Foto: Mobike
Aunque el uso de bicicletas compartidas se ha generalizado en todo el mundo, últimamente ha recibido un nuevo impulso gracias a la tecnología que aportan los móviles, capaces de localizarlas, desbloquearlas y liberarlas de los terminales de conexión.
Mediante una aplicación móvil, los usuarios pueden, a través de un código QR, reservar una bicicleta que está en la calle, a la que localizan gracias a un mapa incorporado a la aplicación. En el momento de hacer la reserva, la bicicleta queda bloqueada, dispuesta para el usuario. La bici lleva una tarjeta SIM, que permite bloquearla y desbloquearla en el momento de usarla, y un GPS para que el usuario pueda localizarla. El pago del servicio se realiza también a través del móvil.
China es un país emblemático de todo este proceso. Cuenta con un parque de 400 millones de bicicletas, si bien su uso ha evolucionado. En 1980, el 63% de los desplazamientos para ir al trabajo se hacían en bicicleta, pero hoy día ese porcentaje se ha reducido al 12%.
Ahora ha llegado el momento de las bicicletas compartidas, un servicio que se originó con programas gubernamentales y que ha dado paso a florecientes negocios de empresas privadas que incorporan nuevas tecnologías para expandir y generalizar su uso.
De acuerdo con BigData-Research, 19 millones de personas compartieron bicicletas el año pasado y se espera que este año aumente el número a 50 millones, según informa CCTV.
Para el último kilómetro
Las bicicletas compartidas no compiten con los sistemas públicos de transporte, sino que prestan servicio sobre todo en lo que se llama el “último kilómetro”, la distancia que hay, por ejemplo, entre la estación de tren hasta el lugar de trabajo o tu casa. Por eso es frecuente encontrarlas a la salida del metro.
Ofo y Mobike son las compañías al asalto de este nuevo mercado. Ofo es el mayor proveedor con 800.000 bicicletas amarillas distintivas en toda China. En segundo lugar se ubica Mobike con sus 600.000 bicicletas plateadas y naranjas. La mayoría de los usuarios tienen entre 25 y 35 años de edad.
Ofo ya cuenta con 15 millones de usuarios en 40 ciudades y se han realizado más de 200 millones de viajes. La compañía espera tener este año 20 millones de bicicletas en la calle en al menos 200 ciudades.
En los últimos seis meses, más de 12.000 millones de yuanes fueron inyectados en empresas dedicadas a alquilar este tipo de vehículos, según estimaciones de la firma de acciones privadas Yuan Pu Investment, con sede en Shanghai, según informa el diario Xinhua.
De acuerdo con la firma de consultoría de Internet iResearch, las bicicletas de Mobike, una de las compañías más fuertes en este sector, fueron utilizadas por 7,693 millones de usuarios activos sólo entre el 20 y el 26 de febrero de este año.
Mediante una aplicación móvil, los usuarios pueden, a través de un código QR, reservar una bicicleta que está en la calle, a la que localizan gracias a un mapa incorporado a la aplicación. En el momento de hacer la reserva, la bicicleta queda bloqueada, dispuesta para el usuario. La bici lleva una tarjeta SIM, que permite bloquearla y desbloquearla en el momento de usarla, y un GPS para que el usuario pueda localizarla. El pago del servicio se realiza también a través del móvil.
China es un país emblemático de todo este proceso. Cuenta con un parque de 400 millones de bicicletas, si bien su uso ha evolucionado. En 1980, el 63% de los desplazamientos para ir al trabajo se hacían en bicicleta, pero hoy día ese porcentaje se ha reducido al 12%.
Ahora ha llegado el momento de las bicicletas compartidas, un servicio que se originó con programas gubernamentales y que ha dado paso a florecientes negocios de empresas privadas que incorporan nuevas tecnologías para expandir y generalizar su uso.
De acuerdo con BigData-Research, 19 millones de personas compartieron bicicletas el año pasado y se espera que este año aumente el número a 50 millones, según informa CCTV.
Para el último kilómetro
Las bicicletas compartidas no compiten con los sistemas públicos de transporte, sino que prestan servicio sobre todo en lo que se llama el “último kilómetro”, la distancia que hay, por ejemplo, entre la estación de tren hasta el lugar de trabajo o tu casa. Por eso es frecuente encontrarlas a la salida del metro.
