

(1) M. V. Ruiz Pérez, Área de coordinación de centros de protección, Instituto madrileño del menor y la familia.
(2) Código Civil, a. 172:
Desamparo: Situación que se produce de hecho a causa del incumplimiento, o del imposible o inadecuado ejercicio de los deberes de protección establecidos por las leyes para la guarda de los menores, cuando estos queden privados de la necesaria asistencia moral o material.
Tutela: Atribuida a la entidad pública, lleva consigo la suspensión de la patria potestad o de la tutela ordinaria
Guarda: Cuando los padres o tutores, por circunstancias graves, no puedan cuidar al menor, podrán solicitar de la Entidad pública competente que esta asuma su guarda durante el tiempo necesario.
(3) Código Civil a. 173: El acogimiento familiar: produce la plena participación del menor en la vida de familia e impone a quien lo recibe las obligaciones de velar por él, tenerlo en su compañía, alimentarlo, educarlo y procurarle una formación integral.
(4) 275 Decreto 88/1998, de 21 de mayo, por el que se aprueba el Estatuto de las Residencias de atención a la infancia y adolescencia
(5) Ley 2/1996 de 24 de junio, de creación del Organismo autónomo Instituto madrileño del menor y la familia.
(6) Y que vienen motivadas por múltiples factores, que no viene al caso detallarlos aquí, pero que sí serán explicados y tenidos en cuenta no solo en este programa sino en los principios que inspiran la actuación en las residencias y que ya han sido mencionados.
(7) H. Clemes, / R. Bean / A. Clark, Cómo desarrollar la autoestima en niños y adolescentes. Madrid, Debate, 1994.

Inmaculada Maillo Urones es profesora titular de la Escuela Universitaria Cardenal Cisneros de la Universidad de Alcalá; África Rodríguez Pérez es psicóloga de la Residencia Infantil Chamberí del Instituto Madrileño del Menor y la Familia; Victoria Ruiz Pérez es coordinadora de Centros de protección de la Comunidad de Madrid y Yolanda Torrego Treviño es coordinadora de taller dentro del Programa de atención a las altas capacidades intelectuales en Residencias de Menores de la Comunidad de Madrid. Este artículo es un extracto del capítulo 11 "Intervención en residencias de protección de menores", de la obra colectiva "Alumnos con altas capacidades y aprendizaje cooperativo", coordinada por Juan Carlos Torrego, profesor titular del Departamento de Didáctiva de la Universidad de Alcalá. Se reproduce con autorización.


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I. Maillo, A. Rodríguez, V. Ruiz y Y. Torrego
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