Padre e hijo. Imagen: Mel B. Fuente: Flickr.
El tamaño de los testículos afecta al nivel de implicación de los padres en el cuidado y crecimiento de sus hijos, según un estudio de la Universidad Emory, de Atlanta (EE.UU.), publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
“Estudios anteriores habían demostrado un vínculo entre una fuerte implicación del padre y niveles de testosterona bajos", explica a SINC el antropólogo James Rilling, uno de los autores del trabajo. "Ahora hemos encontrado una relación con el tamaño de los testículos”.
Dado que el volumen testicular se asocia con la producción de testosterona y esperma, Rilling decidió investigar la relación entre el tamaño de las gónadas y la energía que los hombres invierten en sus crías.
En el trabajo participaron setenta padres biológicos de entre 21 y 43 años de edad, con hijos de entre uno y dos años. Con imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), los investigadores, por un lado, cuantificaron el volumen de los órganos reproductores; y por otro, monitorizaron la actividad cerebral de los padres mientras observaban fotografías de sus niños.
Además, los voluntarios completaron una encuesta sobre su grado de participación en el cuidado de los hijos, con preguntas sobre actividades habituales como el acompañamiento de los niños al médico o la atención durante la noche.
“Los resultados indican que los hombres con testículos más pequeños se involucran más en el cuidado infantil y además, al ver las fotos de sus niños, experimentan estímulos más fuertes en los circuitos del cerebro relacionados con la recompensa y la motivación”, afirma el investigador.
Según los datos de Rilling y su equipo, existe una correlación débil pero positiva entre el volumen de las gónadas y la producción de testosterona. “Otros estudios han demostrado que el tamaño de los testículos está ligado más fuertemente con la cantidad y calidad del esperma”, destaca Rilling. Los autores creen que la relación entre el tamaño de los testículos y la actividad cerebral asociada al cuidado de los hijos sugiere un equilibrio entre apareamiento y crianza.
“Estudios anteriores habían demostrado un vínculo entre una fuerte implicación del padre y niveles de testosterona bajos", explica a SINC el antropólogo James Rilling, uno de los autores del trabajo. "Ahora hemos encontrado una relación con el tamaño de los testículos”.
Dado que el volumen testicular se asocia con la producción de testosterona y esperma, Rilling decidió investigar la relación entre el tamaño de las gónadas y la energía que los hombres invierten en sus crías.
En el trabajo participaron setenta padres biológicos de entre 21 y 43 años de edad, con hijos de entre uno y dos años. Con imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), los investigadores, por un lado, cuantificaron el volumen de los órganos reproductores; y por otro, monitorizaron la actividad cerebral de los padres mientras observaban fotografías de sus niños.
Además, los voluntarios completaron una encuesta sobre su grado de participación en el cuidado de los hijos, con preguntas sobre actividades habituales como el acompañamiento de los niños al médico o la atención durante la noche.
“Los resultados indican que los hombres con testículos más pequeños se involucran más en el cuidado infantil y además, al ver las fotos de sus niños, experimentan estímulos más fuertes en los circuitos del cerebro relacionados con la recompensa y la motivación”, afirma el investigador.
Según los datos de Rilling y su equipo, existe una correlación débil pero positiva entre el volumen de las gónadas y la producción de testosterona. “Otros estudios han demostrado que el tamaño de los testículos está ligado más fuertemente con la cantidad y calidad del esperma”, destaca Rilling. Los autores creen que la relación entre el tamaño de los testículos y la actividad cerebral asociada al cuidado de los hijos sugiere un equilibrio entre apareamiento y crianza.
Una hipótesis evolutiva
Existe una hipótesis evolutiva según la cual todos los organismos tienen una cantidad finita de energía para dedicar al esfuerzo reproductivo, que puede invertirse en la crianza de los hijos o en el apareamiento.
Esta teoría sugiere que ambas actividades compiten, de manera que los hombres que dedican más energía a buscar oportunidades de apareamiento se quedan con menos fuerzas disponibles para cuidar de sus hijos, y viceversa.
“Los datos de otras especies sugieren que la frecuencia de apareamiento se relaciona positivamente con el tamaño de los testículos”, asegura el profesor de la Universidad de Rilling.
En la misma línea, al disminuir sus niveles de testosterona, el macho minimiza esfuerzos por aparearse y los canaliza hacia la atención de la prole. “Los resultados del estudio indican que los hombres con los testículos más pequeños invierten menos recursos en el apareamiento y por tanto están más involucrados en el cuidado de sus hijos”.
Existe una hipótesis evolutiva según la cual todos los organismos tienen una cantidad finita de energía para dedicar al esfuerzo reproductivo, que puede invertirse en la crianza de los hijos o en el apareamiento.
Esta teoría sugiere que ambas actividades compiten, de manera que los hombres que dedican más energía a buscar oportunidades de apareamiento se quedan con menos fuerzas disponibles para cuidar de sus hijos, y viceversa.
“Los datos de otras especies sugieren que la frecuencia de apareamiento se relaciona positivamente con el tamaño de los testículos”, asegura el profesor de la Universidad de Rilling.
En la misma línea, al disminuir sus niveles de testosterona, el macho minimiza esfuerzos por aparearse y los canaliza hacia la atención de la prole. “Los resultados del estudio indican que los hombres con los testículos más pequeños invierten menos recursos en el apareamiento y por tanto están más involucrados en el cuidado de sus hijos”.
Referencia bibliográfica:
Jennifer S. Mascaroa, Patrick D. Hacketta, y James K. Rilling. Testicular volume is inversely correlated with nurturing-related brain activity in human fathers. PNAS, 9 de septiembre de 2013.
Jennifer S. Mascaroa, Patrick D. Hacketta, y James K. Rilling. Testicular volume is inversely correlated with nurturing-related brain activity in human fathers. PNAS, 9 de septiembre de 2013.