Ofo y Mobike son las compañías al asalto de este nuevo mercado. Ofo es el mayor proveedor con 800.000 bicicletas amarillas distintivas en toda China. En segundo lugar se ubica Mobike con sus 600.000 bicicletas plateadas y naranjas. La mayoría de los usuarios tienen entre 25 y 35 años de edad.
Ofo ya cuenta con 15 millones de usuarios en 40 ciudades y se han realizado más de 200 millones de viajes. La compañía espera tener este año 20 millones de bicicletas en la calle en al menos 200 ciudades.
En los últimos seis meses, más de 12.000 millones de yuanes fueron inyectados en empresas dedicadas a alquilar este tipo de vehículos, según estimaciones de la firma de acciones privadas Yuan Pu Investment, con sede en Shanghai, según informa el diario Xinhua.
De acuerdo con la firma de consultoría de Internet iResearch, las bicicletas de Mobike, una de las compañías más fuertes en este sector, fueron utilizadas por 7,693 millones de usuarios activos sólo entre el 20 y el 26 de febrero de este año.
Expansión internacional
Aunque globalmente el negocio de estas compañías no es rentable, el modelo de negocio es tan exitoso que las compañías chinas están tratando de incursionar en mercados en el ultramar.
El 21 de marzo, Mobike lanzó sus servicios en Singapur, su primer experimento en el extranjero, y ese mismo día, Ofo, uno de sus competidores, también puso sus bicicletas al servicio de los singapurenses.
Soluciones similares se extienden a otros países, particularmente en Estados Unidos, donde empresas como Bluegogo o Limebike buscan su sitio en el mercado, mucho más estructurado que en China.
Bluegogo, presente en seis ciudades chinas con cinco millones de usuarios registrados, ya está operando en San Francisco (USA), donde según sus dirigentes está creciendo con firmeza, y pronto desembarcará asimismo en Singapur, Silicon Valley y Londres.
Los servicios de bicicletas compartidas, conectadas con el usuario y que se liberan automáticamente de la terminal, crecen con rapidez porque no se necesitan grandes inversiones para instalar los sistemas de uso en una ciudad.
Pero no todo son ventajas, ya que si por un lado los costos de mantenimiento son bajos porque no se necesitan estaciones fijas, en cambio hay que revisar permanentemente las bicicletas en servicio y desplazarlas constantemente para que estén cerca de los usuarios que las necesitan.
El estacionamiento de estas bicicletas no está todavía regulado, como tampoco el uso de la información almacenada en las plataformas digitales que recogen los datos de los usuarios.
Aunque globalmente el negocio de estas compañías no es rentable, el modelo de negocio es tan exitoso que las compañías chinas están tratando de incursionar en mercados en el ultramar.
El 21 de marzo, Mobike lanzó sus servicios en Singapur, su primer experimento en el extranjero, y ese mismo día, Ofo, uno de sus competidores, también puso sus bicicletas al servicio de los singapurenses.
Soluciones similares se extienden a otros países, particularmente en Estados Unidos, donde empresas como Bluegogo o Limebike buscan su sitio en el mercado, mucho más estructurado que en China.
Bluegogo, presente en seis ciudades chinas con cinco millones de usuarios registrados, ya está operando en San Francisco (USA), donde según sus dirigentes está creciendo con firmeza, y pronto desembarcará asimismo en Singapur, Silicon Valley y Londres.
Los servicios de bicicletas compartidas, conectadas con el usuario y que se liberan automáticamente de la terminal, crecen con rapidez porque no se necesitan grandes inversiones para instalar los sistemas de uso en una ciudad.
Pero no todo son ventajas, ya que si por un lado los costos de mantenimiento son bajos porque no se necesitan estaciones fijas, en cambio hay que revisar permanentemente las bicicletas en servicio y desplazarlas constantemente para que estén cerca de los usuarios que las necesitan.
El estacionamiento de estas bicicletas no está todavía regulado, como tampoco el uso de la información almacenada en las plataformas digitales que recogen los datos de los usuarios.