Los jefes humildes aumentan la productividad de las empresas

Por el contrario, la arrogancia limita la consecución de objetivos, revela un estudio


Según los expertos, es difícil hablar de humildad sin vincularla a una ‘incansable meta utópica’ de los seres humanos. El poder es para muchos sinónimo de orgullo y altivez, y es ejercido por los gerentes desde la soberbia, bajo la excusa de hacer cumplir a sus empleados las normas. Recientes estudios del área empresarial identifican cinco tipos de liderazgo dentro de las empresas: con humildad, de desarrollo, servil, participativo y liderazgo compartido. El modelo con resultados más productivos según los estudiosos es el del jefe humilde. Por Iván Abreu Anaya.


Iván Abreu Anaya
10/12/2012

Sentirse inferior al resto nunca ha gustado al ser humano. Sin embargo, aún bajo la concepción de que siempre habrá alguien por encima que dictamine las reglas del juego, será vital que ése ‘alguien’ sepa gerenciar su poder y su ego para no imponer las normas desde la arrogancia. Si bien es cierto que existen capacidades innatas en determinadas personas para liderar, no lo es menos que el asumir esas destrezas con moderación de cara a la mayoría ayudará a mantener a salvo su gestión y su reputación profesional.

Manejarse ante sus empleados con recato y humildad no le quitará poder, según un estudio. En el fondo, su personal es consciente de que son sus decisiones las que al fin y al cabo se ejecutarán para el bien común. Pero en tiempos de constante evolución como los que vivimos, hacer ver que esas decisiones son previamente consensuadas con el equipo le darán una herramienta extra para alcanzar su objetivo de productividad: la empatía de sus subordinados.

El experto Dike Duane gerente de operaciones en Disneyland California fundamenta sus opiniones en un estudio inductivo de la conducta del líder humilde, sus contingencias y resultados, publicado en 2011 por los expertos Owens Bradley y David Herman, de la Academy of Management Journal

El informe concluye en que, si bien los cinco tipos de liderazgo se correlacionan con aspectos positivos, como el aprendizaje, el desarrollo, el influir en las masas, y el compartir, sólo el estilo de liderazgo humilde está realmente enfocado hacia el exterior, promoviendo la cultura de aprendizaje en el equipo.

Tan humilde como para ser uno más

Muchas veces los directivos no se percatan de la distancia tácita que marca el simple hecho de dirigir desde una oficina y sin estar involucrados en el proceso creativo en el propio campo de trabajo.

Pero son justo esas distancias las que, según Duane, crean un abismo entre el empleado y el jefe, lo que desencadena la pérdida del contacto con el equipo y en el posterior fracaso de sus gestiones.

“Las relaciones con los compañeros de trabajo tienen que ser más profundas y más significativas que un simple, ‘Hola, ¿cómo estás? o `Ten un buen fin de semana’ que no son más que charlas superficiales típicas de los jefes.

Las relaciones son el núcleo básico de liderazgo humilde y centrado. El desarrollo de relaciones es el material de apoyo organizacional percibido y que desencadena en el respeto. No es suficiente parecer un jefe cercano, hay que serlo, según el estudio.

¿Cómo ser un jefe un humilde?

Según explica Duane en el digital Management-Issues, el trabajo de apoyo hacía el equipo y la humildad como líder (no debería ser) tan difícil. Para ello, los jefes solo necesitan:

• Sentirse inspirados por un estilo de gerencia humilde (desear ser un líder cercano).

• Cuidar de las personas de su entorno (el elemento de relación cercana con sus equipos sin acabar con las delimitaciones jefe-empleado).

• Ser emocionalmente sensible ante las necesidades del colectivo.

• Comprender y predicar que el cambio es un progreso natural.

• Ser visible en las áreas de trabajo (no ejercer como jefe desde su despacho) y hablar e intercambiar ideas con los compañeros de trabajo (su equipo).

• Y, quizá lo más importante de la lista, fomentar entre los miembros de la organización la libertad de aprender constantemente, de experimentar y crecer.

Los jefes pueden lograr esta hazaña increíblemente productiva, según los estudiosos en el área, exaltando los puntos fuertes de sus empleados y admitiendo con toda franqueza que nunca se sabe todo, que todos tenemos debilidades y cometemos errores.

Cualquier persona que dirige un departamento o un área en su organización sabe que las empresas son sistemas complejos y en constante evolución, inclusive de maneras a veces imperceptibles. Con el tiempo, a medida que aumenta la confianza entre jefes y empleados, el resultado es visible a diario.

Lograr ser un jefe humilde y cercano no debe ser una estrategia para mantenerse en el poder, más bien debe ser una herramienta que le haga un líder peculiar, con carisma y que lo diferencie del resto, eso al final contribuirá con su reputación e imagen profesional.



Iván Abreu Anaya
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